Nueva York. AP A la carga en la red en cada oportunidad posible, Roger Federer accedió ayer martes a los cuartos de final del Abierto de Estados Unidos por décima vez en 11 años, con una cómoda victoria 6-4, 6-3, 6-2 ante el español Roberto Bautista Agut.
La solitaria ocasión que Federer no pudo entreverarse entre los ochos mejores en Flushing Meadows fue el año pasado, cuando cayó ante el español Tommy Robredo en la ronda de octavos de final.
Ese fue el 2013 de crisis para Federer, en el que el 17 veces campeón de torneos de Grand Slam fue eliminado antes de la fase de cuartos en tres de los cuatro majors .
Pero ahora todo es diferente para el suizo de 33 años. La espalda no le atormenta. También encontró la raqueta ideal, ahora con nuevo modelo más grande.
En Wimbledon, hace dos meses, se clasificó a su primera final de un grande en dos años y, si bien perdió contra Novak Djokovic, su resurgimiento había sido confirmado.
En una noche con mucho viento ante Bautista Agut, Federer se desplazó con soltura y estuvo implacable al atacar la red: llevándose el punto en 35 de las veces que subió.
“Estoy de feliz de ir al frente... ya que subir a la red requiere de mucha agilidad y ser fulminante y todo lo demás. Y cuento con eso”, dijo Federer, cinco veces campeón en Nueva York.
Bautista Agut, 17° cabeza de serie, solo pudo quebrarle una vez el saque a Federer.
Todo duró menos de dos horas, dejando a Federer con marca de 25-1 en partidos nocturnos en el estadio Arthur Ashe. Bautista Agut, en tanto, se bautizó en semejante entorno, jugando frente a un aforo repleto, con 23.771 espectadores.
“La sesión nocturna es muy especial en Nueva York”, dijo Federer, quien mañana se medirá contra el francés Gael Monfils.
Federer ha ganado siete de los últimos nueve partidos ante Monfils, incluyendo un choque que se decidió en tres sets el mes pasado en el Masters de Cincinnati.