Al inicio, tuvimos la sensación predecible de aquel que se sienta a mirar por segunda vez o más una película.
¿Por qué razón? Sencillamente porque, desde el mismo arranque, sabíamos cuál sería el ganador y para quién no habría final feliz.
Dicho y hecho. Después de los 90 minutos, el Deportivo Saprissa venció a Carmelita 3 a 1 y dio el primer paso certero en el torneo de Clausura, mientras que, tal y como sospechábamos, Carmelita resultó ser el perdedor anunciado. Fue un vaticinio sin magia, puesto que no había quién no pudiera anticipar el desenlace.
Sin embargo, sobre el rodaje del último cuarto de hora, el guión nos sorprendió con algunos matices novedosos, como la reacción postrera de los verdolagas y un auténtico golazo del carmelo Mario Camacho.
Fue a pleno vuelo. Pirueta y petardo. Camacho petrificó a Porritas con la anotación de la honra y la tribuna morada se brindó con un generoso aplauso.
Vuelvo al principio. Douglas Sequeira fue el actor estelar de la primera etapa, no solo porque llegó a la red en dos oportunidades, sino porque se constituyó en el primer eslabón de la cohesión saprissista.
Después de que Wálter Centeno había ensayado distintas variantes del tiro de esquina (uno de ellos, desde el vértice izquierdo, sacudió el larguero de Osbel Villalobos) Sequeira acertó en la red, al minuto 19.
Vértice derecho, balón pasado, al segundo palo, Sequeira ingresó de súbito y el cabezazo fulminante culminó en los cordeles. 1 a 0.
Ilusionada con el gol de apertura, la afición tibaseña se dedicó a disfrutar de las acciones, de una sola cara, y a esperar la segunda conquista.
Como un calco, se cobró otra vez un tiro de esquina. Sequeira, el mismo actor protagónico, irrumpió entre las “estatuas verdes” y venció a Osbel con el 2 a 0, igual, de cabeza.
El primer período finalizó con escenas aisladas en el marco de Saprissa. Porras salvó un lance apretado a dos bloqueos y Gabriel Badilla despejó de la raya una pelota cuyo destino inminente era el contacto con el tejido.
Después del descanso, los protagonistas retomaron la trama. El misterio seguía sin aparecer.
Saprissa continuaba como el claro dominador y las acciones hacían presagiar una nueva gotera en la cabaña de Osbel.
Al minuto 61, Try Bennett avanzó por el carril derecho, lanzó un centro de media altura y, sobre el punto de penal, el goleador Álvaro Saborío disparó de cabeza, concretó el 3 a 0 y subió a 19 goles su cuenta personal en el campeonato.
La reacción, ¡el golazo!
Mario Camacho, quien había ingresado desde el minuto 42 (relevo de Espinoza), activó un disparo caliente que Porras bloqueó en forma espectacular (65’).
Aquella imagen fue quizás el preludio de la escena más elaborada de esta historia. Se la cuento...
Un balón tomó altura dentro del área saprissista. Bajó casi perpendicular. José Francisco Alfaro se disponía al rebote, pero fue sorprendido por una chilena grandiosa de Mario Camacho.
¡Tiro perfecto! La esfera en las redes (77’). El arquero estático.
Entonces se produjo uno de esos gestos llenos de espontaneidad y nobleza, cuando la afición local aplaudió sin miramientos el golazo del adversario.
El misil fue acicate. Los visitantes insistieron y provocaron algunas situaciones de gol.
Sin embargo, la historia era una; el final, predecible. El juez ordenó el hasta aquí. 3 a 1.
El Clausura apenas comienza. Pero, al menos en actitud, Saprissa evidenció ayer que está dispuesto a continuar por la misma senda y a renovar su decidido afán por el gallardete.