Nadie lo conseguía desde Usain Bolt en 2015, pero un tal Noah Lyles lo hizo y se convirtió en una de las sensaciones del Mundial de Budapest. El estadounidense se proclamó campeón del mundo de 100 metros, pero también revalidó su corona en los 200. Ese doblete de velocidad pura es una de las tantas coincidencias entre ellos.
Son frecuentes sus bromas, sus bailes, sus gestos a la cámara que le convierten en el ‘showman’ del atletismo como en su tiempo era Usain Bolt. Pero no siempre todo fueron sonrisas. Él mismo admitió haber superado una depresión.
En 2020 hizo público que tomaba antidepresivos y que estaba en terapia, lo que le convirtió también de manera indirecta en un activista en favor de la salud mental, en un momento en el que la cuestión ganaba protagonismo en los medios con casos como los de la tenista Naomi Osaka o la gimnasta Simone Biles.
“He demostrado que puedo sumergirme en una tormenta de pensamientos oscuros y salir de ella”.
Esa imagen seria contrastaba con la que había venido mostrando habitualmente en la pista o con la actual, donde parece haber recuperado sus dotes para captar la atención de fotógrafos y camarógrafos.
En sus inicios lo hacía ya con constantes cambios de look. En 2019 se tiño el pelo de color plateado, en recuerdo al protagonista del manga “Dragon Ball” de Akira Toriyama, que adquiere ese aspecto cuando pasa a su estado de potencia máxima.
Unas semanas después corrió en Bruselas con unos calcetines de “Buku No Hero Academia” de Hirofumi Neda, en el que un 80% de la población ha adquirido “dones”, mientras el 20% restante tiene que vivir como puede en ese mundo de superhéroes y villanos.
Este año, en la reunión de Londres, fue fotografiado igualmente haciendo gestos de héroes de su anime de referencia después de su victoria en una cita de la Liga de Diamante, donde lanzó un mensaje a sus rivales.
“¡Y esto es tan solo un aviso!”, lanzó a modo de reto.
Ahora en Budapest de nuevo hizo unos gestos que se han convertido casi en una imagen de marca.
Siempre que le comparan con Bolt por sus cualidades en los 200 metros y su plus mediático, pero él ha sentenciado con contundencia: “No soy el nuevo Bolt”.
“Evidentemente, respeto mucho a Bolt por lo que ha conseguido, pero quiero hacerme mi propio nombre, dejar en la pista mis propias huellas. No me voy a comparar a él en lo que se refiere a bailar y cantar, por mucho que yo pueda rapear”.
Inicios en la gimnasia
Nació hace 26 años en Gainesville, Florida, con unos padres, Keisha y Kevin, que ya hacían atletismo.
Empezó como gimnasta, pero pronto le recondujeron al atletismo, donde fue convirtiéndose en la estrella que hoy es. Para ello tuvo que superar de niño problemas de asma.
Su primera gran cita internacional la vivió en China en los Juegos Olímpicos de la Juventud de 2014, donde corrió los 200 metros. Y los ganó.
Un año más tarde llegó a superar el 2,03 metros en el salto alto y le nombraron ‘atleta del año del high school’. Un detalle que hace sonreír a quien es hoy uno de los mejores atletas del mundo.
En los Juegos Olímpicos de Río 2016 se quedó en puertas de la final en los 200 metros. Un año más tarde se lesionó antes del Mundial de Londres 2017, el de la despedida de Bolt, donde no pudo estar.
El Mundial de Doha supuso un antes y un después para él, con el título en los 200 metros, que revalidó luego en Eugene en 2022. Entre medias participó en 2021 en los Juegos de Tokio, pero allí tuvo que conformarse con un bronce.
Pero su momento cumbre es ahora. El Mundial de atletismo no tenía una estrella de la velocidad capaz de ganar los 100 y 200 metros en la categoría masculina de una misma edición desde que los años del jamaicano Usain Bolt, que en junio coincidió con Lyles en Kingston y ya le dedicó unas palabras que sonaban a traspaso de poderes.
“Eres bueno, estoy contento de verte. Nuestro deporte necesita eso, necesita una personalidad”, pronunció Bolt.
Desde el doblete del jamaiquino en 2015, los títulos de 100 y 200 metros se habían dividido entre atletas diferentes, con Lyles siendo capaz de ganar los de 200 metros en Doha-2019 y en Eugene el año pasado, a lo que suma un bronce olímpico en esa distancia.
El récord, ¿algún día?
En el palmarés de los 200 metros en Mundial, Lyles ya es el segundo que más títulos ha ganado, acercándose a los cuatro que consiguió Bolt. Deja atrás a los estadounidenses Calvin Smith (1983, 1987) y Michael Johnson (1991, 1993), que consiguieron dos oros cada uno en la media vuelta de pista.
Lyles, cuya mejor marca personal es de 19.31 y que esta temporada había corrido en julio en 19.47, quedó todavía a distancia de uno de los objetivos que se ha fijado, batir algún día el récord mundial de Bolt en esta distancia, los 19.19 que siguen vigentes desde el Mundial de Berlín 2009.
En el plano individual se aseguró el doblete, pero hubo una presea dorada más, la del relevo 4x100 metros que ganó en el Mundial con la selección de atletismo de Estados Unidos.