Costa Rica hizo casi todo perfecto en su bloque defensivo, tanto así que estaba provocando la desesperación de Canadá, pero eso es apenas reflejo de una parte del partido, porque después hubo una jugada determinante, la cual afectó a la Nacional desde la parte psicológica y, sobre todo, futbolística.
El grueso error de Leonel Moreira cambió por completo cualquier plan que hubiera tenido el técnico Luis Fernando Suárez tras el descanso. En la primera mitad el estratega estaba satisfecho porque la Sele se plantó ante los objetivos del equipo local. No hubo tanto dominio canadiense como lo decían las apuestas y mucho menos goles.
Para ese entonces Moreira vio el peligro de lejos y cuando apareció fue para despejar balones y dar confianza a su zaga. Pero los caminos del fútbol luego lo llevaron a convertirse en el villano de la noche, intentando atrapar un balón que terminaría en el único tanto del partido con el que los norteamericanos ganaron.
No era solo un gol, significó una daga a las aspiraciones de Costa Rica hacia el Mundial de Catar 2022. Sucedió lo temido y ahora el panorama ahora se ve mucho más oscuro que nunca, sobre todo si se echa la mirada al resultado de 3-2 a favor de Panamá sobre Honduras.
Perder en Canadá ya era una mala noticia, pero que los canaleros sumaran lo hace aún peor, porque los ticos ya ni siquiera están cerca del repechaje. Pensar en el boleto directo es igual a utopía y además la distancia con la zona de repesca es de cinco puntos.
Este viernes tampoco faltó corazón de la Sele, mucho menos garra, un bloque defensivo bien ordenado o aportes individuales. Sin embargo, la enorme deuda sigue siendo la misma, algo que ha vivido durante toda la eliminatoria, casi como una copia: la ausencia en ofensiva. Los pelotazos desesperados al área son los mismos que vimos ante Panamá, Honduras o México.
La virtud de controlar al rival en gran parte del juego choca con la inoperancia en ataque. Esa fórmula pudo haber alcanzado para un empate, que probablemente era el plan de Suárez, y las conclusiones en este momento serían algo distintas. El problema es cuando este equipo se ve obligado a buscar un tanto, porque prácticamente no sabe cómo hacerlo.
La llegada más importante sucedió con un remate desviado y sin potencia de José Guillermo Ortiz. En otras ocasiones se intentó combinar más de tres pases, con Joel Campbell y el atrevido Jewison Bennette por los costados, pero no pasaron de buenas intenciones.
La Tricolor sorprendió con una media cancha donde aparecieron Orlando Galo y Youstin Salas al lado de Yeltsin Tejeda. La apuesta salió mejor de lo que muchos pudieron imaginar, pues el medio campo se mostró más seguro y ordenado que en otros partidos.
Esa fue la ilusión de una noche sin final feliz. Tras el descanso Canadá salió igual de decidida que al inicio, con la gran diferencia que esta vez se topó a un rival algo distinto. El orden de Costa Rica y su capacidad de bajarle el ritmo a los norteamericanos desaparecieron.
El gol llegó precedido de una chilena de Tajon Buchanan que pegó en el palo. Moreira apenas vio el balón pegar en el palo, sin saber lo que se venía luego. El castillo de naipes se fue derrumbando. Aunque era temprano nunca hubo respuesta de una Selección Nacional que saca la calculadora y le cuesta hacer las cuentas.