Entre los cafetales de San Miguel de Naranjo, las prácticas en el Complejo Wílmer López y las mejenguitas con los más grandes del colegio, surgió el talento goleador de Andy Reyes.
El romperredes de la Nacional en el Premundial anotó desde el manchón blanco el segundo gol de la Sele en el debut frente a los sudafricanos.
Un talentoso joven que se crió ayudando a sus seres queridos en las cogidas de café.
Su padre, Julio Reyes, cuenta que en las mañanas iba al colegio y en las tardes colaboraba con el sustento de su familia.
Esto también le permitía pagar los pases de bus a Alajuela para asistir a las prácticas dos veces a la semana.
“Pese a las limitaciones ha respondido. Después del colegio iba a coger café y si no estaba jugando fútbol”, comentó el padre, quien trabaja en una finca.
“No era tan malo para el trabajo pero le rinde más el fútbol”, agregó entre risas.
Empezó a destacar cuando tenía ocho años y jugaba en una escuela de fútbol de Naranjo.
En muy corto tiempo, uno de los entrenadores le recomendó que lo llevara a probar suerte a la Liga o al Complejo Wílmer López, pues su talento era superior al de la mayoría de niños.
Ya de por sí, en su escuela siempre jugaba con las más grandes en los recreos.
“Fuimos al Complejo porque era gratis, en cambio en la escuela de fútbol de la Liga había que pagar mucho y no podíamos pagar”, cuenta don Julio.
En el Complejo, que tiene un convenio con Carmelita, se formó como futbolista.
Al principio era duro para sus padres, quienes tenían que costear los pases de su hijo; sin embargo, hace dos años recibe una ayuda económica del club.
Édgar Artavia, administrador del Complejo, dice que el talento del joven es innato.
Desde que hacía sus primeras armas se perfilaba como un delantero de raza; unos años después así lo demostró al quedar como goleador de Carmelita en la mayoría de categorías menores inferiores de Unafut.
“Siempre fue un goleador. Toda la vida su sueño ha sido salir adelante y poder comprarle una casa a sus papás”, contó Artavia.
Reyes ahora se concentra en derrotar a Rusia en el segundo juego de la Sele en el Mundial, pero sin olvidar otra de sus metas.
“Quiero ser campeón mundial”, dijo al sitio web de la FIFA.
Para su familia es una ilusión ver brillar en el Mundial a quien hace un año se esforzaba por llenar las cajuelas de café.