Esteban Blanco se alista para zambullirse en el carril número cuatro... de una prueba que le exigirá mucho más que cualquier competencia de natación.
Luego de permanecer cinco días en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital México, debido a un aparatoso accidente, Esteban superó la etapa crítica y ahora se alista para comenzar el período de recuperación.
Para él, que es un velocista de la piscina, esta será una carrera diferente. De resistencia. De pasitos cortos y metas a largo plazo. De mucha paciencia.
Blanco, considerado el nadador más rápido de Centroamérica en distancias cortas, se accidentó gravemente en la madrugada del sábado trasanterior. El atleta iba hacia su casa a las 2 de la mañana y, al parecer, se quedó dormido al volante. Entonces, colisionó contra un paredón en la rotonda de Alajuelita, en la carretera de circunvalación.
El resultado del accidente fue sencillamente devastador: lesión seria en la rodilla izquierda, fractura con minuta (es decir, en pedacitos) en el talón derecho, fractura en todas las costillas del costado derecho y en cinco del izquierdo, un pulmón perforado e inflamación cerebral.
Fue llevado de emergencia al Hospital San Juan de Dios. Cuando ingresó al servicio de urgencias, ya los paramédicos habían estabilizado la herida interna del pulmón, que era la más grave de todas. La que le pudo haber costado la vida.
Según relató el doctor Jaime Ulloa, su médico de cabecera, Esteban no pudo ser intervenido en el San Juan por un problema con las salas de operación. Lo trasladaron al México, donde el ortopedista Vladimir Badilla lo operó a partir de las 6 a. m.
"Se le reacomodó el talón, porque había perdido el arco de pie, se le lavó la rodilla y le colocaron varios tornillos para darle estabilidad", refirió Ulloa, quien estuvo presente durante las tres horas que tardó la intervención quirúrgica.
Desde ese momento, y hasta el jueves anterior, Esteban vivió el calvario de una sala de Cuidados Intensivos. Finalmente sus heridas estabilizaron no fue necesario operarlo más y se le trasladó al salón de Ortopedia, de donde probablemente saldrá a inicios de la próxima semana.
Pero entonces vendrá la parte más difícil: la rehabilitación.
Votos de optimismo
"Quedará igual que antes del accidente. No, más bien quedará mejor, porque recuperarse de una experiencia tan difícil lo fortalecerá", indicó Juan de la Rosa Murillo, su entrenador en la Asociación Herediana de Natación.
Raúl Blanco, padre de Esteban, también avizora con optimismo el futuro de su hijo. "Hay que tener paciencia con las fracturas en las costillas y en la rodilla, pero los médicos nos han dicho que podrá recuperarse al 100 por ciento".
El doctor Ulloa, sin embargo, prefiere dar un margen de tiempo antes de brindar alguna opinión. "Tiene todo a su favor, por el hecho de ser un atleta de alto rendimiento. No obstante, de momento mi pronóstico es reservado", explicó.
Esteban tenía programado viajar hoy a Cuba para participar en un torneo internacional de natación. Además, iba a competir en los Juegos Mundiales Universitarios en Pekín, China, en agosto, y en los Centroamericanos de Guatemala, en noviembre. También había aplicado para una beca deportiva en España o Estados Unidos.
Todos estos proyectos quedaron archivados a las 2 a. m. de aquel inolvidable sábado.
"Pensábamos inscribirlo en seis pruebas de los Centroamericanos, para que ganara seis medallas de oro y se convirtiera en el atleta más valioso. Estaba en el mejor momento de su carrera, con tiempos inferiores a los que había conseguido en la Olimpíada de Sydney", señaló el entrenador Murillo.
Blanco, de 19 años, participó en las justas olímpicas en el 50 libre. Fue el momento culminante de una carrera que empezó, como todos los nadadores, precozmente, cuando todavía usaba pantalón corto.
"Él se tiró a una piscina por primera vez cuando tenía dos años. Pero hasta que estaba en cuarto año de colegio se tomó la natación en serio. Entonces empezó a romper marcas", recordó su padre.
Ahora, a Esteban le espera una zambullida más. Aquella que le exigirá mucha paciencia. La de pasitos cortos y metas a largo plazo.
Aquella que algún día recordará como la prueba más difícil de su vida.