San Petersburgo, Rusia. Constantemente los jugadores de la Selección Nacional dicen: el listón no está alto, a eso es lo mínimo que debemos aspirar. Todo en referencia a Brasil 2014. Ese bendito Mundial, en el que la bandera de Costa Rica se transformó en bandera universal...
Aquella gesta fue histórica, única, espectacular, emocionante, utópica. Pero, en todos los aspectos, muy diferente a lo de Rusia 2018.
Lastimosamente, prensa, jugadores, cuerpo técnico y federativos no notamos que cuatro años después la historia iba a ser diferente. Constantemente se vivió con Brasil en la retina, las preguntas sobre la gesta eran pan de cada día en las conferencias, mientras que el estratega Óscar Ramírez una y otra vez repitió: ‘Vamos a hacer lo mismo o superarlo, mínimo. Esa es la consigna’.
Las señales eran otras y al final eso hizo que la cachetada rusa fuera más dura.
Los comunicadores una y otra vez insistimos en recordar esa página dorada que puso a Keylor Navas en el Real Madrid, también revalorizó a otros como Cristian Gamboa, Yeltsin Tejeda, Óscar Duarte y Celso Borges... Ahora la visión al futuro es muy distinta.
¿Qué pasará con Costa Rica? ‘Hay que entrar en un proceso de evaluación’. ‘No sé, debemos esperar’. ‘Algunos jugadores ya no estarán para la próxima eliminatoria, otros continuarán. Esas son algunas de las respuestas.
LEA MÁS: Brasil - Costa Rica: Agonía a la hora del cierre
Lo que queda claro es que esta fue la última gran competición de la generación que hizo exigir ganar la Copa Oro, cuando nunca se ha ganado, también puso a imaginar a la gente con una presentación digna en la Copa América Centenario y provocó que se le pidiera a Óscar Ramírez clasificar a la Copa del Mundo en primera posición de la eliminatoria.
Bien lo dijo Bryan Ruiz: ‘Brasil es un lindo recuerdo, eso es...’. Cuanta razón tiene el capitán tricolor, pero su mensaje se entendió hasta el final, cuando el agua estaba hasta el cuello, la Sele eliminada y los cuestionamientos aparecieron por doquier.
Aquella línea de cinco compuesta por Júnior Díaz, Giancarlo González, Óscar Duarte, Michael Umaña y Cristian Gamboa impenetrable para figuras como Mario Balotelli, Arjen Robben, Raheem Sterling y Edinson Cavani, sufrió ahora solo dos variantes: Oviedo y Calvo ocuparon el puesto de Díaz y Acosta el de Umaña.
El rendimiento de la zaga continúa siendo bueno, le logran marcar poco: Serbia lo hizo en táctica fija y Brasil no pudo anotar en 90 minutos, sus goles llegaron en tiempo de reposición. En conclusión: la defensiva, esa fortaleza, sigue aguantando embestidas rivales y se puede sostener.
La media cancha sí es diferente, tanto en composición como en lo mostrado en el campo. Llegar al Mundial sin estar en la plenitud de condiciones físicas y de ritmo pasó factura; el Macho lo sabe.
Según las palabras del propio técnico, él decidió utilizar a Johan Venegas de centrodelantero ante la falta de ritmo de los estelares.
“Lo usé mucho de centro delantero en la eliminatoria, pero por las condiciones de Joel Cambpell y Christian Bolaños los rescatamos al final aunque quizás no tienen el ritmo para hoy, entonces por eso opté por él”, explicó luego de caer 2 a 0 ante Brasil.
En cambio, para Brasil, Costa Rica sí tenía al Joel que venía de su mejor temporada en Europa, la 2013-2014 con el Olympiacos griego, y Bolaños llegó a esa Copa del Mundo después de jugar su última Champions League con el Copenhague de Dinamarca. En ambos casos, situaciones muy distintas a las que afrontaron, en el útlimo año, para llegar a otra cita del orbe.
La parte ofensiva de Costa Rica sigue siendo muy similar a la de Brasil, se apuesta a lo que pueda hacer un solo hombre, mientras el resto llega a apoyarlo. En aquella ocasión fue Campbell, ahora le tocó a Ureña. El problema de esa estrategia es el desgaste que provoca para el único delantero y sus compañeros: los volantes extremos que deben llegar a apoyar.
La Selección se volvió predecible, al punto de que no se desarrolló un segundo sistema. Costa Rica solamente juega con su 5-4-1 y, si no me equivocó la última vez que se intentó hacer algo diferente en el banquillo estaba Paulo César Wanchope, quien al menos probó en algunos cotejos la línea de cuatro.
El problema de la táctica tricolor es que es esencialmente para defenderse, empero en el momento en que le marcan se queda sin respuesta, sin reacción.
LEA MÁS: Palabras de Jorge Luis Pinto luego de la derrota de Costa Rica ante Brasil
En este Mundial la sensación que quedó fue de un Marco Ureña luchador, entregado, pero sin apoyo. Se le vio solitario en el campo.
Entre los hombres que están en duda, por edad para el siguiente proceso, en el equipo de todos están Ruiz, Christian Bolaños, Johnny Acosta, Patrick Pemberton, entre otros. Todos ellos vivieron la gesta hecha en el territorio sagrado del fútbol hace cuatro años, también les tocó vivir todo lo contrario en Rusia.
El gran error de Costa Rica, su gran pecado radicó en vivir siempre de Brasil 2014. Desde los protagonistas hasta los que están en la periferia de la Nacional crearon un vínculo directo entre lo que pasó y lo que debía ser, sin darse cuenta que lo de hace cuatro años era solo un recuerdo bonito, simplemente eso.
Jorge Luis Pinto se deja querer de nuevo por el pueblo, el técnico del pasado Mundial se deja ver, pone mensajes de cariño hacia la Selección, aunque no es claro si la solución sea volver a su disciplina. Lo cierto es que a la Nacional le urge encontrar nuevos esquemas, otra forma de ver el fútbol; la actual ya está desgastada y estudiada por los rivales.
Ahora la gran duda que queda es: ¿cuál es la realidad de Costa Rica? Solo el tiempo definirá una respuesta clara, lejos de las sensaciones épicas que dejó la victoria y las frustraciones que nos hereda una derrota.