Aguas de un verde esmeralda de ensueño y una naturaleza muy activa que acompaña al visitante: así es el Parque Nacional Manuel Antonio, en el Pacífico central.
Esta joya se adueñó del primer puesto en la búsqueda de las siete maravillas turísticas de Costa Rica, gracias a la votación de miles de ticos en el sitio de La Nación en Internet.
La sorpresa de la escogencia, al final, no es tanta. Al recorrer sus senderos en compañía de los animales o al bañarse en sus playas uno no deja de pensar: si esto no es el paraíso terrenal, ¡se le debe de parecer mucho!
Su belleza es tal que la revista Forbes incluyó el sitio en una lista de los 12 parques nacionales más hermosos del planeta. En ese conteo incluyó reservas en Tanzania, Australia, Suiza y Japón.
Desde lo alto
Si su objetivo es encontrarse con la naturaleza, el mirador de Punta Catedral tiene que ser su destino primario.
Llegar hasta este punto no es tan sencillo. Esto tomará poco menos de una hora a un paso tranquilo; además, es posible que en algún punto de los 789 metros de recorrido su motivación flaquee un poco.
Es en ese momento de debilidad cuando es necesaria una pausa para tomar aire: posiblemente el canto hipnotizante de un tinamú renueva su motivación para continuar.
Para fortuna del visitante, ahora existe un poco de ayuda extra. En esa ruta se construyó un sendero; una parte es de concreto y la sección más empinada tiene gradas de madera.
Descansar no es pecado, recuerde que esto no es una carrera. Además, como dice un refrán de viajeros: “Quien viaje más lento, verá más del recorrido”.
El riesgo que se corre al viajar con apuro es que, en el camino, el rugido de una manada de monos aulladores haga que dirija su mirada a las copas de los árboles. De paso, podría encontrarse a un oso perezoso desayunando en un árbol de guarumo.
Las precauciones nunca están de más. Un buen consejo es nunca salirse del sendero. Perderse no es bonito, y peor sería encontrarse con una serpiente terciopelo en el corazón del bosque.
La constancia tendrá un dulce fruto: al llegar al mirador tendrá una de las mejores vistas de las 1.983 hectáreas de área terrestre y 55.210 hectáreas de zona marina.
El canto de las aves del bosque será su banda sonora, mientras en su memoria quedará muy bien grabado uno de los lugares de mayor belleza de este país, como lo es Punta Serrucho.
De regreso puede desviarse por otros senderos. Si va temprano, en la mañana, no se extrañe de toparse con un asustadizo venado de cola blanca; o bien podría tener la compañía de unos monos cariblanco o capuchino.
En esta especie de isla biológica que es el parque, en medio de terrenos que se dedican a otras actividades como la ganadería, habitan 352 especies de aves y 109 especies de de mamíferos.
Hay una buena noticia para quienes votaron creyendo de corazón que el Parque Nacional Manuel Antonio es la maravilla de maravillas turísticas de Tiquicia. En el lugar están construyendo un nuevo sendero elevado.
Gracias a esta iniciativa, se podrá llegar a nuevos puntos del bosque que todavía no han sido explorados por las 380.000 personas que suelen visitar anualmente el lugar.
Parte de este nuevo recorrido será sobre el manglar; tendrá salida a la zona de Espadilla sur.
Arena y sol
La otra gran carta con la que el parque seduce al visitante, sin importar que sea extranjero o nacional, son sus playas. Su arena suave invita a sentarse bajo la sombra de algún cocotero o almendro, tomar el sol y sentir la brisa marina.
Playa Manuel Antonio es de las más populares. Tiene aguas tranquilas y un color embriagante. El lugar es bastante seguro, pero unos pequeños y simpáticos delincuentes de cuatro patas lo podrían poner en apuros.
Tiempo atrás, la gente comenzó la mala práctica de alimentar a mapaches y monos; ahora, estos animales suelen buscar en las bolsas de los visitantes y nunca piden permiso.
No se extrañe si ve por ahí a algún turista, principalmente extranjero, corriendo para evitar que sus frutas terminen como el festín de estos mamíferos.
Playa Escondida es otra opción para disfrutar del lugar. Usualmente tiene menos visitantes, pero no por falta de méritos.
Si llega a Quepos, de Puntarenas, será fácil seguir a Manuel Antonio. El Parque se abre de martes a domingo, desde las 7 a. m. y hasta las 4 p. m., durante todo el año.
¿Prefiere sudar en el corazón de la selva o relajarse abanicado por un cocotero? No importa: para todo está Manuel Antonio.