Si acaso hay forma de mantener la esperanza en la Selección, sin perder de un tirón toda lógica, debe ser algo cercano a este “autoengaño matemático”. Los números funcionan, no me cabe duda, si bien los goles no se consiguen con una calculadora en la mano. Tan solo es un ejercicio de lógica y estadística para no sentirse iluso con ese hilo de esperanza.
Partamos de una realidad: con cinco puntos de desventaja con respecto al cuarto lugar, difícilmente haya fórmula mágica salvadora y esta no pretende serlo. Al contrario, muestra una vía más numérica que fantasiosa: una selección va al Mundial si gana todos sus partidos en casa, aún si pierde todo como visitante. ¿Estamos de acuerdo? Por si las dudas, un repaso a las anteriores eliminatorias da fuerza a la premisa.
¿Pero quién gana todos sus juegos en casa? Eso no es problema. Siguiendo la misma lógica, los puntos perdidos como local deben recuperarse en el exterior. Quien lo logre, estará en la ruta hacia Qatar 2022 o, en el peor de los casos, vía repechaje. Eso, traducido a la más simple matemática, nos lleva a sumar los puntos ganados como visitantes y restar los perdidos de local. En tanto, no haremos ninguna operación con los conquistados en casa, ni castigaremos los perdidos fuera de ella. Las sumas y restas llevan al Mundial si el resultado es cero o más.
La deuda de la Sele
La Selección de Costa Rica “debe, y mucho”, como reconoce el propio técnico. Dejó ir cinco puntos en casa, en la derrota ante México (0 a 1) y el empate ante Jamaica (1 a 1). En contraparte, logró empates en Panamá y Honduras (0 a 0 ambos). De tal forma, siguiendo la fórmula sugerida, fuera de casa recuperó dos de los cinco puntos cedidos en el Nacional. Eso nos da una deuda de tres puntos
A diferencia de la tabla real, este ejercicio considera dónde se ganaron o se perdieron los puntos y hace evidente diferencias que de otra forma pasarían inadvertidas en la tabla ordinaria. Así, por ejemplo, uno podría decir a la ligera que El Salvador y Costa Rica tenían idéntico panorama (antes de la jornada del martes), ambos con seis puntos, sin considerar que la escuadra salvadoreña ya había jugado cinco de los siete partidos como local y la Sele solamente dos.
Actualmente México y Panamá están igualados en 14 puntos, en tercero y cuarto lugar, sin considerar que a México le faltan cuatro juegos en casa y solo dos de visitante. Por ello no extraña, que si hiciéramos una tabla virtual, con las restas y sumas sugeridas en esta fórmula, tendríamos de líder a la escuadra azteca con coeficiente 5 (gracias a lo puntuado como visitante), seguido por Estados Unidos con 3, Panamá con 2 y Canadá con 1. Luego, las selecciones con números rojos: Costa Rica con -3, Jamaica con -2, Honduras y El Salvador con -9. Catrachos y cuscatlecos necesitarían tres victorias fuera de casa para reponer lo perdido.
El autoengaño
Y cuál es la parte esperanzadora para la Selección, se preguntará usted. Muy sencillo: esta fórmula sugiere que bastaría un triunfo de visitante para compensar el -3 y estar de nuevo en la senda correcta. ¿Así de sencillo? ¡Así de sencillo!
Lo que no resulta tan fácil es la otra parte de la ecuación. La premisa se cumple si, y solo sí, no se dejan escapar más puntos en casa, donde está pendiente enfrentar a Panamá, Canadá y Estados Unidos.
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Tampoco quedan muchas opciones fuera del Estadio Nacional para arrebatar los tres puntos adeudados (ya sea producto de un triunfo o de tres empates). En los siete juegos restantes, a la Sele solo le queda jugar en México, Jamaica y El Salvador.
La visita a El Salvador parece la ocasión propicia, tratándose de un equipo que solo ha logrado un triunfo en cinco juegos como local: empató con Estados Unidos, empató con Honduras, empató con Jamaica, perdió con México y derrotó a Panamá. Para mala suerte de Costa Rica, su visita al Cuscatlán se dará en la penúltima fecha de la eliminatoria, cuando todo podría estar sentenciado.
El problema, en todo caso, no son las matemáticas. Lo visto nos habla de una Selección tica que se defiende, aguanta y aguanta fuera de casa, aunque no lo suficiente como para sacar siempre el empate. Ni siquiera alcanza para el destaque de figuras más allá del equipo, como analizó para La Nación el técnico Jhonny Chaves ¡Cómo va a empatar si su posesión de balón oscila entre el 32% y el 43% fuera de casa! Y a falta de pelota tampoco vemos los vertiginosos contraataques (esa fórmula tan válida como efectiva en algunos equipos que se repliegan).
Al tiempo, le cuesta mucho en el Nacional, cuando corresponde llevar la iniciativa, armar, tocar, ir al frente, encontrar espacios y generar opciones de gol.
Es claro que si usted da la causa por pérdida, tiene no pocas razones que lo respaldan. Si en el fondo aún mantiene aunque sea la mínima esperanza, pero no encuentra en qué sustentarla, esta propuesta puede servir para un autoengaño. Los números aún dan; la Selección, quién sabe.