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Sonia Quesada Arce siempre fue una estudiante sobresaliente. Sus notas eran de las mejores de la clase en el colegio agropecuario de San Vito, en la Zona Sur. Ella estudiaba en las madrugadas: se levantaba a las 3 a. m. y encendía una candela para iluminar un rincón de su casa y hacer sus quehaceres.
A clases iba de 7 a. m. a 4 p. m. Cuando la tarde aún estaba clara, aprovechaba el tiempo que quedaba de luz para ayudar a su papá a recolectar café. El señor padecía mucho, principalmente de problemas digestivos. Él quedó huérfano a los cinco años y desde entonces empezó con diferentes malestares. Sonia tenía toda la consideración y su mamá también: la señora trabaja duro para sacarla a ella y a sus otros cuatro hijos adelante.
Cuando Sonia terminó el sexto año de secundaria su madre la apoyó con la idea de ir a estudiar costura a San José, en el colegio había aprendido bastante de artes manuales. Como en su pueblo carecían las oportunidades de empleo, ella planeó especializarse como modista y poner un taller en su comunidad. Una conocida de la familia le alquiló una habitación en Desamparados, al sur de la capital por ¢90 al mes. Corría el año 1979.
Recién instalada, Sonia pensó en hacer algo más y salió a buscar trabajo. Llegó a San José centro y en las cercanías del Banco Central vio un restaurante que llamó su atención: era McDonald’s. Nunca había escuchado del lugar y menos había entrado a uno.
Su vida estaba a punto de cambiar para siempre.
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El 28 de diciembre del 2020 McDonald’s cumplió 50 años de presencia en Costa Rica. Este fue el primer país fuera de territorio norteamericano en el que se abrió un restaurante de la cadena. En aquella época, 1970, Manuel Jiménez y Carlos Lachner fueron quienes visionaron traer la franquicia al país.
En el año 2019, Sonia Quesada Arce celebró 40 años de trabajar para McDonald’s. En 1979, recién llegada a San José, fue ese restaurante el que le dio su primer empleo formal. Aquella vez, cuando visitó el local de San José, Carlos Sequeira, otrora director general y padre de Esteban Sequeira, quien hoy ocupa ese mismo puesto, fue quien la recibió. Le dijo que recién contrataba personal, pero que sabía que en el local de La Sabana buscaban colaboradores.
Mientras le escuchaba, Sonia no podía dejar de ver a las personas que disfrutaban de una selección específica: quesoburguesa, papas y un shake de bebida.
Preguntó dónde quedaba la parada de Sabana, tomó un autobús y fue decidida a tocar puertas.
“Me atendió Jorge Montero. Me medio entrevistó en el pasillo. Me dijo: ‘venga mañana’. Y ahí me quedé. Paralelo al trabajo llevaba las clases de modismo, y después me interesé en las clases de contabilidad y mecanografía. En eso me enamoré y me casé”, cuenta doña Sonia, quien recuerda que en aquella época solamente había tres restaurantes de la cadena de los arcos dorados (San José, Sabana y Guadalupe). Hoy cuentan con 66 locales en seis provincias. Puntarenas es la localidad a la que esperan llegar pronto.
Un trabajo para crecer
En el McDonald’s de Zapote, uno de los conocidos restaurantes del futuro de la cadena en los que las personas pueden ordenar solas en kioskos digitales de autogestión, está Esteban Sequeira, el actual director general de Arcos Dorados, franquiciadora de McDonald’s en Costa Rica y 20 países más.
El director saluda con cariño a doña Sonia; no la puede abrazar por las medidas de distanciamiento social implementadas en tiempos de pandemia, pero el afecto se nota. Y es que ella le conoce desde niño y lo ha visto a él crecer en la empresa.
Sequeira, de 42 años, tiene la mitad de su vida trabajando para la marca, hoy ocupa el máximo puesto, pero sabe lo que es empezar a crecer desde colaborador regular, un trabajo que implica atender las cajas, cocinar tortas y papas y entregar órdenes, entre otras tareas.
Sonia Quesada regresa al pasado y revive el sentimiento de paz y seguridad que le generó ser contratada aquella vez.
“Algo que tiene McDonald’s es que te desarrolla, te impulsa. Nadie puede decir que entró a ser solo cajero o el parrillero y quedarse ahí, aquí hay posibilidades de crecer y desarrollarse. Todas las personas que entran nacen desde abajo. Pasan por un entrenamiento y conocen todos los puestos. Nadie llega a ser gerente de un solo. Todos tenemos que trabajar en el restaurante y entender de qué estamos hablando, don Esteban lo hizo”, dice. Ella llegó a ocupar, en 1997, el puesto de gerente de restaurante, o sea, la cabeza de un local.
