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Arjen Robben contó con las dos opciones de gol más claras para la selección de Holanda, ayer en el partido final contra España en la Copa del Mundo 2010.
Para desilusión del público naranja, el letal delantero del Bayern Munich pecó en la definición y los tulipanes cayeron 1 a 0 y perdieron, de paso, el tercer desenlace mundialista de la Oranje .
En la primer acción propicia, al 61’, Robben arrancó libre de marcas y al tratar de definir sobre el achique de Íker Casillas, estrelló el balón en los pies del meta.
“Respecto a la primera, no pegué bien al balón. Estaba claro y, por tanto, bien lanzado, pero no salió. Faltó un poco de lucidez”, explicó Robben al final del juego.
Al 81’, de nuevo Robben y Casillas se vieron frente a frente.
La diferencia fue que para llegar al área, el holandés tuvo que luchar contra Carles Puyol.
Esta vez, Casillas le robó el balón de los pies al ariete.
Robben confesó que había llegado “desequilibrado”.
El delantero le protestó al central inglés, Howard Webb, y se ganó una amarilla por sus reclamos.
“Creo que en la jugada de Puyol, claramente tenía que haberlo expulsado” razonó Robben.
Su malestar con el silbatero no se quedó ahí y agregó que “si se juega la final de la Copa del Mundo, se necesita un árbitro de clase mundial y hoy su actuación no lo fue”.
El Robben que terminó con la mirada perdida, buscando respuestas ante la derrota, no fue el mismo que hace unos meses llevó a su club a coronarse campeón de la Champions League.
Las expectativas de triunfo de Holanda descansaban en los habilidosos pies del delantero, que al igual que sus compañeros, falló.
Se utilizó información de DPA y AFP