Connecticut, Estados Unidos. No hubo revancha, más bien hubo otro duro golpe al corazón.
No hubo nieve pero sí un contragolpe fulminante que al final generó lo mismo: una amarga caída ante la selección de Estados Unidos, ese rival que ya está comenzando a incomodar en todas partes.
El nuevo 1-0, ahora en la ciudad de Connecticut y no en Denver, tampoco es que es una fatalidad, pues tal y como lo manifestaron los futbolistas ticos, los objetivos para la presente edición de la Copa de Oro siguen intactos.
La Sele está en la ronda de los cuartos de final y todavía está en carrera por ese título que le fue esquivo a lo largo de su historia.
Sin embargo, lo que sí hace la caída es inflar cada vez más ese sentimiento de querer vencer a como dé lugar a los norteamericanos el próximo 6 de setiembre en el Estadio Nacional por la hexagonal de Concacaf al Mundial 2014.
Ya no pasa por la simple necesidad de sumar y acomodarse un poco más en la tabla.
Ya no pasa por la obligación de ganar para estar a solo tres puntos del torneo en Brasil.
Ahora se trata más por ese deseo tan humano como animal de no querer ser menos que nadie.
Si lo siente el tico promedio, para los propios jugadores debe ser todavía más fuerte.
El de ayer es un partido extraño. No se jugó mal y futbolísticamente se pueden rescatar aspectos muy positivos, pero el sabor que queda es doloroso por todo lado donde se le mire.
Más sentimientos. Otra cosa que agrava dicha situación que haya quedado en el terreno de juego ante la imbatibilidad en el arco, un récord que se convirtió en el mejor para un equipo de Concacaf.
El definitivo gol del mediocampista Brek Shea al 81’ quebró los 785 minutos que tenía la Tricolor de no recibir una sola anotación, tomando en cuenta la eliminatoria, amistosos y los dos primeros partidos del actual certamen.
Casualmente, la racha se inició contra este mismo oponente, luego de que Clint Demsey anotara al 16’ en marzo de este año.
Entre ambos partidos hubo siete compromisos en medio, en los cuales el equipo costarricense logró salir sin daños en la zaga.
La siguiente prueba será Honduras en un partido que evoca también otro montón de sensaciones: pique, rabia y nostalgia.
El primero pues los catrachos son el otro protagonista del llamado clásico centroamericano.
El segundo se debe a que en esta misma instancia de cuartos de final, hace dos años, los hondureños dejaron en el camino a la Sele.
El tercero ya que ese juego fue el último que disputó el fallecido defensor Dennis Marshall, quien hasta gol hizo ese día.