Toronto, Canadá. El fútbol soso se le hizo costumbre a Costa Rica, que anoche consiguió una clasificación insípida a los cuartos de final de la Copa Oro.
La Tricolor no exhibió virtudes ante una selección aún más limitada como la de Canadá, que por poco triunfa y que por varios lapsos del juego metió atrás a los ticos.
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El empate 0-0 final, con que la Sele apenas alcanzó tres puntos para avanzar en el segundo lugar del Grupo B, fue en parte milagroso y con un sufrimiento extra, que no debería ser propio de un equipo que hace apenas un año finalizó octavo en el Mundial de Brasil 2014.
A la Tricolor le cuesta demasiado armar juego, no tiene una salida clara desde atrás y cuando ataca, depende mucho de una individualidad para inquietar al adversario.
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De hecho, la jugada tica más peligrosa fue en los pies de Deyver Vega, quien quebró hacia el centro del marco y remató.
David Ramírez, aunque llevó algo de peligro con remates de media distancia, tuvo que luchar solo contra los canadienses y, tras de eso, solo recibió balones por la vía del pelotazo.
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El sufrimiento costarricense hubiera sido mayor si Esteban Alvarado no se convierte en el salvador en un mano a mano con Marcus Haber, al minuto 23, quien superó la marca de Giancarlo González.
En el complemento, el cuadro de Paulo César Wanchope intentó tener la pelota, cuidarla, administrar los tiempos del cotejo, pero igual pasó apuros.
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La acción que detuvo la respiración de todos fue el error de Esteban Alvarado, a quien se le escapó de las manos el balón proveniente de un centro.
Un canadiense remató y de forma milagrosa Bryan Ruiz estaba ahí, en la ruta hacia el marco. El capitán apenas atinó a desviar el esférico y Roy Miller terminó de “reventar” la redonda.
Como el fútbol no alcanzó, la Selección no tuvo más remedio que encerrarse y casi implorar para que el reloj avanzara.
Wanchope incluyó a Miller para formar línea de cinco, e hizo entrar a José Miguel Cubero en vez de un desgastado Guzmán.
Incluso, en varias ocasiones Joel Campbell, quien esta vez entró de variante, optó por esconder el esférico en la esquina rival, con tal de que el tiempo avanzara.
En el último suspiro del encuentro, Canadá envió la pelota al corazón del área en un tiro libre, pero esta vez Esteban Alvarado la rechazó con fuerza.
Ahí llegó el alivio. El pitazo final hizo que Júnior Díaz alzara sus brazos en señal de victoria, mientras Esteban se abrazó fuertemente con Álvaro Saborío.
Costa Rica tendrá que mejorar mucho para demostrar que aún es favorita para ganar el máximo torneo de Concacaf. El boleto lo logró con poco fútbol, sin ideas y hasta con algo de suerte.
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