Nunca en la historia el primer campeón de América había llegado en tan lamentable condición.
Uruguay, que comparte con Argentina el mayor número de cetros (14), es apenas la sombra de aquel equipo glorioso que arrasaba en Juegos Olímpicos y Campeonatos Mundiales.
Su tenebroso paso por la eliminatoria mundialista (penúltimo de la tabla) anuncia a una pálida versión de aquella histórica celeste . Algunos se atreven a decir que es la nueva “Venezuela” del concierto futbolístico suramericano.
En medio de la peor crisis deportiva de su historia, Uruguay encara esta nueva Copa América. El entrenador Jorge Fossati está experimentando todavía posibles alineaciones, pues solo lleva dos meses en el cargo.
Fossati no se complica prometiendo grandes hazañas en Perú. Lo suyo será tratar de consolidar un grupo que pueda afrontar con dignidad el resto de la eliminatoria mundialista.
“La Copa me permite trabajar durante varias semanas con los jugadores e insistir en los conceptos”, aseguró el estratega.
Con tal laboratorio por delante, obtener resultados agradables en la Copa no parece ser el gran objetivo. Incluso, el delantero Darío Silva aseguró que de nada sirve hacer una buena Copa América si después continúa el calvario en la ruta hacia Alemania 2006.
Capataz
La gran novedad en la formación charrúa es el recio defensor Paolo Montero, quien tenía dos años de retiro de la Selección.
Montero, consciente del mal momento que atraviesa el futbol de su país, aceptó volver a ponerse la celeste . Con él llegará el orden y la voz de capataz a una defensa que dio demasiadas concesiones en los últimos juegos.
También estarán Diego Forlán, del Manchester United, Richard Morales, del Osasuna español, y la nueva esperanza del futbol uruguayo, Carlos Bueno, delantero del Peñarol.
En cambio, no estarán Álvaro Recoba, Javier Chevantón y Gustavo Munúa, el arquero a quien Paulo César Wanchope venció con una gran anotación en la Copa anterior.