Managua (AP) — En un mundo desprovisto de deportes en medio de la batalla contra el nuevo coronavirus, Nicaragua ocupa el centro del escenario por ser la sede de una cartelera de boxeo, en la que se permite la entrada al público a la libre. Managua (sede del evento) desafía la pandemia y las críticas de quienes califican como un acto “temerario”.
El exbicampeón mundial de los pesos mínimo y minimosca, Rosendo Álvarez, organiza la inusual velada, en la que se medirán 16 púgiles nicaragüenses en el gimnasio multiuso Alexis Argüello.
A diferencia de la mayoría de los países, el gobierno del presidente Daniel Ortega no ha implementado medidas de distanciamiento social para frenar la propagación de la covid-19 y es de las pocas naciones en el mundo donde la actividad deportiva con público en las tribunas no se ha detenido, incluido el béisbol.
La cartelera se iniciará a las 7 p. m. y será transmitida por el estatal canal 6 de Nicaragua y por la cadena estadounidense ESPN Latinoamérica, a través de su programa ESPN KnockOut. El combate estelar será entre Robin Zamora y Ramiro Blanco, en las 135 libras.
Este sábado, después del pesaje, los pujilistas se presentaron con tapabocas a la sesión de fotos, donde rehusaron acercar sus rostros y juntar sus torsos, pese a la insistencia de los reporteros oficialistas.
En una entrevista con The Associated Press, Álvarez destacó que “este es el único gimnasio del mundo que está abierto y con actividad”. Aseguró que no le parece mal realizar el evento “porque aquí no hay coronavirus”.
“Aquí no tenemos coronavirus ni hay cuarentena, los tres muertos (reportados hasta ahora por el Ministerio de Salud) vinieron de afuera y en el país nadie se ha contaminado... Nicaragua es un país pobre y los boxeadores tienen que comer, no pueden quedarse encerrados en su casa”, adujo el excampeón, quien colgó los guantes en 2006.
El Búfalo añadió que su empresa acata los protocolos del Ministerio de Salud y de la OPS, por lo que los asientos fueron colocados a dos metros de distancia del cuadrilátero y habrá médicos en la entrada del lugar para medir la temperatura de los espectadores, que deberán entrar con mascarillas.
Señaló que los boxeadores cumplen “un riguroso chequeo médico” antes de cada pelea, aunque no les han hecho la prueba del coronavirus porque “ninguno tiene síntomas ni se ha enfermado en los entrenamientos”.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) cuestionó recientemente al gobierno nicaragüense por desatender los protocolos básicos frente a la pandemia.
Ortega es el único mandatario de Centroamérica que no ha tomado medidas extremas para controlar la COVID-19 y durante 34 días no fue visto en público para orientar a la población sobre la enfermedad. Esta semana, ordenó el regreso a clases de 1,8 millones de alumnos y el reinicio de labores de 170.000 burócratas, tras 15 días de vacaciones.
En días pasados, el gobernante sandinista admitió que el coronavirus “avanza lentamente” en Nicaragua, pero dijo que nadie puede dejar de trabajar porque “el país se muere”.
Durante todo abril, el Instituto de Turismo promovió al menos 81 actividades masivas en el país, como carnavales, desfiles, viajes a la playa y procesiones religiosas que habían sido suspendidas por la Iglesia católica.
El Ministerio de Salud local solo reporta tres muertos y 11 casos positivos del nuevo coronavirus, que en el resto de Centroamérica se ha cobrado la vida de 492 personas y ha afectado a 12.838, según datos divulgados el sábado por el Sistema de Integración Centroamericana (SICA).
Las cifras oficiales de Nicaragua suponen un índice de mortalidad por coronavirus del 27%, de acuerdo con los especialistas.