Durante mis primeros años de vida, fui una persona muy delgada, incluso buscaba formas de aumentar mi peso. Sin embargo, a partir de los 28 años, comencé a sufrir con el exceso de grasa abdominal. Inicialmente, esto no me preocupó demasiado y continué alimentando esta acumulación de grasa, pero todo cambió a los 32 años cuando me encontré con una foto mía y dije: “Estoy gordo”🤦♂️.
A partir de ese momento, tomé la decisión de realizar un cambio significativo en mi estilo de vida, dándole un lugar importante al ejercicio 🏋️♂️ y a una alimentación saludable 🥦. Inicié con una nutricionista y me inscribí en un gimnasio. Los cambios fueron notables en los primeros meses. Desde ese momento he mantenido una alimentación adecuada, pero lo del gimnasio no es precisamente mi fuerte y no puedo ir más de tres veces a la semana.
A pesar de que mi peso era el adecuado, siempre estaba decidido a deshacerme de esa incómoda “pancilla”. Comencé a explorar diversas opciones, considerando invertir más tiempo en el gimnasio (esta opción no me entusiasmaba) o analizar otro tipo de dieta. Fue en este momento cuando surgió una alternativa que llamó mi atención: la dieta Keto 🥓.
Para las personas que no están tan enteradas, la dieta keto, abreviatura de “cetogénica”, es un dieta que se centra en reducir drásticamente los carbohidratos y aumentar la cantidad de grasas que uno consume (el sueño de los amantes del tocino).
El objetivo principal de esta dieta es inducir un estado metabólico llamado cetosis, en el cual el cuerpo comienza a quemar grasa como fuente principal de energía en lugar de los carbohidratos. Por lo cual, la dieta keto se caracteriza por consumir grandes cantidades de alimentos ricos en grasas saludables 🥑.
Inicié en esta dieta con la supervisión de mi nutricionista y planteamos hacerlo por mes y medio. Muchas personas hacen esta dieta de forma indefinida, pero yo no estaba interesado en eso, solo quería reducir grasa 📉.
Ella me compartió información adicional y diseñó un plan de alimentación específico para mí 📝, pero al leerlo, decidí profundizar más en el tema (siempre que me interesa algo, dedico muchas horas a investigar). Fue entonces cuando descubrí que para mantenerme en cetosis de manera constante, necesitaba ser más riguroso y dejar de contar porciones (que es lo más sencillo para la mayoría) para concentrarme en los macronutrientes 📊.
Los macronutrientes son los componentes esenciales de la dieta (proteínas, carbohidratos y grasas) que proporcionan energía y son necesarios en grandes cantidades para el funcionamiento adecuado del cuerpo humano.
Como buen ñoño que soy 🤓, encontré una aplicación llamada MyFitnessPal (aunque hay varias opciones) que me permitía llevar un registro de manera precisa de cuánta grasa, proteína y carbohidratos podía consumir diariamente, estableciendo porcentajes precisos.
Puede sonar complicado, pero sinceramente, no lo es. No obstante, para quienes prefieren simplificar, contar porciones en lugar de adentrarse en “modo ñoño” puede ser una opción más sencilla.
Mi primera experiencia con la dieta keto fue sorprendentemente tranquila. Me adapté con facilidad y fue divertido comer alimentos que antes solo consumía ocasionalmente, como tocino, chorizos, salsa ranch, chuletas, mucho aceite, entre otros 🍽️.
En aquella ocasión, recuerdo haber reducido mucho mi grasa corporal, aunque no logré eliminar por completo la grasa abdominal, pero los resultados fueron bastante alentadores 🎉.
Al final, después de mes y medio, quedé satisfecho con los resultados y la velocidad con la que se puede perder peso siguiendo esta dieta, pero varios detalles me llevaron a no continuar con ella.
La primera fue el aspecto social 🤝. Aunque en la actualidad es más común encontrar “menús keto”, salir a comer fuera o visitar amigos y familiares limitaba en gran medida mis opciones alimenticias y la dinámica de disfrutar en conjunto de las comidas.
A esto se suma la constante tentación 🍔🍟, aunque poseo una buena fuerza de voluntad (cuando quiero), prefiero disfrutar de la libertad de comer lo que quiero en cualquier momento, y la dieta keto limita esto y es difícil mantenerlo a largo plazo. Admiro a las personas que logran mantener un estilo de vida keto.
Una de las restricciones que más me afecta es la exclusión de frutas durante todo el proceso para lograr la cetosis 🚫🍎. Esto no implica que sea imposible consumirlas en esta dieta, pero es necesario mantener un control riguroso de la ingesta de carbohidratos y azúcares.
Otro punto importante es que, con el tiempo, algunos alimentos que al principio me resultaban deliciosos terminaron generándome asco 🤢. Hasta la fecha, cinco años después, siento una gran repulsión hacia la salsa ranch y las chuletas, y no he vuelto a consumir ninguno de esos dos alimentos desde entonces. También me ocurrió algo similar con el tocino, aunque después de varias semanas volví a consumirlo, pero ya no me resulta tan sabroso como antes.
Después de esa primera experiencia, retomé la dieta keto dos veces más, actualmente me encuentro en la tercera.
¿Y por qué lo hago? Porque mi disciplina para el ejercicio es poca, y aunque mantengo una dieta diaria saludable 🥗🥦, la falta de actividad física me hace ganar peso, y la dieta keto se presenta como una solución “fácil”.
¿Recomendaría hacerla? Sí, definitivamente. No obstante, es importante destacar que la dieta keto no es adecuada para todas las personas y siempre es aconsejable hacerla bajo supervisión médica 🩺.
Para cerrar, si bien esta dieta ha demostrado ser una solución efectiva para mí porque me aburre ir al gimnasio, reconozco que no es un camino apto para todas las personas. La clave, como en cualquier cambio en la alimentación, es entender todo lo que implica hacerlo y las preferencias individuales, así como contar con el apoyo y supervisión adecuados de un profesional de la salud. La dieta keto puede ofrecer beneficios notables, pero su sostenibilidad depende de cada persona.
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