Aunque 100 años de existencia hablan de un torneo de enorme tradición, el Abierto de Australia es el más "joven" del Grand Slam , pues los otros tres ya cumplieron el siglo de vida.
Sin embargo, este certamen que nació en 1905 impulsado por dirigentes de Australia y Nueva Zelanda, ya se hizo un lugar como el primer punto importante de cada temporada.
Cuando se jugó la primera edición (ganada por el australiano Rodney Heath) el tenis se practicaba desde hace dos décadas en ese país.
Antes de consolidarse como un torneo profesional, el Abierto deambuló por varias ciudades de Australia, e incluso las ediciones de 1906 y 1912 se disputaron en Nueva Zelanda. Una vez se jugó en canchas instaladas en el zoológico de la ciudad de Perth.
En 1972, en plena era del profesionalismo, se decidió dejarlo en Melbourne de forma definitiva. La cancha principal del Melbourne Park se llama Rod Laver Arena, en honor al legendario jugador, y tiene un aforo de 12.000 espectadores.
Hay otra cancha llamada Vodafone Arena, para 10.000 personas. Ambas cuentan con un techo que se puede abrir y cerrar.
Este año se espera la asistencia de 1.600 periodistas de 30 países, además de 35.000 aficionados. El calor de Melbourne hará que los seguidores calmen la sed con unas 11.000 botellas de agua y con 318.000 cervezas.
Y si los aficionados ticos al tenis se quejan del pobre papel de los costarricenses en la Copa del Café, a los australianos no les va muy diferente: ningún jugador de ese país ha ganado el Abierto desde 1976, en masculino. El último fue Mark Edmonson, quien curiosamente no estaba sembrado entre los favoritos.
La gran esperanza del público australiano es Lleyton Hewitt, pues la otra carta de triunfo de ese país, Mark Phillippoussis, se perderá el torneo por una lesión muscular.