Bad Kissingen. La selección ecuatoriana hizo ayer una última práctica en su sede de Bad Kissingen y quedó lista para viajar hoy a Hamburgo, donde mañana se enfrentará a Costa Rica en un partido que puede resultar histórico.
Una vez más, el técnico Luis Fernando Suárez impidió ver el entrenamiento y se negó a anticipar la formación inicial, a pesar de lo cual el periodismo da por descontado que comenzará con los 11 que derrotaron por 2-0 el viernes a Polonia.
Así, Christian Mora podría ir en el arco; Ulises de la Cruz, Iván Hurtado, Giovanny Espinoza y Neicer Reasco en la defensa; Edison Méndez, Alejandro Castillo, Edwin Tenorio y Luis Antonio Valencia en el medio, y Agustín Delgado y Carlos Tenorio como dupla de ataque.
Esa alineación se deduce de que todos lo hicieron bien contra Polonia y están aptos físicamente, pero además de algunas frases de jugadores que indirectamente dejan entrever que se recurrirá a la misma nómina.
"No hay que hacerle las cosas fáciles al rival. Cuanta menos información tenga el rival sobre el equipo, mejor", argumentó ayer Suárez respecto a su hábito, que no es nuevo de este Mundial sino que viene de mucho tiempo, de no hacer pública la alineación antes de los minutos previos al partido.
Ojo al rival. En el ambiente hay optimismo tras la victoria sobre Polonia, que le permite al equipo soñar con base real en una clasificación a octavos de final, pero también es evidente la necesidad de no menospreciar a un rival del que, contra lo que digan algunos comentaristas, se descuenta que ofrecerá una dura batalla.
"Para mí (Costa Rica) es el equipo con más experiencia del Grupo (A) y es un equipo muy bueno, que nos conoce bien. Este va a ser un partido totalmente diferente (que contra Polonia), porque la propuesta de Costa Rica es diferente y nosotros tendremos que dar una respuesta distinta", afirmó ayer Suárez, siempre atento a desvirtuar cualquier comentario que suene despectivo respecto a los ticos.