Revista Dominical

Carol I Selectress: la DJ reina del reggae que empezó con ¢10.000 y su ropa en dos bolsas

Carolyn Jiménez, oriunda de Sabalito de Coto Brus, dejó su pueblo cuando tenía 18 años para ser artista y lo cumplió con creces: llegó a San José sin conocer a nadie y hoy no solo es una DJ reconocida, sino también presentadora, empresaria y madre

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Esta es una historia de sueños cumplidos. De una mujer que tomó la decisión de dejar todo atrás: la estabilidad del hogar en un pequeño pueblito cerca de la frontera de Costa Rica con Panamá y la protección de su familia, para buscar en la capital el camino artístico que desde pequeña había anhelado.

Con un par de bolsas de plástico cargadas con un poquito de ropa y ¢10.000 en la cartera, Carolyn emprendió un viaje que la llevó a convertirse en una de las DJ de reggae más cotizadas del país. En el camino se topó con obstáculos, con personas que la dañaron, se convirtió en madre, en empresaria y en maestra de yoga. Ahora su nombre resuena no como Carolyn Jiménez, sino como DJ Carol I Selectress.

Carolyn Jiménez tiene 34 años. A los 18 dejó su natal Sabalito de Coto Brus en contra de los deseos de su mamá, para convertirse en DJ de reggae. (JOHN DURAN)

Su estilo es potente. Cuando está frente a las tornamesas mezclando música ante a miles de personas, se siente esa pasión que desde muy pequeña en su natal Sabalito de Coto Brus, demostró. Está rodeada por artistas, técnicos, empresarios y público que ahora le profesan una gran admiración a su trabajo, ese que ha desarrollado a pura garra en un ambiente que, por lo general, está dominado por hombres.

A ella no la arruga nada. Aprendió a defenderse no solo en lo artístico, sino también en la vida. Esta es la historia de resiliencia de una mujer que superó depresiones a punta de música, de deporte y del amor y el impulso que su hija Amy de 12 años le da.

Cuando está en un evento mezclando dancehall o presentando su programa La Cepa en VM Latino, se le nota empoderada. En DJ Carol I Selectress no hay espacio para máscaras: la honestidad es una de sus cartas más fuertes.

Carolyn siempre mostró un gusto muy particular por la música. En la escuela no participaba de las tradicionales coreografías para los festivales artísticos, sino que se encargaba de poner la música para que sus compañeritas bailaran.

DJ Carol I Selectress, la dama del dancehall
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DJ Carol I Selectress, la dama del dancehall

“Mi papá se iba a trabajar a Estados Unidos; cuando regresaba me traía regalos que tenían que ver con la música. Fui la primera en la escuela en tener una grabadora”, recordó la artista.

Carolyn grababa en casetes las canciones de la radio. Después fue avanzando la tecnología: se hizo de una computadora con quemador de discos compactos y aquello fue una locura.

“Yo era la que llevaba el equipo de sonido a las fiestas del colegio. Siempre le decía a mi mamá que iba a poner música, que yo algún día iba a hacer fiestas. Ella se reía. En ese momento no sabía cómo se llamaba la profesión, pensaba que quería ser una locutora de radio porque creía que ellos eran quienes ponían la música”.

Fue tanta su insistencia, que con mucho esfuerzo la familia ayudó para que viajara a San José con el fin estudiar locución. Ahí fue donde entendió la diferencia entre un DJ y un locutor. ¡Ella quería ser DJ! Para lograrlo viajaba a las clases en bus de 5 de la mañana a San José y regresaba hasta las 10 de la noche a su casa, en la zona sur.

El programa ‘La Cepa’ se transmite de lunes a viernes de 8 a 9 de la noche por VM Latino. Todos los días se repite a las 8 a. m.

Cuando el dinero ya no alcanzaba para seguir pagando las clases, Carolyn tomó una decisión: irse de su casa.

A los 18 años supo que no quería ir a la universidad, así que emprendió el camino. Su mamá no estaba de acuerdo. “Cuando me vine me di cuenta que no era tan fácil. Primero tenía que mantenerme”, afirmó.

Una amiga que estudiaba en la Universidad Nacional le ofreció posada para dos noches, pero nada más. Al día siguiente de llegar a Heredia, la muchacha se puso manos a la obra para buscar trabajo.

“En un barcito había un rótulo que decía ‘se necesita salonera urgente’. Llegué donde el señor y le dije que no sabía nada sobre ser salonera, pero que me pusiera a hacer lo que fuera, que yo aprendía rápido”, narró la DJ.

Su primer tarea fue la de entregar volantes en la calle. Ya tenía trabajo, ahora le tocaba solucionar el tema de vivienda.

La DJ Carol I Selectress y su hija Amy de 12 años funcionan como un buen equipo. La niña es el cable a tierra de la artista. (Cortesía)

Encontró que en una casa cerca de la universidad alquilaban cuartos a ¢20.000. Pero ella no tenía cómo pagar. “Le dije a la señora que yo venía llegando de mi pueblo, que no tenía la plata, que si me alquilaba, a final de mes le daba ¢30.000. A la señora no le servía el negocio porque necesitaba la plata urgente, así que me dio un tele que tenía para que lo fuera a empeñar. Ahí iba yo por Heredia con el tele al hombro, buscando dónde empeñarlo”, contó.

