El presidente de la Federación Costarricense de Fútbol, Eduardo Li, insinúa una y otra vez que dejará como seleccionador nacional a Paulo César Wanchope.
Esa es una forma disimulada de reconocer su rotundo fracaso en la misión de nombrar un técnico de peso internacional para la oncena patria.
Así deja en evidencia que el cargo le queda grande pues no es capaz de ponerse a la altura de la herencia futbolística que le dejó al país el técnico Jorge Luis Pinto.
El señor Li no parece haberse dado cuenta de que Costa Rica dio un salto extraordinario en Brasil 2014 y es su obligación ir más allá o, por lo menos, tratar de mantener lo logrado.
Por eso no le importa amenazar a la afición con tirar por la borda el prestigio obtenido en la última justa del orbe.
Creo que si se hiciera a un lado y dejara la decisión sobre el técnico a Adrián Gutiérrez, las cosas irían mejor. Se lo advierto señor Eduardo Li: lo barato sale caro.