Cuando Bulgaria se clasificó para el Mundial de Francia 98, Europa entera recordó la película Los viejos van a la guerra. El motivo es que el seleccionado será el más longevo entre los 32 finalistas, pues nueve de los 26 jugadores convocados esta semana "sobreviven" del Mundial de Estados Unidos 94.
¿Y será el más débil? Esto nadie lo sabrá. Solamente es seguro que los espectadores en Francia no verán nada nuevo de los futbolistas de mi país, pues son los mismos que hace cuatro años concretaron la mejor actuación en la historia del futbol búlgaro, al ubicarse en el cuarto lugar en la copa del 94, y luego fracasaron dos años más tarde en la Eurocopa de Inglaterra 96.
De hecho, el director técnico Hristo Bonev y el portero Zdravko Zdravkov, del club turco Istanbulspor, son los más nuevos protagonistas de Bulgaria, un conjunto que, en certámenes cortos, es famoso por sus problemas internos y la mala condición física de los jugadores.
"La ofensiva atómica", como llaman los periódicos en Bulgaria al trío conformado por los veteranos atacantes Emil Kostadinov, Lyuboslav Penev -no actuó en el 94, por lesión- y Hristo Stoitchkov, tiene 95 años entre los tres.
Lo mismo sucede con los demás titulares, quienes son legionarios y ya superaron los 30 años. Son el arquero Borislav Mihaylov, los defensores Trifon Ivanov -el barbudo líbero y capitán- y Petar Houbtchev, así como los medios Krassimir Balakov, Ivaylo Yordanov, Daniel Boriminov y Zlatko Yankov.
La sorpresa en la lista revelada esta semana por Bonev en conferencia de prensa, en Sofía, la constituye la ausencia de otro veterano, Yordan Letchkov, el "culpable" hace cuatro años de la eliminación de Alemania, 2 a 1, en cuartos de final del Mundial de EE. UU. 94, con un frentazo certero que superó esa vez la acción defensiva de Thomas Hässler y Bodo Illgner.
El seleccionador búlgaro solo se limitó a decir que no contará con el centrocampista Letchkov, de 31 años, quien juega actualmente en el equipo alemán del Vfl Bochum y que fue integrante de la planilla del Besitkas turco, donde tuvo un conflicto con el entrenador galés John Benjamin Toshak.
En la lista también destaca la presencia del mediocampista Stoicho Stoilov, nombrado el mejor jugador de la liga búlgara y vencedor de esta con su equipo, el Litex Lovech. Este jugador ya fue convocado por primera vez para el amistoso ante Macedonia en marzo pasado (Bulgaria cayó 0 a 1 de visita).
Otro volante, Ilian Gruev, del Neftochimik Bourgas, quien dio positivo en una prueba antidopaje la semana anterior, está en la nómina después de que la Unión de Futbol búlgara le realizó una nueva prueba en un laboratorio diferente.
Futbol instintivo
La modificación en el estilo de juego de una escuadra semejante, cuatro años más vieja de la cuenta, es imposible. Por esto, mucha gente en mi país ya pronosticó una catástrofe para los búlgaros que competirán por la clasificación en el Grupo D, al enfrentarse -en su orden- a Paraguay, en Montpellier (12 de junio); a Nigeria, en París (19 de junio), y a España, en Lens (24 de junio).
Lo anterior se refuerza en el hecho de que recibió el visado francés tras superar un auténtico callejón de los milagros. Empezó mal su campaña en el grupo 5 europeo con una derrota como visitante ante el modesto Israel, 1 a 2, en Ramat-Gan. Y la finalizó con otro revés, 2 a 4, frente a Rusia en Moscú.
Y si a eso le sumamos que Bulgaria concretó media docena de victorias sin convencer, algunas veces sin ninguna superioridad en el campo de juego, frente a Luxemburgo (2 a 1 y 4 a 0), Chipre (3 a 1 y 4 a 1), Israel (1 a 0) y Rusia (1 a 0), la tesis se confirma. Pasó, en efecto, por el callejón de los milagros.
"Nosotros jugamos un futbol instintivo. Somos expertos y asumimos las exigencias del partido en el momento", nos dijo en una ocasión el hoy exseleccionado Yordan Letchkov, después de la clasificación a Francia 98.
Esto comprueba cómo después de cada encuentro los pupilos de Bonev nunca supieron explicar cómo los ganaron, ni los adversarios supieron cómo los perdieron. Este "futbol instintivo" del que habla Letchkov también se le llama en mi país "un caos bien organizado".
Para el futbol búlgaro, el tiempo no corre. El sistema táctico del equipo es obsoleto y sus integrantes, viejos. Pero los jugadores construyen sus callejones y hacen milagros.
Para ello, es bueno retomar la idea de Hristo Stoitchkov, expresada en su retorno al CSKA Sofía, tras finalizar su relación temporal con el Al-Nasr, con el que campeonizó en la liga árabe: "Si queremos triunfar en Francia, debemos procurar que los otros equipos se adapten a nosotros y no nosotros a ellos".
(*) Vladimir Georgiev Stoitchkov es redactor del diario Democracia, de Sofía, y miembro de la Unión de Periodistas Búlgaros. Escribió esta información durante sus vacaciones en Costa Rica. También se utilizaron cables de las agencias Reuters, EFE y AFP.