Pero antes de esto rememora sus primeras labores que décadas atrás eran más exigentes. Por ejemplo, recuerda que por años las papas, que hoy importan de Canadá cortadas y congeladas, las recibían desde Tierra Blanca. La variedad ideal era la rosita y tenían una máquina similar a una olla enorme en la que se metían 50 o 100 libras y en 60 segundos estaban peladas. Ella las tomaba una por una y las ponía en una máquina que las partía en los bastones que conocemos.
“Teníamos varios tipos de freidor: uno para precocinar a una temperatura más baja. Se dejaban reposar treinta minutos y luego a freír en temperatura más alta. Quedaban deliciosas”, agrega. Luego comenta que en épocas lluviosas, al trabajar producto fresco, a veces las papas no quedaban tan crujientes, y la idea siempre fue que el sabor fuera el mismo en todos los restaurantes.
Doña Sonia, quien prefiere no mencionar su edad, continúa hablando de sus tareas en décadas pasadas. “Yo llegué a cocinar las tortas, antes era más difícil, uno las colocaba con cuidado en la plancha, les ponía un sellador, las salaba y les ponía la cebolla. Ahora existe el clenching (especie de plancha). Siempre han existido computadores para cronometrar los tiempos. La carne tiene que alcanzar cierta temperatura para la seguridad alimentaria.
“Me acuerdo que yo llegaba a clases con las manos oliendo a pepino y a cebolla, el olor no se me quitaba, antes se trabajaba sin guantes. A mí eso nunca me avergonzaba. Siempre he sentido orgullo por la marca”, cuenta Quesada, quien dice que en sus primeros años en la empresa hacían el té con limón de manera artesanal. También con un cuchillo partían la cebolla (en cuadritos para las hamburguesas y en tiritas para el cuarto de libra) y la lechuga.
“Para hacer cinco galones necesitábamos 17 onzas de jugo de limón. Nosotros los exprimimos. También necesitábamos dos libras y media de azúcar. Todo se batía con un globo grande. Era como hacerlo en casa”, continúa doña Sonia.
En sus años de trabajo tuvo oportunidades de capacitarse. Fue a llevar un curso de liderazgo a la Universidad de la Hamburguesa, en Chicago. También recibió diferentes reconocimientos por su labor. Ganó como gerente del año varias veces y el premio Ray Kroc que solamente ostentan el 1% de los gerentes en el mundo.
Doña Sonia vivió la llegada del Automac: el primer servicio en el que las personas podían comprar desde su vehículo se estrenó en La Sabana. También vio cómo se implementaron los entregas express. Hoy se apoyan en las plataformas de delivery.
Amor de décadas
Cuando McDonald’s abrió en Costa Rica su menú constaba solamente de cuatro productos: Big Mac, quesoburguesa, hamburguesa y las conocidas papitas. Hoy la variedad cuenta con más de 100 opciones entre las que están los clásicos, otros más premium y variedad de pollo.
El menú de desayuno se implementó en 1983. Sonia Quesada recuerda que las carteleras en las que se anunciaban productos y precios se cambiaban a mano. Hoy son digitales.
“El desayuno no lo trabajé mucho porque siempre pedía el turno de la noche para cuidar de mis hijos. Tengo tres hijos, tres nietos y cuatro perros. Cuando tenía 21 años también adopté a una chiquita de nueve, me decían que por mi edad no podía cumplir el rol de mamá; hoy los hijos de ella son profesionales”, confía la dinámica señora.
“Fui subasistente, asistente de gerencia, primer asistente de gerencia y gerente de restaurante. En mi puesto de gerente, a uno le corresponde velar por la motivación de colaboradores, por el servicio, la limpieza y la calidad. Este es un trabajo que uno llega a amar tanto. Tuve mucha dedicación por el trabajo. Valoré a la gente que trabajaba con uno”, agrega y reitera su gratitud tras ser reconocida con distintos galardones.
Sus cuarenta años de empleo en McDonald’s le permitieron desarrollarse como persona y ser feliz haciendo algo que le llenaba.
“Mi esposo es ingeniero en sistemas. Siempre me apoyó. Ya me pensioné y me siento con energía. Pero económicamente vivimos bien y no es necesario que yo trabaje. Siempre me gustaba lo que hacía. Seguí porque me gustaba”, admite.
Dice que durante sus años de trabajo, en los que creció junto a la compañía, siempre buscaba evolucionar con la intención de brindar mejor servicio al cliente. Aún recuerda esas épocas en las que las filas eran largas y sentía alegría al saber “que llegaría platita a la caja”, además de vivir la presión, pues la intención era que los consumidores salieran complacidos.
