Chicago
En el vestuario de la Sele aspiran a dar un golpe que mueva los cimientos de Estados Unidos por mucho tiempo: primero, sacar al país anfitrión en la primera ronda de la Copa; segundo, poner a tambalear el banquillo de Jürgen Klinsmann y, tercero, dejar marcadas secuelas para los próximos duelos de la hexagonal.
Óscar Ramírez es ambicioso. El discurso del seleccionador es enfático cuando asegura que quiere dar un gancho que los deje en la lona y de paso lograr el triunfo que los acerque a la clasificación.
"Esto se convirtió en un clásico de Concacaf. Tenemos que visualizar lo que viene en la eliminatoria. Sacarlos del certamen en su casa sería importante. Soy muy creyente de que hay que imponerse", aseguró Ramírez.
Machillo afirma que cuando un equipo acumula varios resultados negativos, cuesta quitárselos de la mente, y terminan resultando un factor negativo en la parte mental. Eso pretende hacer la Nacional, dejar herido a los norteamericanos para cuando toque verse las caras en la eliminatoria.
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"Yo creo que hay que visualizar todo, si tenemos que enfrentarlos en la hexagonal, esto será un plus, todo juega. Hay que pensar en la Copa, pero también en el futuro", agregó Machillo.
A diferencia de los enfrentamientos ante Paraguay y Colombia, este juego es visto con un tono de rivalidad distinto.
Celso Borges cree que, "es importante tener autoridad en el área" y para eso, la propuesta variará notablemente con respecto al debut en Copa América ante los guaraníes (0-0).
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Aún cuando el esquema táctico se mantenga, con la novedad de Francisco Calvo en lugar del sancionado Kendall Waston y de un posible cambio en el mediocampo, la Selección comprende que debe jugar distinto.
El engranaje táctico de Klisnmann es mucho más abierto y ofensivo que el de Paraguay, sumado a la presión que carga sobre sus hombros de no trastabillar y quedar eliminado en casa.
El rendimiento mostrado en los primeros juegos de la ruta mundialista y en la primera fecha de la Copa (derrota de 2 por 0 ante Colombia) hace que llegue con el agua al cuello a este compromiso.
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"Para nosotros es un partido de vida o muerte, si no ganamos, se pone la cosa muy dura", explicó el futbolista de Estados Unidos, Alejandro Bedoya.
Ramírez pretende aprovechar esto y utilizar dos vías para romper el esquema estadounidense: el control del balón y el contragolpe, de acuerdo a la propuesta que, de inicio, mande a la cancha Estados Unidos.
El equipo visualiza un partido mucho más agresivo. Con más opciones en ambos marcos y que se definirá por lo certero que pueda estar el equipo frente a la portería contraria.
De arranque, la línea de presión tica se mantendría en el mediocampo para sondear el planteamiento gringo.
Luego, podría estar más adelantada para intentar tener el control del juego.
Lo cierto es que Celso se toma muy en serio a su rival de este martes. Cree que la derrota frente a los cafeteros no refleja la verdadera cara de los norteamericanos en la cancha.
"No vi un rival desastroso como algunos manifiestan", aseguró Borges.
Dejar en la lona a Estados Unidos no será fácil.