Fráncfort. La generación de futbolistas expertos en el Play Station será la encargada de tomar el relevo en la Selección.
Es un grupo que se nutre de procesos como el Mundial Juvenil de Argentina 2001 y la Olimpíada de Atenas 2004, y que ahora tomará el estandarte tras la salida de algunas figuras que resultaron claves para la Tricolor en los últimos años.
Paulo Wanchope y Rónald Gómez anunciaron que no seguirán más en el combinado tico, y otros futbolistas tal vez no llegarían con edad al próximo Mundial (José Francisco Porras, Harold Wallace, Mauricio Solís y Wálter Centeno, entre otros).
Eso abre paso a jugadores como Carlos Hernández, Álvaro Saborío, Cristian Bolaños, Wardy Alfaro, Michael Umaña, Rándall Azofeifa y Leonardo González. También hay otros que encontrarán un campo en la Selección, pero que no estuvieron para este Mundial, como Bryan Ruiz, Cristian Montero, Adrián de Lemos, Roy Miller y Carlos Johnson.
El gran reto es evitar que la transición resulte dramática. Ya el grupo más joven dio el primer paso en falso, cuando prácticamente obligó al técnico a recurrir a los veteranos en este Mundial.
La desastrosa gira pudo haber "apeado" a jugadores del cuadro estelar. Incluso, el técnico Guimaraes aseguró días atrás que si los más nuevos no presionan lo suficiente, algunos de los más veteranos podrían seguir disfrutando del privilegio de la titularidad.
Madurez. Poco antes del Mundial, Harold Wallace llamó la atención públicamente sobre problemas de actitud dentro del plantel. Según dijo, había jugadores que no estaban bien sintonizados con lo que significa un torneo de este tipo.
Algunos días más tarde, Luis Marín ratificó las palabras de Wallace al decir que ahora sí estaban mostrando el "chip" mundialista.
El entrenador, por su parte, citó en las primeras semanas el ejemplo de Víctor Núñez, de quien dijo que le estaba costando adaptarse a una concentración tan larga y exigente (al final, Núñez fue uno de los dos jugadores de campo que no jugó ni un solo minuto).
Tal proceso de maduración se facilitó en el Mundial anterior gracias al trabajo de Germán Retana, experto en liderazgo y trabajo de grupo a quien erróneamente se le decía el "motivador".
La actual Selección demostró ser débil para sobreponerse a los malos partidos de la gira previa y al hecho de ir abajo en el marcador en los dos primeros juegos.