“A veces satisfacer la demanda de mercado no era tan fácil, nos quedamos sin producto, los restaurantes siempre estaban llenos. (Parte del desarrollo de los años fue) satisfacer la demanda y facilitar el trabajo del equipo. McDonald’s fue creciendo en el tiempo.
Se implementaron facilidades de negocio para satisfacer las necesidades de los clientes: como el Automac, recuerdo que en la construcción hubo que colocar una banda. Estuve cuando se abrió el primero. La comida se pasaba en bolsas. Eso facilitó las compras del cliente. Después de los 90 se evolucionó más. Los colaboradores se preparan para ser parte de las gerencias”, recuerda doña Sonia. Ella comenta que los principales cambios que vivió fueron tecnológicos y allí, aunque “fue duro” acostumbrarse a nuevos equipos ingeniosos, nuevamente volvió a comprobar su poder de adaptación.
Por ejemplo, hace décadas los proveedores de pollo llamaban a diario para ofrecer el producto, ahora, cada caja cuenta con un software a través del cual se realiza el pedido.
Datos brindados por el director general, Esteban Sequeira, indican que un 50% de la población del país visita McDonald’s cada mes. “Es el restaurante número 1 de la familia en Costa Rica”, añade.
Doña Sonia menciona los primeros Playplace, siempre con las inolvidables piscinas de bolitas y los toboganes, que dice, antes eran más pequeños “pero siempre divertidos”. La Cajita Feliz, menú infaltable en los niños que llegan al lugar, llegó al país en 1979. Ya tiene 42 años de existir y hoy está la opción de elegir entre un juguete (producto de una alianza con Disney) o un libro.
“A uno le satisface ver a la familia disfrutando de su tiempo de comida. Vienen para estar contentos, felices, para que los chiquillos brinquen y corran”, añade la señora.
Hace casi dos años que doña Sonia se pensionó, pero sigue siendo una más en McDonald’s: los colaboradores la saludan y el director general dice a son de broma que a ella le corre ketchup por las venas. Hoy, en el marco de la celebración de los 50 años del restaurante que fue su casa al llegar a San José desde San Vito, ella expresa sus sentimientos.
“Es un orgullo, una satisfacción, le guardo mucho cariño a McDonald’s porque fue la que me vio nacer, me terminó de desarrollar, de formar, de educar, de cosas que aún conservo y que me han servido para muchas cosas. Uno ve la vida de forma diferente. Fue un tiempo de mucho trabajo y también de mucho agradecimiento”, dice sonriente.
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Oportunidad, compromiso e inclusión
En fotos del recuerdo aparece Esteban Sequeira trabajando en diferentes posiciones en McDonald’s. Hoy, cuando el restaurante cumple 50 años en el país está orgulloso de celebrar algo que él mismo ha vivido.
“Mantener el liderazgo y la preferencia de los consumidores costarricenses es lo más grande, así como decir que en 50 años nos hemos mantenido como el restaurante número 1 de la familia costarricense y que atendemos al 50% de población todos los meses. Ver la alegría de las personas cuando hacemos una apertura no tiene precio. También ver el trabajo que vamos creando a partir de 50 años es muy valioso”, dice Sequeira, quien destaca que en estos años por las cocinas de McDonald’s han pasado unas 80.000 personas, a quienes también se les ha brindado la oportunidad de un horario que les permite estudiar.
Actualmente dan empleo a más de 2.000 jóvenes.
“El 80% de gerentes son personas que han crecido en la empresa. Empezaron como colaboradores. Ahorita tenemos una alianza con la Universidad Castro Carazo para sacar un técnico en alimentos y bebidas.
“La experiencia de crecimiento es algo muy bonito. Llena de satisfacción contar historias de crecimiento. McDonald’s te capacita, te forma y te enseña cosas para la vida. Las personas que pasan por aquí después son profesionales buscados porque aprenden destrezas, conocimientos en inocuidad, calidad de comida, comunicaciones, recursos humanos y a trabajar con equipo”, menciona.
El director se expresa desde su experiencia. Se conmueve hablando de doña Sonia Quesada y la vida que dedicó al restaurante y también de aquellas personas que tras trabajar para la cadena, estudiaron y optaron por becas en otros países.
También aparecen las carcajadas al recordar “alguna torta” en estos años de trabajo. Menciona una.
Él era asistente de gerencia y recién iniciaba el Festival de la Luz. El ambiente en el restaurante de la Plaza de la Cultura estaba tranquilo, así que decidió autorizar a la mayoría del equipo de ese turno para que fueran a sus casas a ver el evento luminoso.
