En un pésimo primer tiempo de la Selección de Costa Rica, dos futbolistas intentaron luchar solos contra el mundo para darle un aire de esperanza al equipo patrio. Jimmy Marín y Manfred Ugalde fueron los únicos futbolistas del plantel patrio que consiguieron crear ‘algo’ de peligro en el primer tiempo contra Panamá.
Manfred lo hizo con su habilidad, pero sobre todo con sus ganas y deseos de demostrar su capacidad. El futbolista del Twente de Holanda chocó, pegó, marcó, corrió, metió y fue incómodo para los centrales, quienes tuvieron que fajarse para detenerlo.
Ugalde disputó 6 balones con los centrales y en dos ocasiones recibió falta, mientras que ganó tres veces y solo perdió un mano a mano.
El gran pecado del equipo con Manfred fue la falta de apoyo, la carencia de socios para apoyarse y conseguir elaborar. El ofensivo tico solo pudo realizar un remate en el primer tiempo, el cual se fue desviado.
La otra individualidad que marcó diferencia de forma positiva fue la de Jimmy Marín, aunque al parecer el técnico Gustavo Alfaro vio otras cosas, pues lo sustituyó en los primeros minutos del segundo tiempo.
El futbolista del Orenburg de Rusia también metió pata, pero además fue el único que entendió que a la Selección le urgía marcar. Pese a que la diana no llegó, él rozó la celebración.
Jimmy se combinó por la banda izquierda con Jefry Valverde, el balón le quedó en el vértice superior del área y con una jugada muy técnica puso una pelota al palo largo del arquero panameño; el esférico cerró en curva, pero pegó en el vertical de la mano izquierda. Marín se llevó sus manos a la cabeza y lamentó la acción.
Luego de esta jugada, el extremo agarró confianza y empezó a enfrentar rivales para conseguir estar dos veces frente al marco adversario; en una ocasión remató de derecha y exigió a Orlando Mosquera, mientras que en la otra, un defensor consiguió trabar su disparo.
Tanto Ugalde como Marín fueron lo destacable de Costa Rica en los primeros 45 minutos ante Panamá, en los cuales los canaleros demostraron transiciones efectivas, juego ofensivo dirigido a las espaldas ticas y una intensidad buena para jugar al fútbol. La zaga fue uno de los puntos más débiles del plantel de Gustavo Alfaro; los laterales y los centrales no se entendieron, además de que la imprecisión en el pase y la marca fue muy notoria; 14 faltas realizadas fueron la mejor argumentación de que el equipo patrio no andaba fino en la marca.