¿Te acordás cuando estábamos en el hotel en Fortaleza en Brasil 2014?
Le habíamos ganado a Uruguay y yo estaba haciendo cuentas de posibilidades para pasar a la segunda ronda.
Te hice mis cálculos de cómo, si le empatábamos a Inglaterra (asumiendo perder con Italia) podíamos pasar a octavos.
Vos me volviste a ver y muy serio, con esa mirada intensa que tenés cuando algo te llega al alma, me dijiste: ‘Pero es que le vamos a ganar a Italia’.
Esa mirada y ese tono de voz determinado te lo volví a escuchar casi 8 años después, cuando muchos dudaban de la clasificación al Mundial de Qatar, cuando todo se veía improbable y difícil.
Una vez más más me sorprendiste: ‘Vamos a clasificar al Mundial’. Y me dijiste: ‘Este grupo está muy fuerte’.
Y acá estamos amor, ocho años después de la primera ilusión de un sueño tan grande que se te cumplía en Brasil 2014, después de ver dos mundiales que se te escaparon entre los dedos (Alemania 2006 y Sudáfrica 2010).
Pero es que vos no dejás de luchar nunca, las oportunidades te iban a llegar porque no dejás de trabajar por ellas.
Y este Mundial, tenía un sabor diferente para vos por dos cosas.
Primero, porque era terminar una carrera llena de éxitos y sueños cumplidos de la mejor manera, en el mejor torneo del mundo.
Pero segundo y lo más importante, porque siempre sentiste que este grupo se lo merecía.
Que pasito a pasito habían trabajado en silencio, frente a mucha crítica y descontento, y seguían en pie y con esperanza. Y más esperanza que nunca, porque pronto entendieron que eran como una red de una araña, que cada hilo por su parte puede no ser tan fuerte, pero unida, esa red era inquebrantable.
Y yo una vez más sabía que esto llegaba porque te lo merecías, porque siempre estabas al pie del cañón, siempre dando la cara en un barco que muchos pensaban que se hundía, pero que vos no estabas dispuesto a soltar.
Es que has sido un ejemplo para tantas personas, como jugador claro, pero sobre todo como persona y líder.
Tenés tanta empatía y solidaridad con tus compañeros. En los momentos difíciles estás ahí presente, acompañándolos y aconsejándolos. Y en los momentos buenos con una sonrisa de orgullo por ver a alguno llegar muy lejos.
Y esto lo que a mí más orgullosa me hace sentir, que vos has sabido siempre liderar con humildad y en beneficio de ese grupo que sé que para vos es familia, siempre entendiendo que hay un equipo que está por encima de cada uno y que solamente unidos se logran grandes cosas.
Me emociona ver el cariño de tus compañeros y tantos profesionales que luchan al lado tuyo por los sueños de tantos ticos que nos alegramos por la Sele.
Ellos, tanto como yo, saben el amor que le tenés a esa camiseta y con el respeto, lealtad y honor que llevás esa cinta de capitán.
En este último Mundial yo solo puedo decirte que lo exprimás al máximo, que vivás cada momento, cada partido, cada jugada con todo tu corazón.
Que disfrutés, por una última vez, el hacer esto que tanto amás. Que observés mucho y con el corazón abierto cada detalle, cada entrada a la cancha, cada aliento de los ticos, para poder quedarte con esos recuerdos por mucho tiempo en tu memoria.
Y podás contárselo a tus hijos que tan orgullosos te esperan en casa. Y quiero que sepás, que atrás tuyo hay tres niños que te aman con el alma, que se sienten tremendamente orgullosos de ser tus hijos.
Pero que además, con tu ejemplo, les has mostrado el camino para ser personas humildes, sencillas, leales a los suyos y con muchas ganas de tener sueños y comerse el mundo. Este va a ser mi mayor agradecimiento para vos siempre.
Cómo me emociona verte con la ilusión intacta, como si fuera la primera vez, con una ganas enormes de dar tu mejor esfuerzo y más.
Gracias por ser un capitán ejemplo, en la cancha, con tus compañeros, afuera de ella y en los corazones de los que tanto de amamos.
Gracias por dejarme compartir con vos esta última ilusión y llenarme siempre de orgullo.