Particularmente, la escena me gustó. El técnico campeón del mundo, Lionel Scaloni, se acercó a Claudio Vivas y lo abrazó con un sentido aprecio, para luego aproximarse a los micrófonos y soltar la frase que elevó hasta las nubes al hoy técnico de la ‘Sele’.
“Este es un grande, me hizo debutar de chico en Newell’s. Ya lo vieron, compiten y les va a dar alegrías, de mi parte lo aprecio un montón. Su carrera lo avala”, dijo Scaloni, con una sonrisa y un evidente aprecio hacia el entrenador que tanto le ayudó.
Ha pasado algún tiempo desde aquel encuentro entre dos buenos amigos, cuando Costa Rica enfrentó a Argentina en un duelo amistoso y Vivas todavía era coordinador de las selecciones nacionales.
El gesto de Scaloni es extraordinario (y deja bien parado a Vivas), como también es muy bueno para su currículum que haya sido asistente técnico del respetado Marcelo Bielsa y que, de una u otra forma, contribuyera para que Lionel Messi vistiera la camiseta de Argentina, en aquel entonces siendo una promesa ‘no descubierta’.
Estos pequeños (o grandes) logros son de aplaudir y nadie se los va a quitar, pero en ocasiones da la impresión de que nos nublan.
Habría que preguntarse: ¿El abrazo de Scaloni y la era como asistente al lado de Bielsa son suficientes pergaminos para que dirija una selección mayor como la de Costa Rica?
A mi criterio, no.
Estos simbolismos o logros probablemente confirman que Vivas sabe muchísimo de fútbol, pero también es necesario evaluar lo otro, lo más tangible y pragmático y que, quizás, nos permite determinar con mayor certeza las posibilidades que tiene de clasificar a Costa Rica a un Mundial, para luego hacer un gran papel.
Este pragmatismo al que me refiero se mide a través de proyectos como entrenador principal en clubes o selecciones, cuando ya tuvo en sus manos la decisión final, eligió al plantel y desarrolló su propia idea, siendo el jefe y no un auxiliar.
Si fuera por esto, la verdad es que Vivas no debería ni siquiera ser candidato para dirigir a la Selección Mayor. No tiene un solo título en su carrera, a pesar de que ya comandó a ocho equipos distintos en Argentina, Perú y Bolivia.
El rendimiento en cada etapa es pálido o, en algunos casos, pobre.
Dirigió a Argentinos, Racing, Instituto y Banfield, en Argentina; a Sporting Cristal y Cusco, en Perú; al Bolivar, en Bolivia. Son pocos éxitos basados en los números.
Seguramente, en lo futbolístico trabajó muy bien y ejecutó excelentes proyectos, pero la reafirmación para saber si esto fue realmente así, y si merece dirigir a una selección, son los números.
Si se midiera solo por las intenciones, estaríamos llenos de proyectos fallidos.
Y además, ¿cuál debe ser el primer parámetro al elegir técnico para la ‘Sele’?
A mi criterio, los resultados.
Puede parecer injusto, pero es el parámetro más cercano para proyectar el porcentaje de éxito que tendrá un entrenador en el banquillo.
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Etapa con dudas. Luego está la etapa de Vivas en Costa Rica, adonde llegó como coordinador de selecciones con una tarea esencial: Volver a los mundiales menores.
El objetivo no lo ha conseguido. Por el contrario, nombró en la ‘Sele’ Sub-20 a un técnico con un cartel muy básico, Cristian Vella, que luego se confirmó que era su cuñado. Con este entrenador la ‘Tricolor’ quedó fuera de la última cita juvenil.
Como ‘premio’ por su gran actuación, lo eligió como su asistente en la Mayor.
Con la ‘Tricolor’ en su última etapa enfrentó a Guatemala de visita y a Surinam, dos empates frente a selecciones muy modestas con un rendimiento bastante cuestionable de Costa Rica en lo colectivo.
Logró avanzar a cuartos de final de Liga de Naciones con un triunfo solvente de 3 por 0 frente a los chapines en casa. Quizás, el mejor partido de su era hasta el momento.
Sin embargo, para evitar contradicciones es justo reconocer que finalizó como primero del grupo, lo que al final le permite cumplir el objetivo general.
Luego de todo este recorrido, de revisar sus atestados buenos y malos, y siendo lo más justo posible, me parecería un error confirmarlo como técnico de la Mayor solamente porque le ganó a Guatemala y alcanzó el objetivo básico de avanzar a cuartos de final de Liga de Naciones (un torneo de muy bajo calibre hasta hoy).
En cambio, un parámetro que lo pondrá a prueba y que determinará si merece seguir al frente de la ‘Sele’ es Panamá, en una serie de ida y vuelta y ante un rival que ha superado a Costa Rica con evidente claridad en sus últimos enfrentamientos.
Esta serie le dará el ‘beneficio de la duda’ a Vivas y permitirá confirmar a través de un resultado de mayor importancia si es la persona correcta para guiar este proyecto.
De no lograrlo, hay técnicos con mucho más cartel que se han ganado a través de resultados la oportunidad de comandar a Costa Rica.