Aunque en una eliminatoria todos los puntos cuentan, la forma en que los equipos cierran la hexagonal suele darles el pase al Mundial.
Costa Rica es el fiel ejemplo de que no hacer un mejor puntaje en la segunda vuelta, con respecto a la primera, suele pagarse con un alto precio.
Desde que se instaló el formato actual, camino a Francia 98, las dos veces en que la Tricolor bajó su rendimiento con solo cinco partidos por delante, acabó viendo la Copa del Mundo en la casa.
A la Sele le sucedió, primero, en la ruta al Mundial en territorio francés al alcanzar solo cinco unidades de los últimos 15. Después, hacia Sudáfrica 2010 únicamente sumó cuatro puntos.
Por consiguiente, cuando mejoró su cosecha en la segunda fracción, avanzó, sin mayor apuro, a un torneo absoluto.
Actualmente el combinado patrio registra 8 puntos, los mismos que hizo previo a la Copa del Mundo Brasil 2014.
“Siempre supimos que la eliminatoria no iba a ser fácil, enfrentamos a grandes selecciones que quieren ir al Mundial”, dijo Johnny Acosta en relación con la dificultad del actual proceso.
Curiosamente, en las últimas seis eliminatorias, Costa Rica siempre cerró la primera vuelta en zona de clasificación, aunque, como se citó anteriormente, el desenlace no siempre fue el deseado.
Frente a Trinidad y Tobago, mañana a las 8 p. m, el equipo nacional requiere la victoria sí o sí, amparada en que desde ahora los tres puntos tienen un peso absoluto.
“Esta segunda vuelta va a ser definitiva”, enfatizó el técnico Óscar Ramírez sobre la importancia de no fallar.
“Contra Trinidad la única vía es ganar o ganar. Hay que levantar la cabeza”, añadió el volante Yeltsin Tejeda.
Después del juego de este martes, a la Sele le quedará visitar a EE. UU., el 1.° de setiembre, mientras que cuatro días más tarde recibirá a México.
El telón bajará en octubre con el partido en casa frente a Honduras (6) y finalizará con el choque en Panamá (10).