Uruguay se erige hoy como el último escollo de la Selección Nacional en su año mágico, el reto final de una Tricolor que quiere cerrar con broche de oro una historia indeleble.
En Montevideo, Costa Rica tendrá de frente a un combinado que se niega a hablar de revancha, pero que está claro tiene cuentas por saldar con los ticos, esos que fabricaron su título de revelación a costa de aquella victoria 3-1 en Fortaleza ante los celestes: el primero de tres campeones del mundo que se toparon con la Sele en Brasil.
Si bien el duelo de esta tarde a las 5:10 p. m. se presenta con el antifaz de amistoso, está claro que ese antecedente en el sur y las necesidades de unos y otros prometen un encuentro de entrega, por lo que esa ausencia de puntos poco se recordará una vez que la bola empiece a rodar.
Lo que se juega. En la gramilla del mítico estadio Centenario se enfrentarán dos selecciones con mucho en la mesa.
Para el equipo del Maestro Óscar Tabárez está un examen más en esa tarea suya de promover el recambio generacional, urgente en una selección que ya está empezando a perder piezas con las que está claro no contará en el largo proceso que se avecina rumbo a Rusia 2018.
Diego Forlán o el mismo Diego Lugano son ejemplos de ello, dos figuras intocables de Brasil que ya están dando el paso al lado para darle espacio a los jóvenes.
También hay una algarabía local por el reencuentro de la selección del Mundial en su casa, que incluye nada menos que la presencia del ídolo Luis Suárez junto a la estrella Edinson Cavani, la explosiva pareja de delanteros que desde junio no hacen yunta en el frente de ataque uruguayo.
Del otro está la Costa Rica de Paulo César Wanchope, el libreto interino que a punta de resultados ha sabido sacudirse las críticas luego de que Jorge Luis Pinto dejara el banquillo tricolor.
Con la gran mayoría de los estelares que hicieron historia en Brasil, la Selección llega a Montevideo con la firme tarea de redondear ese año dorado, pero también de defender ese invicto de 11 compromisos, de momento el más largo en vigencia para cualquier selección del mundo.
De ahí que su último reto en ese período de interinazgo se levante también como el más importante de su carrera, porque no solo es su despedida, sino también la de un país que se niega a despertar del sueño.
Claro en eso, Wanchope adelantó ayer una titular que a excepción de David Ramírez y Álvaro Saborío respetó a prácticamente toda la columna vertebral del Mundial, lo más fuerte que se tiene para un reto que, como él mismo dijo, no cambiará nada de lo logrado, pero sí tiene el chance de adornarlo aún más.
Tabárez solo dio una pista de su 11 y es que Suárez estará ahí, tratando de pagar su ausencia en aquella afrenta que hoy la Tricolor intentará volver a dar.