Madrid. El ansiado retorno a la escena mundialista de Colombia se topa on la combatividad de Grecia, la improvisación de Japón y el talento sin terminar de explotar de Costa de Marfil.
El cuarteto presenta un equilibrado reparto continental.
Colombia se adentró a lo grande en una nueva fase final. Después de su larga y oscura travesía por el ostracismo, aspira en Brasil a hacer valer su condición de cabeza de serie y a exprimir la fe de una generación talentosa que lidera el atacante del Mónaco Radamel Falcao.
El conjunto que maneja José Pekerman aspira a mejorar los octavos de final que alcanzó en Italia 1990, su tope hasta ahora.
Colombia, alentada por futbolistas de renombre como el propio Falcao junto a su compañero en el Mónaco, James Rodríguez, el meta David Ospina , o los veteranos Mario Yepes y Luis Amaranto Perea y otros como Camilo Zúñiga y Pablo Armero, arrancará el próximo 14 de junio ante Grecia.
El combinado heleno completará en su tercera presencia mundialista, al que llegó después de superar en la repesca a Rumanía.
Hasta hace una década asumía su condición de comparsa y disparó su prestigio con la conquista de la Eurocopa de Portugal 2004.
El fútbol griego explota al máximo la condición de conjunto. No se entrega nunca.
El devenir mundialista de Japón o Costa de Marfil es siempre una incógnita. Equipos inestables al margen de los pronósticos pero capaces de frustrar a cualquiera
Costa de Marfil, sin embargo, afronta en Brasil la última gran ocasión para una generación repleta de brillo. No obstante, la repercusión de sus nombres no ha terminado por ser rentable.
Japón afronta su quinta presencia seguida. Pretende mejorar los octavos del 2002, donde fue anfitriona junto a Corea, donde solo los penales, ante Paraguay, la bajaron.