La Selección de Costa Rica se despidió de la Copa América con un buen sabor de boca. A nivel defensivo, el rendimiento fue muy alto. Se compitió en intensidad y dinámica contra rivales como Brasil, Colombia y Paraguay, y emergieron nuevos talentos que dan esperanzas, como Patrick Sequeira y Jeyland Mitchell.
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Sin embargo, el ataque fue la gran deuda. Ante Brasil no se hizo un solo remate y la posesión fue del 26%. Contra Colombia se registraron solo cuatro disparos desviados y una posesión del 36%. Frente a Paraguay, se lograron dos remates directos que terminaron en gol y una posesión final del 32%. En realidad, solo se vio una cara ofensiva en el primer tiempo contra los guaraníes.
En la primera parte contra los paraguayos, la tenencia de pelota fue del 40% para la Tricolor. Se realizaron dos intentos directos al arco (ambos terminaron en gol), se entregaron 102 pases buenos (34 de ellos en cancha rival) y se sacó un tiro de esquina. En el complemento, la posesión fue del 26% para los ticos. No se realizaron más disparos al arco, tampoco se sacaron córners y solo se completaron 70 pases acertados (22 en la mitad del rival).
Alcócer nos pone con dos de ventaja con un golazo⚽🔥 pic.twitter.com/u7uMtnLCju
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¿Por qué la Nacional solo dejó ver su cara ofensiva en 45 minutos en toda la Copa América?
El técnico Marvin Solano explicó lo ocurrido ante Paraguay y las causas de la poca producción en ataque en todo el certamen para la Selección:
“El posicionamiento inicial ante Paraguay fue para tomar la iniciativa del partido. Se adelantaron las líneas y se presionó más al rival, algo que no sucedió en los partidos ante Brasil y Colombia. Esto llevó a estar más cerca del área y lograr la anotación muy temprano. Conseguir dos goles rápidamente, producto de esa mayor cantidad de hombres que se sumaban al campo rival, llenó de confianza a los futbolistas nacionales.
Tácticamente, hay elementos que permitieron ser un poco más ofensivos: se reforzó el medio campo con un volante central de características defensivas como Jefferson Brenes para ayudar a Orlando Galo. Esto permitió a un jugador como Joel Campbell, quien se desempeñó como mediocampista por delante de los recuperadores, sostener más la pelota e intentar dar juego con su oficio.
En la delantera, no se utilizó un “9″ posicional al no estar Manfred Ugalde por sanción, sino que se apostó por jugadores muy rápidos e intensos, que recuperan el balón, corren mucho, incomodan a la defensa y no son estáticos. No se generó muchísimo más, pero sí se sostuvo más la pelota en la etapa inicial, sorprendiendo al rival.
El resultado da la imagen de que fuimos más ofensivos; sin embargo, lo que más destacó fue la efectividad, el crecimiento de la confianza y las mejores asociaciones con posesión de balón en gran parte del primer tiempo, porque luego esto se fue diluyendo y se perdió la pelota.
Aún falta más fútbol elaborado. Hay mucho mérito por ser tremendamente efectivos y por manejar un poco más la pelota en parte de la etapa inicial ante los paraguayos, aunque si vemos los goles, el primero es luego de una táctica fija y el segundo es por una transición, no por fútbol asociado.
La participación en la Copa es muy buena, se consiguieron resultados impensados y esto va a dar mucha confianza. No obstante, a esta Selección aún le cuesta atreverse a jugar cuando la presionan, como se vio ante Brasil, Colombia y en el segundo tiempo contra Paraguay.
Cuando los rivales asfixian, como los paraguayos, Costa Rica se queda sin vías de recuperación. No se ganan los rebotes defensivos, no se dan transiciones, no se tiene posesión de balón, amplitud del campo ni profundidad en ofensiva. No hay posesión porque falta movilidad.
Esta es la lista de lo que debe mejorar la Tricolor. No obstante, enfrentar a rivales competitivos, contra figuras de élite y sacar buenos resultados, genera que el futbolista crea que se puede y se dispare su confianza”.