La Selección Nacional de Costa Rica volvió a quedar en deuda, que no alcanza para competir. Ahora fue Ecuador el rival ampliamente superior al equipo patrio y le ganó 3 a 1; no obstante, una que otra individualidad del conjunto tico da la esperanza de que con un buen planteamiento y algún chispazo se puede obtener un buen resultado en la Copa Oro.
Un chispazo de Carlos Mora, un buen gesto técnico de Anthony Contreras y una buena definición de Joel Campbell demostraron que Costa Rica puede atacar y hacerlo de forma atractiva; Josimar Alcócer dio destellos de atrevimiento al encarar por su lado, situación que le dio atractivo a la ofensiva.
Otro que destacó de forma individual fue Juan Pablo Vargas, central que es muy seguro en la marca y en la salida con pelota dominada. Kevin Chamorro tuvo tres paradas determinantes, pese a que en el último gol ecuatoriano quedó la sensación de que pudo hacer algo más por evitarlo.
Lejos de estas individualidades, Costa Rica continúa siendo un equipo que colectivamente no tiene una idea de juego, tampoco una forma de atacar efectiva y clara; el equipo nacional también sufre demasiado con la intensidad adversaria en ofensiva.
Guatemala, con transiciones rápidas y ataques a los espacios desnudó las falencias ticas; Ecuador solo agarró esas debilidades y las terminó de exponer gracias a su buen juego de ataque.
Tan complicado es el encuentro para La Sele que cuando se acerca el minuto 90, los defensores costarricenses se ven exhaustos. Por ejemplo, Pablo Arboine intentó ganar un pique por derecha y su esfuerzo fue en vano, superado por el extremo ecuatoriano.
Los goles de los sudamericanos llegaron por yerros que ya en competencia serán imperdonables.
El primero nació de un error en salida que provocó un contragolpe con ventaja numérica para los ecuatorianos.
En el segundo gol, una pelota filtrada a la espalda de Kendall Waston y la cobertura de Suhander Zúñiga para el olvido, permitió a los ecuatorianos armar una jugada en el área costarricense para definir al palo derecho de Chamorro.
El último tanto fue un contraataque por la derecha, en la que Arboine no marcó el centro corto. El pase llegó a un rival que estaba en la media luna y sin pensarlo remató entre el palo derecho y el arquero nacional para que el balón entrara suavemente.
Es claro que a la Tricolor le falta recortar espacios en zaga, sobre todo cuando la jugada viene antecedida por una transición rápida.
Los amistosos de Costa Rica previo a la Copa Oro dejan más dudas y preocupaciones que soluciones. Al final, la esperanza se basa en los chispazos o individualidades que pueden darse para cambiar una dinámica grupal que luego de dos años de trabajo, bajo el mando de Suárez, no parece cambiar.
Costa Rica entrará a un grupo de Copa Oro en el que Panamá, El Salvador y Martinica se entregarán al máximo y tienen muchas de las características que complican el juego nacional, como por ejemplo los movimientos rápidos en ofensiva, los pases al espacio y la intensidad para buscar el arco rival.
La Selección Nacional deposita todas su esperanzas en lo que puedan dar jugadores como Carlos Mora, Josimar Alcócer y la solidez de una zaga que no ha empezado el torneo pero ya luce desgastada por el trabajo que tiene cada 90 minutos.