Alajuela. Cuando apenas se iniciaba el segundo tiempo, Rolando Fonseca cubrió su camisa rojinegra con un chaleco verde.
La hora del regreso estaba cerca y la afición estuvo más pendiente de su calentamiento que de las acciones del partido.
Al fin llegó el momento... al 64’ Fonseca rompió con nueve meses de ausencia y pisó la gramilla del Morera Soto.
La lesión de rodilla que lo mantuvo lejos ya era historia. En su primer contacto con el balón estuvo cerca de anotar, pero como el futbol también es de revanchas, ocho minutos después alcanzó el tercer gol para los liguistas. El estadio rompió en un solo aplauso.
En una jugada individual, enfrentó a Pablo Camacho y como en los viejos tiempos, se llenó la garganta de gol.
“Esto es para mi esposa y para mis hijos, quienes me han apoyado en todo este proceso de recuperación... este es el mejor momento de mi carrera”, afirmó el jugador.
El 2 de noviembre del año pasado fue su último partido de la temporada anterior; una semana después se lesionó mientras se entrenaba con la Selección Nacional.
Ayer, después de mirar el balón en las redes, besó su anillo de matrimonio, miró al cielo y de inmediato se agachó para besar su rodilla, ya recuperada.
“Esta rodilla tiene muchas cicatrices y cirugías, y respondió a la perfección, uno siempre tiene cierto miedo, pero no me puedo quejar”, siguió el número 7.
De esta manera alcanzó su gol 95 en la Primera División costarricense, y sueña con hacer otras marcas centroamericanas.
Después de su regreso, Fonseca no ocultó su ilusión de volver a la representación nacional.
“Uno siempre le guarda mucho respeto y lealtad a las camisetas que lleva... me gustaría volver a vestir la tricolor”, sostuvo Rolo.