
“¿Cómo no me va a doler? Después de estar en un mundial, vemos que El Salvador está por encima de nosotros en el ranquin FIFA, eso no puede ser”, afirma el defensor Adolfo Machado, algo frustrado por el angustioso presente de Panamá.
Después del Mundial de Rusia en el 2018, el país vecino entró en una bache repleto de tropiezos, malas decisiones dirigenciales, fiascos deportivos y la angustia de estar con un pie fuera de la siguiente hexagonal, aunque todavía con vida en sus aspiraciones mundialistas.
Ubicado en el puesto 81 del escalafón, es la novena selección del área, por debajo de Curazao, Canadá y el equipo cuscatleco, que al día de hoy es el sexto lugar de Concacaf.
Con la colaboración del periodista Alexander Da Silva del diario La Razón de Panamá, La Nación elaboró una línea de tiempo que permite entender el desastre que enfrenta Panamá, más parecido a una novela de televisión que a una ruta mundialista.
1. Cambio en el formato

A partir de este proceso eliminatorio, el ranquin FIFA juega un papel esencial. Se decidió que las seis selecciones mejor ubicadas en el escalafón serían las que afronten la hexagonal. Entre estos seis equipos, habrá tres que clasifiquen al Mundial de Catar 2022.
Como suele suceder, se decidió otorgar un cuarto cupo que peleará un repechaje contra un país de otra confederación (aún no se define si Oceanía o Suramérica).
La diferencia es que este último espacio se disputará entre el equipo que termine de cuarto en la hexagonal y el ganador de una particular llave eliminatoria conformada por los 29 países del área que no lograron disputarla (quedaron por debajo del sexto puesto en el ranquin).
Por ejemplo, Nicaragua, Trinidad y Tobago y, muy posiblemente, Panamá. Pero, ¿por qué sería una pesadilla para los canaleros disputar esta larga llave?
Básicamente porque es un ‘mini torneo’ entre 29 países, que conlleva afrontar una fase de grupos, unos cuartos de final, una semifinal y una gran final. Y aun cuando la gane, tendrá que jugar dos repechajes más para acceder a la cita de Catar.
El primero de ellos frente al cuarto puesto de la hexagonal. Por ejemplo, si Costa Rica finaliza en esta posición, se medirá con el ganador de esta llave, a la que aspirarían los panameños.
Así las cosas, del ganador de este repechaje saldrá la selección de Concacaf que se mida con un equipo de Oceanía o Suramérica en busca del boleto mundialista.
2. ¿Por qué se le complicó la clasificación a Panamá?

A las federaciones de cada país se les comunicó sobre el cambio de formato, pues la urgencia de sumar puntos para aparecer arriba en el ranquin obliga a cada equipo a planificar muy bien sus partidos de fogueo, de forma en que no se caiga en un bache que luego se pague caro.
En Panamá se tomaron muy a la ligera las decisiones deportivas y administrativas después de la Copa del Mundo de Rusia; luego de la salida del banquillo del colombiano Hernán Darío Bolillo Gómez se nombró a dos técnicos interinos distintos, Gary Stempel y Julio Dely Valdes, sin que se definieran los parámetros y las exigencias del nuevo proyecto.
Panamá disputó un buen número de partidos durante ese año, pero al mismo tiempo se empezaron a acumular las derrotas, una tras otra. Perdieron en casa contra Ecuador, Colombia y Venezuela; se empató con Irlanda del Norte y luego se tropezó de nuevo contra México y frente a Bermudas por la Liga de Naciones (este partido merece un renglón aparte).
Panamá no gana en el Rommel Fernández desde octubre de 2017, cuando Román Torres le anotó a la Sele el gol que le permitió a su equipo garantizar el boleto a Rusia 2018.
En paralelo a los resultados deportivos, se alargó demasiado el nombramiento del nuevo presidente de la Federación Panameña de Fútbol, y es aquí donde nace el error más grave.
Manuel Arias reemplazó al jerarca Pedro Chaluja pero, al parecer, nadie le comunicó a Arias el nuevo formato de clasificación mundialista. Chaluja aseguró haberle informado, pero Arias lo negó.
Lo cierto es que el nuevo presidente se enteró de la importancia del ranquin FIFA durante la Copa Oro, cuando ya se había acumulado un sinnúmero de malos resultados.
Fue el estadígrafo Alexis Martín Tamayo, conocido como Míster Chip, quien con un tuit hizo ver el enorme error que cometió el entonces técnico interno Julio Dely Valdés, pues decidió jugar el último partido de la fase de grupos ante Estados Unidos con su banquillo, cuando a Panamá le urgía ganar para mantenerse entre los primeros seis del ranquin FIFA.
Luego, Valdés le informó a la prensa de que nadie de la Federación le había explicado el nuevo formato del escalafón, por eso su decisión de alinear a los suplentes, dado que Panamá ya estaba clasificado a la siguiente ronda de la Copa Oro.
Para ese momento, ya El Salvador y Canadá habían metido el acelerador en busca de meterse entre los primeros seis del área. Sumaron mejores resultados en los fogueos, mientras en Panamá empeoró la crisis deportiva a partir del momento en que empezó a sentir el agua al cuello.
3. Extraño proceso

En medio de la crisis, el presidente Arias optó por nombrar, al fin, un entrenador fijo. Los malos resultados y la urgencia de hacer un relevo generacional exigían un técnico de garantías.
Lo curioso es que la Federación se decidió por Américo Gallego, un estratega que sumaba más de cuatro años sin dirigir y que en su última experiencia con Independiente de Argentina no le fue del todo bien.
Con el barco hundiéndose, apareció el tropiezo que faltaba: la caída en casa de 2 por 0 ante Bermudas por la Liga de Naciones, definida por la prensa de este país como la peor debacle futbolera de toda la historia.
La gestión de Gallego suma una victoria y tres derrotas, aunque la caída frente a los caribeños fue la gota que derramó el vaso y que elevó los decibeles en Panamá; los números apuntan a que está matemáticamente fuera de la hexagonal, por lo que tendrá que disputar la llave larga.
4. El presente

Por el cambio de formato, los canaleros siguen con la llama encendida. Es decir, aunque no estarán entre los seis mejores, pueden disputar una larga llave contra otros 29 países para tratar de finalizar como ganadores y así enfrentar al cuarto lugar de la hexagonal.
Para este año, la idea de Panamá es llenar todas las fechas FIFA y utilizar la llave eliminatoria, en la que enfrentará a equipos, en teoría, más débiles, para acelerar el relevo generacional.
Aun así, se hará un último intento para entrar en la hexagonal, algo que se percibe casi imposible, ya que empieza el año en el lugar 81 del ranquin, en el noveno puesto de Concacaf, por debajo de México, Estados Unidos, Costa Rica, Jamaica, Honduras, El Salvador, Canadá y Curazao.
Aparece 42 puntos abajo del sexto lugar, que son los cuscatlecos.
De acuerdo a la planificación establecida por la Federación, enfrentarán a a Nicaragua el 25 de febrero y a Guatemala el 4 de marzo; las siguientes dos fechas no están confirmadas, dado que en un principio viajarían a Asia para jugar ante Tailandia.
Sin embargo, este país es uno de los afectados por el coronavirus, lo que al final evitó que se realizara la gira, cuando más les urge a los panameños acumular puntos.