Las tres bombas que estallaron el pasado miércoles, cerca de una comisaría de Atenas, Grecia, reavivaron en el mundo deportivo los temores y pusieron en entredicho la seguridad que rodeará la gran cita olímpica del 2004.
La inquietud para los países participantes ha llegado a tal extremo que algunos comités como de Australia y Francia han considerado la posibilidad de enviar agentes armados, para que protejan a sus atletas en los Juegos.
Pero el Gobierno griego reaccionó con rapidez y aseguró al planeta que la seguridad de la competición no está en peligro.
La secretaria de Estado para Cultura griega, Fany Petralia, declaró a la prensa mundial que “Grecia será el país más seguro del mundo durante los Juegos”.
Los funcionarios griegos restaron importancia desde un principio a este atentado sin víctimas, que fue atribuido en la capital griega a anarquistas locales.
Incluso, la policía insistió que los ataques no tenían ningún tipo de relación con las Olimpiadas, aunque sucedieran en el suburbio de Kalithea, que se encuentra cerca de los hoteles que hospedarán a los representantes del Movimiento Olímpico durante las justas.
Este tema es prioridad para Grecia, que le consagró un presupuesto de 1.000 millones de euros ($1.200 millones), un monto cuatro veces mayor que el utilizado en las justas de Sidney 2000.
La cifra se incrementó casi un 50 por ciento más de los 650 millones de euros ($785 millones) anunciados por Grecia en octubre.
Esto se debe a las crecientes preocupaciones sobre seguridad en los primeros Juegos Olímpicos que tendrán lugar después de los ataques terroristas en Estados Unidos (2001) y Madrid (marzo).
Frente a ello, los organizadores confían de que todo se resolverá a tiempo, ya que las justas serán protegidas por el operativo más grande y costoso de los 108 años de historia olímpica moderna.
Grecia desplegará un contingente de 45.000 guardias armados (tres veces más al de los agentes presentes en el 2000), apoyados por la más alta tecnología y por un grupo de asesoría de siete países, que incluye a Estados Unidos, Gran Bretaña, Israel, Francia, Alemania, España y Australia.
Además, las autoridades afirman que funcionará un sistema de seguridad, con la ayuda de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), para vigilar el espacio aéreo y el marítimo, y hacer frente a cualquier atentado químico, biológico o radiológico durante los Juegos.