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Pekín. DPA “Es un dolor tan grande que no lo puedo explicar". Así resumió el astro Ronaldinho el sentimiento reinante en las filas de la selección brasileña de fútbol, tras la apabullante derrota por 3-0 ante la “archirrival” Argentina, durante las semifinales de los Juegos Olímpicos de Pekín.
Después del partido jugado en el Estadio de los Trabajadores de la capital china, el delantero del Milan italiano y capitán de Brasil desapareció durante horas.
Había sido elegido para someterse al control antidopaje, e intentó eludir el contacto con la legión de periodistas ansiosos por obtener una explicación por el traspié que sepultó el sueño brasileño de conquistar, en Pekín, el inédito oro olímpico para el fútbol.
Pero no logró evitar a reporteros de un canal de televisión de su país: “Es duro enfrentar una situación como esta ante Argentina”, afirmó Ronaldinho, quien hace ocho años, en Sydney 2000, también debió lamentar el fin del sueño olímpico ante Camerún.
En ese entonces, era uno de los más jóvenes integrantes de la verdeamarela . Hoy, es el más veterano y capitán del equipo. Por eso, afirma que no hay tiempo para lamentarse, y recuerda que, el próximo viernes, Brasil volverá a la cancha en Shanghái para intentar el premio de consuelo de un bronce ante la selección de Bélgica.
“Mi papel como capitán es estimular la motivación del grupo, y es eso lo que haré. Nuestro objetivo era buscar la medalla de oro. Desafortunadamente no se pudo, y ahora tenemos que levantar la cabeza y seguir adelante", expresó Dinho.
Ronaldinho y sus compañeros del equipo “pentacampeón” mundial abandonaron ayer la Villa Olímpica de Pekín rumbo a Shanghai, para el juego de mañana.
