“Saulo te toca. Vení, vas vos ”, dice una voz en un walkie talkie. El hombre de las Islas Canarias se ha preparado toda su vida para responder a ese llamado. Cada entrenamiento, cada desgarro muscular y cada meditación se deben a ese momento en el que el acróbata sale al escenario en trance. El número consiste en realizar un ‘pole’ aéreo o un baile en barra, mientras suena la canción Primavera cero de Soda Stereo.
El español se trepa en un palo que se eleva a ocho metros de altura; poco después, empieza a ejecutar piruetas utilizando la fuerza de su abdomen para sostenerse. Todos los entrenamientos, cada abdominal y lagartija son para resistir ese instante en el que el artista se juega su carrera..., la vida. La semana pasada fue Costa Rica, la entrante será Guatemala; ya después, quien sabe. Con esa intensidad vive cada espectáculo Saulo Sarmiento, uno de los pilares del Cirque du Soleil que visitó a Costa Rica durante el mes de febrero.
“Te podría decir que estoy exagerando, pero es que en serio lo siento así. Cada minuto de mi vida lo he invertido en convertirme en artista”, confiesa el acróbata importado de las Islas Canarias, mientras nos recibe en las afueras del gimnasio del Hotel Intercontinental.
El canario se prepara para el primero de los tres entrenamientos que realizará ese día.
Este español de 29 años aún tiene muy presente el día en que todo comenzó. Saulo recuerda su juventud temprana en Las Palmas de la Gran Canaria, una isla con una población de 350.000 personas. No había nada que hacer ahí más que los clubes de voleibol y natación a los que iba más por compromiso que por pasión. Saulo pasaba mucho tiempo en la biblioteca, leyendo de aventuras y viajes. El muchacho husmeaba entre los libreros.
“Recuerdo que un día me encontré un DVD de un espectáculo del Circo del sol, ese momento cambió mi vida”, rememora.
Sarmiento asegura que puso ese DVD cuatro veces. El chico se memorizó las coreografías, los saltos, las transiciones e, incluso, los suspiros y aplausos del público. Ese mismo día, el pequeño se había trazado una meta: convertirse en un artista del Cirque du Soleil a como diera lugar.
“ Es que tú no sabes, lo tenía clarísimo. En un principio mis padres pensaban que era un capricho infantil porque ese mismo día les dije: mirá papá, mirá mamá, se acabó el volleyball y se acabó la natación. Quiero hacer gimnasia deportiva para poder ser acróbata del circo y no cualquier circo, sino del Cirque du Soleil.
“Ellos no me creían en un principio, tampoco tenían mucho tiempo para apoyarme pues trabajaban mucho para mantenernos a mí y a mi hermano. Por suerte, tuve la bendición de tener a mis abuelos presentes; de ellos aprendí el cómo hacer las cosas, cómo imprimirle pasión y disciplina a todo lo que hago en mi vida. Te lo digo. Yo no salgo al escenario sin pensar en mis abuelos, sé que ellos me cuidan desde arriba, son como mi amuleto”, explica el canario.
Esa disciplina y convicción le rindieron frutos al mayor de los Sarmiento, quien deslumbró como una promesa de la gimnasia de Las Canarias. Ese talento le permitió estudiar en Madrid Educación Física cuando cumplió los 18. Fue en la capital donde Sarmiento empezó a confeccionar su número de Pole aéreo.
“Sabía que tenía que salir de Canarias para poder evolucionar para poder llegar a donde yo quería. Estudié Educación Física. En ese momento sentía que mi objetivo estaba tan arriba que a lo mejor no iba a ser real. Pero encontré refugio en el trabajo, en el ejercicio, cada vez que me desesperaba me ponía a trabajar, al final tuve mucha suerte ”, explica con convicción el canario.
En el 2012 conquistó el mundial de la Federación Mundial de Pole y ,a partir de entonces, el apellido Sarmiento se convirtió en una institución dentro de la disciplina. Dos años después recibió su primera invitación del Cirque du Soleil... el sueño se empezaba materializar para el canario.
La primera presentación de Sarmiento en el Cirque fue en el 2014, en un espectáculo que se realiza anualmente en el Principado de Andorra, un pequeño país que queda entre España y Francia.
El español quedó a la órdenes del director artístico Stéphane Boko, quien lo ayudó a tener presencia frente a miles de espectadores.
Una consecuencia no muy agradable del oficio de vida que eligió es que, cada vez que se pone nervioso, toda la presión y el estrés se le va al estómago, según sus propias palabras. La semana del debut Saulo la pasó vomitando.