El trabajo en el bar se extendió por 10 años, Carolyn se convirtió en una experimentada bartender. Tiempo después también se preparó como administradora de este tipo de negocios y laboró en otros lugares, como hoteles.

Años más tarde, con una expareja, montó una discoteca. “Ya iba a cumplir 30 años y me dije que era el momento de hacer lo que siempre había querido, o sea, manda huevo, tener una disco y no aprovecharla para cumplir mi sueño”, expresó.

La gente no sabe todos los años de trabajo y esfuerzo que pasaron para que yo estuviera sobre una tarima en un evento lleno. Hay una historia muy grande detrás”

—  DJ Carol I Selectress

Se compró una mixer, tenía la música que había coleccionado toda su vida. “Lo más difícil era dar ese primer paso porque nadie me conocía, entonces qué mejor lugar para debutar que en mi propio negocio”, afirmó.

La primera vez que tocó frente a un público fue en julio del 2018. “Me iba a descomponer. Me dio pánico, decía que no podía. Fui al baño, me eché agua en la cara y ahora sí: para adelante. Subí a la tarima, había un montón de teléfonos grabándome. No volví a ver a nadie, todo se me olvidó en ese momento. Uno de los muchachos que trabajaba conmigo subió y le tuvo que dar play a la máquina y ahí arranqué”, recordó.

Carolyn siempre fue una mujer deportista. Es apasionada por el fútbol y las motos y soñó con ser jugadora de Primera División o corredora de motocross, pero convertirse en DJ fue la primera de sus grandes pasiones.

La DJ Carol I Selectress ha forjado carrera en la música reggae. Cuenta que al inicio se topó con personas que le pusieron obstáculos, pero se defendió con su conocimiento sobre el género. (Cortesía)

“Siempre fui muy atlética”, cuenta, pero diferentes situaciones la llevaron a tener un cambio drástico en su vida: subió mucho de peso y llegó a tener obesidad, algo que a la postre le provocó dificultades de salud y una severa depresión.

“Trabajaba muchísimo. El trabajo nocturno en bares y discotecas es muy matado, tenía muchos desórdenes con la comida. Tomé malas decisiones y me engordé muchísimo. Llegué en un momento a pesar 79 kilos, esa no era la vida que yo quería para mí, ni de cerca. Me deprimí más, seguí una relación conflictiva con la comida hasta que llegué a pesar 98 kilos”.

“Me sentía mal, veía mis sueños muy lejanos. La apariencia física refleja cómo nos sentimos por dentro y yo en ese momento me sentía muy mal. Pero, la gente idiota es necesaria, todos juegan un papel importante en nuestras vidas de diferentes maneras y un hombre tuvo mucho que ver con mi decisión para el cambio”, agregó.

La DJ tiene una fuerte relación de amistad con Toledo y su hermano DJ P. Al cantante lo conoció mientras ambos trabajaban en el hotel Del Rey lavando platos.

Carolyn tenía una relación sentimental con una persona, habían salido varios meses juntos. Cierto día él le dijo una frase que para ella significó el punto de inflexión para tomar acciones y trabajar en mejorar su salud.

“Me dijo: ‘es que usted es muy linda, muy tuanis y todo, pero yo no me veo de la mano de una gorda’”.

La frase la impactó. “No fue por él que comencé a trabajar en mí, pero sí fue el impulso que necesitaba”, dijo.

Aunque para ese momento ella no tenía dinero para pagar un gimnasio, un nutricionista o empezar una dieta, tomó sus propias armas para cambiar.

El yoga, el gimnasio y el boxeo son parte indispensable de la vida de la DJ. Aprendió a boxear para defenderse y nunca volver a ser víctima de violencia. (Cortesía)

Caminaba todos los días en la plaza del lugar donde vivía, se empeñó en comer mejor con lo que disponía. Con pequeños esfuerzos fue poco a poco mejorando su salud y también su apariencia física. “No estoy criticando a las personas con sobrepeso, pero en mi caso no me sentía bien, sabía que no era yo, que estaba perdida y quería encontrarme nuevamente”.

El esfuerzo rindió frutos. Carol I se sentía bien consigo misma y retomó su vida. Sin embargo, otros obstáculos se presentaron.

Con esa vena de empresaria que trae desde pequeña, Carol I logró abrir un nuevo negocio: un bar. Pero tuvo una mala experiencia con el lugar y con su socio, quien también era su pareja en ese momento.

Carolyn tiene como carta de presentación su honestidad. Incluso es consumidora de marihuana y no lo oculta ni en sus publicaciones en redes sociales, ni en el programa de TV. (Cortesía)

Todo empezó a derrumbarse de nuevo en la vida de Carolyn. “Yo era una bebé en pañales en cuanto a negocios, me agarraron de polla. Él era muy tóxico, me agredía y me amenazaba diciéndome que si lo dejaba, me iba a dejar en la calle y así fue”, agregó.

