Johan Venegas, tan criticado con la camisa del Saprissa, silbado en ocasiones por su afición... Esta a 12 días de disfrutar de su primera Copa del Mundo y me atrevo a decirlo: merece estar ahí, es más: hoy está en franca lucha por ser titular.
Muchos se cuestionan sobre quién será la sorpresa de Óscar Ramírez y él es tan metódico que hasta el movimiento impensado lo ha practicado una y otra vez: Venegas como su 9.
Este jugador, a quien en la S le costó entrar en sintonía con los aficionados, en la Nacional trabaja a la perfección. Es de los jugadores que se saben de memoria lo que el Macho le exige y cumple a cabalidad con la labor encomendada.
Cuatro goles en los últimos seis partidos disputados con Costa Rica como atacante hablan de una buena efectividad frente al marco, al tener en cuenta que en promedio disfruta de dos ocasiones para anotar. Así fue ante Irlanda: dos quedaron y una fue gol.
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Como delantero centro destaca sin problema: su habilidad, rapidez y buen olfato de gol hablaron por él en la discusión sobre si estaba o no en el nivel optimo para Costa Rica. Al final consiguió cambiar críticas por comentarios positivos.
Hoy los medios de comunicación no cuestionan su llamado, por el contrario hablan de lo que aporta, de un mejor rendimiento que el mostrado en el certamen local, de que con la roja tiene estrella.
Johan: el tiempo le dio la razón. Recuerdo cuando mencionó que era más feliz como centro delantero y... ¡es cierto! Ahí se le ve sonriendo, vive al máximo la conexión con el aficionado y cada vez que la pelota pasa por sus pies los abucheos, que recibía con los tibaseños, se transforman en un ¡uuuuuy! que va aumentando conforme se acerca al área contraria.
En el frente del ataque recupera la picardía ante el marco rival, no se achica pese a tener defensas corpulentos, aún así él va y choca.
Ante Irlanda del Norte primó el espectáculo antes de la función táctica, pero el Macho Ramírez volvió a reafirmar una variante que en inicio solo él comprendía: Johan Venegas puede ser el primer hombre en el ataque tico.
“En la eliminatoria jugó cinco partidos como centrodelantero. Para mí, conociéndolo, esa es su posición”, dijo el estratega en abril pasado.
Desde junio 2016, el jugador comenzó a pedir un campo cuando frente a Colombia, en la Copa América Centenario, encaró, anotó y fue un dolor de cabeza para el rival.
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“Cuando juego de 9 tengo mayor libertad de movimientos, entonces por una característica que tengo, que es la movilidad, creo que me sienta bien. En la banda tengo que tener más cerrados los movimientos, no puedo cruzarme al sector contrario, porque si no estoy en mi posición cuando se pierde la pelota quedará un hueco en el bloque defensivo, es más difícil”, explicó en junio del 2016.
En una Selección escasa de delanteros natos en el papel, como la de Rusia 2018, lo que da Johan es variedad porque no es igual a Marco Ureña y tampoco a Joel Campbell.
Ureña, ariete con millas acumuladas e incuestionable en el once de la era del Machillo, queda como anillo al dedo al estilo tico; él tiene la velocidad para acabar con los defensas en un contragolpe y su potencia marca diferencia.
Campbell, brillante frente a los irlandeses, tiene chispa, creatividad, potencia y definición. Cuando Costa Rica necesite llevar los hilos del juego y su responsabilidad sea atacar, este es el hombre. Puede actuar por banda y hacer loco como acostumbra cada vez que se pone la camisa tricolor.
Venegas, por su parte, es un colonizador de espacios, un futbolista que incomoda y que cuando arranca también se sabe defender en el pique largo. Su uno contra uno no es malo tampoco y quitarse una marca de encima no es problema.
Para Macho Ramírez, Johan Venegas siempre ha sido su as bajo la manga y le funciona; en el Mundial este es el hombre que puede sorprender en una alineación.
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