“Mejor hacerlo antes que durante el espectáculo, creo yo. Pero lo he tenido que manejar, es que es algo muy malo para el cuerpo”, explica.
Uno de los mejores días en la vida de Sarmiento fue cuando salió al escenario del Cirque por primera vez. Ese día, sus papás y su hermano menor estaban en las butacas con el corazón hecho un nudo viendo a su Saulo hacer su espectáculo en el pole.
“Después de mi número lloré y eso nunca me había pasado. Ahí sí que lloré porque fue un sueño cumplido. Encima, entré solo al escenario, entonces la primera experiencia fue muy buena, tardé mucho tiempo en creérmela y en aceptarla. Después de ahí todo ha sido un gran viaje”, dice con un dejo de emoción.
La vida de nómada.
“Mi papá me llamó el otro día, me dijo que se compró un mapamundi, de esos gradísimos, para poner una ficha a todos los países a los que he ido. Creo que él lleva mejor la cuenta de los lugares que he visitado”, narró entre sonrisas.
Cuando el Cirque du Soleil llega a una ciudad se tarda una semana en montar la carpa o el hangar para realizar el espectáculo; es en ese lapso en el que los artistas aprovechan para conocer el país. Saulo contó que cuando llegó a Costa Rica tuvo la oportunidad de viajar a Puerto Viejo y, después del espectáculo, visitaría Samara.
Cuando llega a una ciudad no le gusta quedarse en hoteles, prefiere alquilar una casa por medio de Airbnb (aplicación para alquilar alojamientos ).
“Como soy tan riguroso con la dieta y los entrenamientos no me gusta quedarme en hoteles, me da ansiedad si lo hago. Prefiero tener mi propia cocina, prepararme mis propios alimentos y tener la oportunidad de descansar”, comentó el español.
“ Uno podría pensar que soy exagerado, pero es que mi cuerpo es como una herramienta. Tengo que cuidarlo, porque ya estando allá arriba mi única seguridad son mis manos y mi pantalón”, destacó el español.
Saulo tiene una manía o una cábala, pues cada vez que habla de peligro tiene que tocar dos veces madera y seguidamente se da dos golpes en la cabeza.
“A ocho metros de altura, haciendo giros con las piernas y cambiando constantemente de posiciones, pues yo considero que siempre hay peligro. Es lo que tiene el circo, la base del circo es el riesgo. Hacer cosas que nadie hace, de eso se trata el circo”.
Sarmiento se disculpa porque tiene que cumplir con su rutina de entrenamientos pero nos volverá a recibir en la carpa dos horas antes de la función.
La preparación
A pesar de que solo faltan 120 minutos para que arranque el espectáculo, en la tienda se respira tranquilidad, los acróbatas descansan mientras ven una película en el celular. Todos usan ropa para hacer deportes y algunos se cruzan chistes entre ellos.
El hangar del Cirque du Soleil es un crisol de idiomas. Ahí se habla inglés, español y francés; curiosamente, todos se entienden.
El español nos recibe en en la sección donde los artistas realizan sus estiramientos y preparan su cuerpo para el espectáculo. Al poco tiempo se le acerca un colega para darle una palmada en la espalda “Vas muy bien abuelo, vas muy bien”, le dice a Saulo con una sonrisa de cómplice.
“Ya llevamos un año y dos meses viajando con la misma gente, nos llevamos muy bien. Los más cercanos me dicen el abuelo, creo que me gané este apodo porque siempre estoy entrenando. Cada vez que ellos salen por unas copas, yo siempre soy el primero en devolverme. Me canso mucho”, confesó el canario.
El tiempo avanza y el espectáculo se acerca. Saulo se dirige al tocador para ponerse las tres capas de maquillaje que utiliza durante su número. El español toma unas fotocopias arrugadas con cada uno de los pasos que tiene que seguir para parecerse a su personaje.
“Ahora,si me disculpan, tengo que aprovechar estos 40 minutos para concentrarme y meditar antes de la presentación”, se despide el canario nos sin antes estrecharnos la mano. También nos recuerda que lo podemos seguir en sus redes sociales.
“Saulo te toca, vení, vas vos”. Dice una voz en el walkie talkie. El acróbata sale de su meditación. Se levanta .
“Esto por mi abuelo Juan, mi abuela Yaya, mi abuelo Yayo y mi bisabuela Eusebia”, murmura antes de darle dos golpecitos a la pared y dos a su cabeza.
La cábala termina y la música de Soda Stereo arranca. Las luces se encienden y Saulo sale al escenario para corresponderle al momento por el que se ha preparado toda su vida.