La artista explicó que después de estar acostumbrada a una vida, no de lujos, pero sí de gustos; de enviar a su hija a estudiar a escuelas privadas y de manejar buen dinero, terminó de nuevo con su ropa en bolsas plásticas, pero esta vez con la pequeña Amy junto ella y en plena pandemia cuando no había trabajo.

“Me pasé a vivir a un apartamento chiquitico con mi hija. La saqué de la escuela privada y la metí a una pública. Ella siempre ha sido un angelito, mientras yo lloraba por la preocupación, ella me decía que solo era un mal rato y que íbamos a salir adelante. Imagínese que la traumé y no le gusta el huevo porque en ese tiempo lo que comíamos era huevito con tortilla”, contó la DJ.

Sin embargo, la misma vida le tenía preparada a la artista una sorpresa, algo que jamás imaginó ni en sus sueños más locos: se convertiría en presentadora de televisión de su propio programa en VM Latino.

En plena pandemia, el canal tenía la idea de producir un espacio con DJs de reggae. Como Carol I ya tenía sus seguidores en redes sociales y además una carrera en ascenso, la invitaron para entrevistarla. Sin embargo, cuando estaba todo listo para grabar, la llamaron para cancelarle porque no contaban aún con un presentador para el programa.

La artista es empresaria. Tiene un negocio de venta de productos naturales para el control del peso, además pronto abrirá su propio estudio de yoga. (JOHN DURAN)

Para su buena fortuna, Paul André, presidente de VM Latino, la conoció por redes sociales y dijo que quería entrevistarla para ofrecerle el puesto de presentadora. Ella propuso que el encuentro fuera personal y al día siguiente ya estaba en el canal.

“Me prestaron un carrito para ir a la entrevista, pero llegando al canal me fui a una zanja y una señora salió a ayudarme. Cuando llegué a VM Latino resulta que me la topé otra vez y me preguntó que con quién me iba a reunir. Cuando le dije ella me contestó que era la esposa de Paul. Imagínese el vacilón”, recordó.

Carolyn no tenía ningún tipo de experiencia en televisión, pero su personalidad extrovertida y sus ganas de aprender la pusieron frente a las cámaras. Recibió un curso rápido para ser presentadora, pero cuando hizo la prueba ante el jefe, a él no le gustó para nada lo que vio.

“Me dijo: ‘Olvídese de todo lo que le enseñaron, yo quiero a la misma loca que entró la otra vez a mi oficina’. Y ahí me solté”, contó entre risas.

De eso han pasado casi tres años. El programa La Cepa ya va por su cuarta temporada y Carol I sigue siendo la conductora.

La exposición en televisión, así como su faceta de DJ le han dado a Carol I Selectress muchas alegrías. El trabajo aumentó y su popularidad incluso la llevó a consolidarse como artista.

Carol I Selectress contó que hasta hace poco tiempo su mamá vio con buenos ojos que se haya convertido en DJ. (Cortesía)

Cuando todo parecía ir de lo mejor, Carolyn sufrió de mucho estrés por causa del exceso de trabajo y una vez más su salud comenzó a verse afectada. “Soy mamá soltera, trabajo como DJ por las noches y en el canal de día. Era mucha la presión, hasta que llegó el yoga a mi vida”.

Fue amor desde la primera sesión. “Me gustó tanto que saqué una maestría”, afirmó. Actualmente está llevando cursos de sanación de chakras y autosanación. Pronto inaugurará su propio estudio en Heredia, el cual se llamará Anahata.

La faceta deportiva de Carolyn es igual de importante que las de empresaria, DJ, mamá y presentadora de televisión. Todo lo combina: sus días comienzan muy temprano y se extienden hasta avanzadas horas de la noche, pero como ella dice: “el que no trabaja, no come”.

DJ Carol I Selectress soñó desde niña con ser una gran artista. En la escuela era la encargada de poner la música para que sus compañeritas hicieran coreografías en los festivales de arte. (Cortesía)

“La gente no sabe todos los años de trabajo y esfuerzo que pasaron para que yo estuviera sobre una tarima en un evento lleno. Hay una historia muy grande detrás, pero también existe la ley de polaridad que dice que la vida se basa en equilibrio. Cuando uno entiende eso y lo acepta, todo empieza a fluir”, sentenció con aplomo.

Su vida ha sido de grandes desafíos, de todos ellos ha sacado lo mejor. Carol I Selectress es hoy por hoy una de las más afamadas DJ de música reggae en el país. Carolyn, por su parte, sigue siendo esa chiquilla humilde cargada de sueños que llegó a la capital con dos bolsas plásticas llenas de sueños y ¢10.000 en la cartera.

Jessica Rojas Ch.

Jessica Rojas Ch.

Periodista de entretenimiento y cultura desde el 2012. Se especializa en temas de música nacional e internacional. Trabaja para La Nación desde el 2012. Graduada de la Universidad Internacional de las Américas en bachillerato de periodismo. Recibió una mención de honor en el 2022 en los premios de La Nación.

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