El atletismo olímpico vivió un jueves de sobresaltos, con la victoria del botsuano Letsile Tebogo en 200 metros ante Noah Lyles, que reveló luego tener covid-19, y el oro con récord mundial de la estadounidense Sydney McLaughlin-Levrone en 400 metros vallas.
Cuatro días después de colgarse el metal más preciado en los 100 metros, Lyles no pudo conseguir el doblete olímpico de la velocidad, un año después de haberlo obtenido en el Mundial.
Tebogo ganó esta vez con un impresionante crono de 19 segundos y 46 centésimas, nuevo récord de África, mientras que la plata fue para el estadounidense Kenneth Bednarek (19.62) y el bronce para Lyles (19.70).
Bednarek y Lyles repiten los metales que lograron en esta prueba en los Juegos de Tokio.
Para África, el éxito de Tebogo es su primer oro olímpico en esta prueba y para Botsuana su primer título en unos Juegos Olímpicos, donde las tres medallas de su historia se han dado en el atletismo.
El estadounidense Noah Lyles, que este jueves logró el bronce olímpico en 200 metros en París, indicó después de la carrera que sufre covid-19, en declaraciones a la televisión NBC.
El domingo, Lyles había ganado la final olímpica de 100 metros y los 200 metros es su especialidad, por lo que se esperaba que pudiera conseguir el doblete de la velocidad.
Sin embargo, el ganador de la carrera fue el botsuano Letsile Tebogo (19.46) y Lyles solo pudo ser bronce (19.70), como hace tres años en Tokio.
“Quería correr. Me dijeron que era posible, así que simplemente me aparté del resto”, indicó. El miércoles participó en las semifinales.
“De los tres últimos días, esta jornada ha sido de lejos la mejor. No puedo decir que estoy al 100%, más bien al 90 o 95%”, añadió.
La covid-19 se invitó a los Juegos Olímpicos de París desde el inicio de las competiciones hace dos semanas.
El 6 de agosto, el sistema de vigilancia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), “que analiza las informaciones de los medios y otras fuentes verificadas, indicaba que al menos 40 atletas olímpicos habían dado positivo a la covid-19 o a otras enfermedades respiratorias”, indicó el organismo el miércoles
Récord del mundo de Sydney McLaughlin-Levrone
El gran pulso de los 400 metros vallas fue menos emocionante de lo esperado por la espectacular actuación de Sydney McLaughlin-Levrone.
La estadounidense impresionó al pulverizar su propio récord del mundo y correr la vuelta de pista en 50 segundos y 37 centésimas, mejorando el crono que había fijado hace poco más de un mes en el Preolímpico de Oregón (50.65).
McLaughlin ya se había coronado campeona olímpica con récord mundial hace tres años en Tokio y repitió por lo tanto experiencia.
La plata fue para la también estadounidense Anna Cockrell (51.87) y la neerlandesa Femke Bol (52.15), campeona del mundo, tuvo que conformarse con el bronce.
Grant Holloway se saca una espina
En los 110 metros vallas, el gran favorito Grant Holloway cumplió el guion previsto y se impuso con un tiempo de 12 segundos y 99 centésimas.
El vigente triple campeón mundial de la prueba consiguió el oro que se le escapó hace tres años en Tokio en favor del jamaicano Hansle Parchment, que esta vez fue octavo y último de la final.
En el lanzamiento de jabalina, el paquistaní Arshad Nadeem destronó como campeón olímpico al ídolo indio Neeraj Chopra. Fue gracias a un lanzamiento de 92,97 metros con el que batió el récord olímpico.
En la otra final del jueves, la estadounidense Tara Davis-Woodhall (7,10 metros) se coronó en el salto largo.
La reivindicación de Raven Saunders
Otra de las imágenes del día en el atletismo la dejó la estadounidense Raven Saunders, subcampeona olímpica de lanzamiento de bala hace tres años, que compitió en la ronda de clasificación con una máscara negra que le cubría todo el rostro, con gafas de sol, los cabellos teñidos de violeta y verde, y uñas largas con los colores de su país.
¿El motivo? Reivindicar mayor atención hacia el lanzamiento de bala: “Quería intentar atraer las miradas, poner el foco en nuestra disciplina. Somos lanzadoras de bala, pero tenemos nuestro propio estilo. Podemos hacer las cosas de manera tan grandiosa como los velocistas y merecemos atención”, reivindicó la atleta, muy comprometida además con la defensa de los derechos LGBTQ+ y la sensibilización acerca de la salud mental.
Consiguió transmitir su mensaje y se clasificó a la final.