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Aunque Leilani McGonagle nació en su casa en Pavones de Golfito, a unas seis horas de San José, por una disposición de sus padres, en sus venas trae ‘sangre olímpica’.
Durante la conferencia de prensa de este lunes, luego de clasificarse a los Juegos Olímpicos de Tokio, Leilani recordó muy orgullosa que su abuelo Peter McGonagle representó a Gran Bretaña en las olimpiadas de Melbourne, Australia, en 1956 en la disciplina de waterpolo, por lo que será la segunda deportista de su familia que asistirá a las justas deportivas más importantes del planeta.
Su padre Sean McGonagle recordó que también su abuelo, Peter Williams McGonagle, jugó fútbol en el equipo escocés de Glasgow en el siglo pasado, allá por 1920, por lo que sus hijos poco a poco han crecido escuchando las historias de sus familiares lejanos, por lo que le deporte siempre ha sido parte de la familia McGonagle.
“Estoy muy orgullosa de ser parte de una familia de atletas. La historia de mi abuelo y bisabuelo la fuimos aprendiendo mi hermano Noe Mar y yo poco a poco mientras competíamos porque mi papá no nos había contado cuando éramos pequeños y creo que es fijo es parte de nuestra genética competitiva por decirlo así, viene de ellos y ojalá que ellos puedan estar aún más orgullosos”, comentó la menor de la McGonagle.
Leilani, quien se aseguró un cupo a Tokio, tras avanzar a la ronda 5 del Mundial de la ISA en El Salvador, terminó en la quinta casilla de la clasificación general asegurando un puesto entre las 20 surfistas que estarán presentes en las justas niponas. Ella será acompañada por la también tica Brisa Hennessy.
El sábado anterior, cuando avanzó en su serie, Leilani sentía una gran presión e incluso pedía a sus compañeros de la Selección Nacional que no le preguntaran por la clasificación de los olímpicos, antes de cumplir con la ronda seis del campeonato.
Fue su hermano mayor y también seleccionado, Noe Mar McGonagle, quien le dio la buena noticia tras salir del agua y con quien se fundió en un abrazo cuando este le dio la noticia de que había logrado sellar su participación en los Juegos Olímpicos.
“Sentí una gran presión durante el Mundial en El Salvador. No podía dormir o comer bien. Era como pensar que uno se estaba ahogando, que deseaba respirar, pero eran más las ganas de ganar esa plaza que respirar. Yo quería tanto esa plaza, quería ganarme un lugar en la olimpiada, que hasta podía sentir que dolía. Uno se dedica a esto, que lo sueña, pone todo el corazón para poder llegar a esa meta”, aseguró McGonable.
Poder femenino. Leilani, quien fue subcampeona mundial open en Nicaragua en 2015 y que además alcanzó dos segundos lugares a nivel juvenil, se siente orgullosa de pertenecer a un grupo privilegiado de atletas, jóvenes que han alcanzado tanto el éxito deportivo como académico.
Con 21 años la oriunda de Pavones es parte de un selecto grupo de chicas menores de 25 años, como la marchista Noelia Vargas (21 años), la también surfista Brisa Hennessy (21 años), la gimnasta Luciana Alvarado (18 años), la vallista Andrea Vargas (25 años) y la ciclista María José Vargas (25 años), quienes con mucho esfuerzo y dedicación hoy pueden decir orgullosa que estarán en las olimpiadas de Tokio.
“Somos poderosas. Creo que demostramos que cualquier cosa es posible. Que solo es ganas de querer hacerlo bien, llegar todos los días a entrenar, a darlo todo y no tener miedo a fracasar a veces. Aunque sea muy doloroso, más cuando uno dio literalmente todo lo que tenía y no llegas al objetivo. Sin embargo, uno sabe que tendrá otra oportunidad y si sigues trabajando tarde o temprano lo vas a lograr”, agregó McGonagle.