“Ingenuamente creímos que el restaurante no se iba a llenar y los mandamos a casa a ver el desfile. Por la poca experiencia no comprendimos de que el restaurante estaba vacío porque la gente estaba viendo el desfile pero que al terminar se llenaría. Pasó y no teníamos colaboradores. Imagínate el caos, la gente se salía por las puertas. Son cosas que se aprenden. Sacamos la fila como pudimos. Esta es una historia para contar de una torta que uno se jaló. Ese día el trabajo de diez lo hicimos como tres gatitos. Al final uno quería tirarse al piso del cansancio”, rememora, aún entre risas.
De este medio siglo también resaltan la igualdad de género: en McDonald’s Costa Rica el 51% de la fuerza laboral, a nivel de restaurantes y gerencias, es femenina.
“En McDonald’s no se tolera ningún tipo de discriminación. Se han creado varias áreas. Tenemos una red de mujeres de Arcos Dorados en 20 países en los que está McDonald’s. Buscamos mayor equidad para ayudar y empoderar.
“También se trabaja un comité de diversidad e inclusión sobre equidad de género y diversidad sexual. Trabajamos con una población muy diversa. Somos absolutamente respetuosos. Hemos abierto las puertas a colaboradores con algún tipo de capacidad diferente”, agrega Wendy Madriz, supervisora de comunicaciones de Arcos Dorados. Ella adiciona que ahora mismo en el equipo cuentan con Diana Leiva, una colaboradora con acondroplasia (la forma más frecuente de enanismo).
Sobre las prácticas de sostenibilidad, el director explica que desde hace 20 años las están implementando luego de eliminar las bolsas de plástico. ¿Usted las recuerda?
Desde entonces usan empaques de papel. A inicios del 2018 eliminaron el uso del estereofón y actualmente el cambio más significativo en el contexto de eliminación de plásticos de un solo uso es la implementación de unas tapas que traen una ranura, lo que hace innecesario el uso de una pajilla.
Algunos datos e hitos de McDonald’s en Costa Rica. ¿Los recuerda?
-Las tortas de McDonald’s son 100% de carne de res. Cuentan con un proveedor nacional (Montecillos) y otro guatemalteco.
-Cuando en 1970 se inauguró el primer restaurante (en San José, frente al Banco Central), en Costa Rica vivían 1.7 millones de personas.
-En 1972, el restaurante de Sabana fue el primero en incorporar un PlayPlace.
-El primer Auto Mc se inauguró a inicios de los 80 en la sede de La Sabana.
-En noviembre de 2002 el primer McDonald’s en abrir fuera de la GAM fue el de Pérez Zeledón.
-El restaurante con más visitación es el ubicado en Parque de la Paz, seguido de Sabana y Plaza del Sol.
-McDonald’s Costa Rica se convirtió, en el 2011, en la primera cadena de restaurantes de servicio rápido en servir café carbono neutro de Coopedota.
-El aceite utilizado en los restaurantes se reutiliza en su 100%. Se entrega a una empresa que se encarga de convertirlo en biodiesel y para utilizarlo en procesos de fabricación de jabón.
-La ensalada premium fue incorporada al menú en el 2004.
-En el 2011, McDonald’s incluyó en su menú de adultos, una opción de ensalada entre los acompañamientos de los combos.
-Actualmente, el producto preferido de los ticos es el Big Mac. En el 2018 este producto celebró su 50 aniversario.
-En el 2016, McDonald’s lanzó al mercado nacional la Signature Collection by McDonald’s, una línea de hamburguesas premium que ha presentado una variedad de opciones.
-En el 2019, la Cajita Feliz tuvo el mayor cambio a nivel nutricional, con más vegetales, menos sodio y azúcares y más fruta, por medio de un colado de manzana.
-La Cajita Feliz, que en el 2019 cumplió 40 años, fue presentada por primera vez como la Circus Wagon Happy Meal, en junio de 1979, en Estados Unidos. Las primeras versiones de la Cajita Feliz mostraron una caja decorativa incluyendo varios juguetes como trompos o borradores con los personajes de McDonalandia.
-Algunas de las colecciones más buscadas de la Cajita Feliz fueron: Power Rangers, SpaceJam, Furby, Cowboy McNugget, Hamburger Changeable, entre otras.
-McDonald’s cuenta con el servicio de entregas a domicilio (McDelivery) a nivel nacional, desde 1995. Desde 2el 018 se apoyan en plataformas de entregas.
-Costa Rica fue el primer país de la región norte de Arcos Dorados en abrir un McCafé. El restaurante elegido fue el de Plaza del Sol y su apertura se realizó en 2004.