Fue una calle de la amargura. Una pesadilla para los seguidores locales. Un calvario que ni siquiera el postrero gol de Hernán Medford pudo aliviar.
Porque a esa altura, minuto 88, el papelón estaba hecho. Saprissa se empequeñeció a lo largo de todo el partido y permitió que Pérez Zeledón, colero del campeonato hasta ayer, le plantara una bofetada en su propio estadio.
Los morados practicaron un futbol humilde, sin quiebres de vistosidad. El cuero rondó poco las inmediaciones del área generaleña, en una muestra de que Saprissa traía poco fuego.
Más bien, Pérez Zeledón erró dos claras llegadas, antes del empate de Medford, que hubieran convertido las angustias tibaseñas en un desastre total.
No hubo burro amarrado contra tigre suelto. En la media cancha local un serio cortocircuito entre Wálter Centeno, Jeaustin Campos y Kervin Lacey impidió que el juego fluyera.
Adelante, Álvaro Saborío se desgastaba en un duelo de gladiadores con Dáger Villalobos.
Así que parecía no haber respuestas. Pérez Zeledón vivía de una defensa sólida, complementada con los buenos pases de Pablo Brenes y el desequilibrio del eterno pequeño saltamontes, Taylor Morales.
Las llegadas de peligro escasearon. Solo contamos tres durante la etapa inicial.
La primera, al 21í, fue un centro de Greivin Camacho que Morales no pudo enderezar a marco.
Cuatro minutos luego, Villalobos erró en un despeje y Medford quedó cara a cara con el gol. Mas no hubo precisión en su remate: la pelota se perdió por encima del horizontal.
Por último, Morales estrelló en el poste de Erick Lonis un escopetazo que estuvo a punto de colarse por un resquicio.
Bólido y gol
Las anotaciones de ese discreto partido quedaron para el complemento.
Al 59í, el juvenil Pablo Brenes tomó un rebote fuera del área saprissista. ¡Esos segundos balones!
Brenes lanzó un bólido que, desviado ligeramente por Dáger, superó la resistencia del guardameta Lonis.
Si hasta entonces el empate era un botín muy rentable para los del Sur, los tres puntos pasaron a ser un tesoro de incuestionable valor.
Y si la clientela morada estaba viviendo una jornada de suplicio, con su equipo incapaz de golpear a un adversario teóricamente inferior, tras el gol de Brenes la rechifla pasó a ser permanente.
El panorama se terminó de complicar cuando Jonathan Bolaños recibió una insólita expulsión por haber ingresado a la cancha con un arete.
Pero Saprissa atinó a reaccionar en las postrimerías, como el boxeador avezado que en el último asalto se ve contra las cuerdas y recurre a su arsenal de trucos para evitar el nocáut.
Antes, Pérez había perdonado. Alejandro Alpízar dispuso de dos claras opciones, mas el delantero extravió la brújula cuando todo hacía prever que los Guerreros celebrarían su segunda conquista.
Saprissa consiguió evitar el naufragio con un tanto de Medford, habilitado por un servicio que pareció salir del brazo de Wálter Centeno.
El tardío acelerón bastó para empatar, mas no para conseguir un segundo gol. Ni siquiera durante el generoso período de compensación que otorgó el árbitro, de más de nueve minutos.
Fue una jornada de espanto para los de Tibás. Un calvario que ya dejó un damnificado: el entrenador Enrique Rivers, quien perderá la titularidad del banquillo morado.