Desde muy joven, Mario Vega Morales se ilusionaba con tener su propia empresa. Había estudiado odontología, pero nunca sacó ni una muela, porque su sueño era tener un negocio rentable que le permitiera a él y a su familia vivir con comodidad.
Apasionado de los deportes y fiel seguidor del Deportivo Saprissa, por su mente nunca pasó dedicarse al boxeo, aunque afirmó que alguna vez se puso los guantes e intercambió golpes con algunos amigos, más por diversión y curiosidad que otra cosa.
Es por esa razón que ni él mismo se imaginó estar detrás de los éxitos de la boxeadora costarricense Yokasta Valle Álvarez, quien ha defendido en ocho ocasiones su título mundial de las 105 libras de la Federación Internacional de Boxeo y en dos oportunidades el de la Organización Mundial de Boxeo (OMB).
Mario Vega también fue manager de los pugilistas Hanna Gabriel, con quien ganó el título mundial Superwelter, y Bryan Tiquito Vásquez, monarca interino de las 130 libras.
“Nací en Plaza Víquez y me crié muy cerca de la plazoleta de San Antonio de Desamparados. No me perdía una pelea de Óscar de La Hoya o Mike Tyson, pero más porque me gustaban los deportes. Estudié odontología, pero nunca ejercí. Lo mío era hacer negocios desde muy joven. Me casé a los 20 años y tenía que pensar en mi familia, por lo que empecé a idear qué podía hacer”, recordó Vega.
Al gustarle los deportes y saber inglés, incursionó en un call center y más tarde en un sportsbook, lo que le abrió el mundo de las apuestas deportivas y, poco a poco, la oportunidad de conocer personas y entender el negocio del boxeo.
En su nuevo emprendimiento, Mario conoció a Joe Hernández, un puertorriqueño que había guiado a más de 30 peleadores campeones del mundo, quien lo admitió en su organización e incluso le pidió que le ayudara a preparar boxeadores para futuros combates en Costa Rica.
Además, en 2009 asistió a una convención de la Organización de Boxeo (OMB) y allí fue donde terminó de convencerse de que el boxeo tenía una oportunidad de “hacer carrera”.
“Me di cuenta de que la OMB no tenía redes sociales y su página oficial estaba desactualizada. Es por ello que les dije que yo podía trabajar en eso y por mucho tiempo estuve alimentando la página y subiendo información, lo que me ayudó a conocer a muchas personas de la élite del boxeo que con el tiempo fueron fundamentales en la promoción de peleas y eventos internacionales”, comentó Vega.
En 2010, con la bendición de Joe Hernández, Mario Vega acompañó al boxeador mexicano Daniel Ponce de León a Los Ángeles, California, quien peleó en el entonces Staples Center (Crypto.com Arena), casa de los Lakers de la NBA, iniciando allí su carrera ascendente.
Mario Vega y sus otros negocios
Pese a que su faceta de promotor boxístico ha consumido la mayoría de su tiempo, Mario Vega, quien tiene 45 años y es padre de dos hijos, también se las ingenió para incursionar en otros negocios, siempre buscando la idea de consolidarse como empresario.
“Una vez que vendí el sportsbook, incursioné con una empresa de construcción, con maquinaria pesada, pero el boxeo quita mucho tiempo y así es difícil por las licitaciones y los contratos. Incluso tengo maquinaria pesada parada. Además, mi exesposa tenía varios perros y decidimos abrir una veterinaria, la cual ella aún mantiene y ha sido un negocio rentable”, manifestó Vega.
No obstante, pese a los intentos por echar a andar su empresa, Mario Vega apostó por darle continuidad a la carrera de Yokasta Valle. Empezando desde cero con ella, buscando darle las mejores condiciones posibles para que se desarrollara hasta ser la campeona que es hoy.
“Durante los primeros cinco años fue muy duro, porque todo el dinero que teníamos lo invertimos en Yokasta. Los primeros meses le compré ropa, zapatos, la llevamos al salón de belleza porque ella debía tener una imagen ante los medios, los aficionados y los patrocinadores. Gracias a su tenacidad, disciplina y esfuerzo, toda esa inversión hoy se ha visto recompensada”, afirmó Vega.
“En broma digo que la carrera de Yokasta Valle se hizo a pura tarjeta de crédito, porque invertí mis ahorros y hasta le pedí plata prestada a mi papá para tener las condiciones ideales para Yoka. En algunas giras nos quedamos sin comer para que ella se alimentara bien. Fueron momentos duros, pero los resultados se han visto y hemos podido solventar todos los problemas”, agregó.
De acuerdo a Mario Vega, sin la ayuda de sus padres, Álvaro Vega y Carmen Morales, su ilusión de darle una campeona mundial a Costa Rica no habría sido posible, pero también agradeció la entrega, el coraje y la disciplina de su protegida, que siempre ha tenido hambre de ser campeona mundial.
“Soy una persona que le gusta ganar, competitivo y creo que Yokasta siguió esa línea y eso la llevó al éxito. A mí no me gusta figurar, prefiero estar detrás de ella, observando y escuchando los comentarios para mejorar y saber cómo reaccionan las personas. Sin duda, la estrella es Yoka. Pero en el camino hemos sacrificado muchas cosas, entre ellas la familia, y no ha sido fácil”, aseveró Vega.