En una esquina del gimnasio Yokasta Valle se sentía invisible. Entrenaba fuerte, realizaba la rutina que le exigían pero parecía que nadie la tomaba en cuenta.
Había sido campeona centroamericana en el boxeo olímpico y su deseo era consolidarse como profesional, pero su esfuerzo era en vano.
Por momentos se sentía como la protagonista de la película Million Dollar Baby o Golpe del Destino, del director y actor, Clint Eastwood, donde la protagonista Maggie Fitzgerald (Hilary Swank) era una boxeadora que no tenía futuro y menos la atención de los entrenadores.
Cansado de colarse en el autobús de Alajuela, porque no tenía dinero para los pases y pedir al chofer que la dejara entrar para poner ir a entrenar o bien caminar desde la parada en San José, hasta su casa en la localidad de Paso Ancho, había tomado la decisión de olvidarse del boxeo y retirarse. Su madre ya le había pedido que estudiara y dejara de pedirle dinero a sus hermanos para los pases.
Yoka llegó al que, según ella, sería su último entrenamiento. Como siempre se esforzó, realizó su rutina y terminó pegándole al saco con rencor. La sesión concluyó, se quitó los guantes y se despediría como todos los días, al fin y al cabo, nadie notaría que al día siguiente ya no llegaría.
“No le había contado nada a mi entrenador Marco Delgado. Cuando me senté con él y le dije. Bueno terminé, ya me voy’. Él me miró a los ojos fijamente y me dijo. ‘Yoka, sabe una cosa: usted tiene esa mirada, esos deseos de entrenar que pocos boxeadores tienen. Yoka, usted va a ser campeona mundial. Si confía en mí y en Mario Vega va a ser campeona mundial”, recordó Valle.
La pugilista aseguró haber quedado en shock fueron palabras que no esperaba.
“En serio, usted lo cree posible, está seguro le dije. El me respondió. ‘Sí, he visto como entrena. Usted no falta, a pesar de no tener para los pases, usted siempre viene. Siempre está aquí, a pesar de tener que esperar horas para tener campo para entrenar. Yo veo cosas que nadie ve y va llegar a ser campeona mundial si nos hace caso a Mario Vega y a mí”, aseguró Valle.
Aquella motivación significó un antes y un después para Yoka. Lo que iba a ser su último día en el gimnasio, siete años es una historia de éxito, Yokasta defendió con éxito, por segunda vez, su cinturón de las 105 libras de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), el pasado 30 de enero, ante la japonesa Sana Hazuki. Además también había sido monarca de las 102 libras de la FIB.
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“Imagínese iba a ser mi último día en el gimnasio y él me dice eso. Esas palabras cambiaron mi vida. ¿Cómo iba a retirarme? Si él confío en mí, como no voy a confiar en mí misma. Esas palabras me dieron más motivación y me dije: mañana, aunque no tenga para los pases me vengo caminando o corriendo, pero yo vengo a entrenar todos los días. Hoy soy tricampeona mundial valió todo el esfuerzo”, dijo emocionada Valle.
A partir de aquel momento se ganó la confianza y la admiración de Marco Delgado, quien le pidió al manager Mario Vega que le financiara los pases para que fuera a entrenar a Río Segundo de Alajuela. Yoka dejó de pedirle dinero a su tío Juan o buscar monedas entre los sillones de la casa para ajustar el dinero para pagar el autobús. Aquel chofer de buen corazón ya no tuvo que llevarla sin pagar...
Otro título mundial. Yokasta siempre está lista para entrar en combate, pero siempre haciendo caso a su familia. Hoy también está cerca de lograr otro título, el de Educación Física en la UACA, el cual considera tan importante como los que ganó en el cuadrilátero.
“Poder graduarme es como otro título mundial, por el esfuerzo y la dedicación que hay que tener para estudiar. En estos tiempos de pandemia estudié desde casa y estás últimas semanas los profesores me tuvieron que dar permiso para no estar en clases por las concentraciones y los entrenamientos. Incluso tenía que exponer y ellos me cambiaron la fecha. Estoy próxima a graduarme y eso me llena de orgullo”, explicó Valle.
También son conocidas sus luchas contra los femicidios, son sucesos que le parten el alma. Es por eso que la campeona siempre está dispuesta a buscar la manera de ayudar inspirada por las muertes de las jóvenes Eva Morera Allison Boniilla y Luany Salazar, a quien consideraba su amiga.
“Quiero ayudar a las mujeres a evitar la violencia y que ellas se sepan defender de las agresiones. Es por eso que estamos ideando una serie de clases para que ellas, no solo puedan defenderse, sino se sientan seguras, fuertes y que tengan el control de sus vidas. A diario recibo mensajes en mis redes sociales por situaciones muy duras por las cuales están pasando y mi ilusión es ayudarlas”, explicó Valle.
De momento buscará un lugar amplio donde pueda cumplir con los protocolos del Ministerio de Salud, en el cual puedan guardar el distanciamiento.
“Muchas muchachas me han dicho que desean asistir. Creo que pueden ser unas tres sesiones diferentes para que todas tengas la oportunidad de entrenar conmigo. También la idea es hacer clases virtuales para las que no pueden trasladarse de las zonas más alejadas como Guanacaste, Limón, Puntarenas o la Zona Sur. La idea es que todas disfrutemos y nos sintamos fuertes y seguras”, aseguró Valle.