Carol Sánchez pregona por experiencia propia que nada es imposible, aunque todo esté cuesta arriba. Ella no claudicó mientras luchaba por demostrar su inocencia en un caso de dopaje que finalmente se resolvió a su favor. Hoy anhela que la Selección Femenina de Costa Rica tenga una despedida digna en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda.
La experimentada defensora no jugó en la caída contra España (3-0) ni en la derrota ante Japón (2-0). Antes de emprender el regreso a casa, la Selección Femenina se enfrentará a Zambia, este lunes 31 de julio, a la 1 a. m. (hora nacional).
No es un partido de trámite para estas dos selecciones que ya están eliminadas. A nivel de mundiales femeninos en cualquier categoría, Costa Rica nunca ha logrado una victoria; mientras que el representativo africano es la primera vez que acude a una cita planetaria mayor y también llega a la cita con dos derrotas; tanto España como Japón le endosaron 5 a 0.
De esta generación de futbolistas costarricenses siempre se ha esperado más, pero los resultados no han sido los que se pretendían.
Es una Selección Femenina marcada por la polémica exclusión de líderes y referentes como Shirley Cruz, Lixy Rodríguez, Noelia Bermúdez y Carolina Venegas.
También es un representativo patrio al que esta Copa del Mundo le ha salido barata. La guardameta Daniela Solera ha sido determinante para que los marcadores no fueran de escándalo.
Queda un partido y la Selección Femenina aspira a esa victoria que nunca ha conseguido en un Mundial.
Ese es el objetivo que tienen en este momento. Aunque en realidad siempre quieren ganar, históricamente no se les ha dado, a pesar del espíritu competitivo y de lucha de cada una.
“También hay que prepararse mentalmente para una pérdida, pero ahorita tenemos una oportunidad, la queremos aprovechar, queremos ganar, sumar de a tres y sentir esa alegría de poder decir que hemos ganado un partido en el Mundial”, expresó Carol Sánchez.
Los duros momentos que afrontó en los últimos meses la hacen ver que estar ahí, en el Mundial, es un privilegio.
“Toda la experiencia que se vive a nivel grupal, de ver otras selecciones y de compartir en la cancha con las mejores del mundo, creo que cualquiera lo quisiera tener en su vida”.
Ella en particular ha tratado de disfrutarlo al máximo, porque viene de una situación que no se la desea a nadie.
“No es nada fácil, fueron seis meses en los que estuve en una montaña rusa e incluso todavía puedo decir que lo estoy, son muchísimas emociones que se viven acá en este momento, pero antes tenía todavía la esperanza de que se podía dar”.
Contó que cada entrenamiento lo hacía teniendo la fe de que todo se le daría a favor y así fue, aunque también, en medio del sufrimiento, tuvo que poner su paciencia a prueba.
“A veces pensaba que no iba a llegar, pero seguía trabajando. Si no iba a estar para la Selección, en algún momento se me iba a dar y tenía que jugar para el club (Sporting), entonces tenía que estar preparándome en lo físico y mental”.
El último partido de la Selección Femenina en este Mundial de Australia y Nueva Zelanda será en el Waikato Stadium, en Hamilton.