E scenario 1 . Mercado Central de Cartago: aplausos y hurras. Loquera absoluta. Orgullo al tope. Hermandad brumosa.
“Nosotros casi nos orinamos de la contentara, el que no estaba feliz no era Cartaguito”, recuerda Emanuel Villalta, dependiente de la carnicería Los Amigos.
Escenario 2. Redes sociales, mundo virtual: mofas y memes. Malestar total. Manifestaciones airadas de enojo e indignación.
“Entró el muñeco”.“Ya perdimos”.“Nos cayó la maldición”, fueron algunos de los comentarios de la gente en Facebook y Twitter.
Escenario 3. Estadio Pernambuco. Recife, Brasil. Bloque 113. Nivel 1. Fila K: la afición costarricense que viajó al Mundial para apoyar al “equipo de todos” pega el grito al cielo. Se ríe con un nerviosismo trágico. Lamenta la decisión del cuerpo técnico.
“No Pinto, cómo se le ocurre, cómo va a meter a ese mae”, dice un sufrido tico, sentado en la butaca número 5.
Escenario 4. Estadio Pernambuco. Recife, Brasil. Bloque 107. Nivel 1. Fila P: Luis Vigott, de 71 años, vestido con la camisa del Club Sport Cartaginés, levanta con más energía que nunca la bandera blanquiazul que llevó desde Costa Rica. En ella hay una leyenda que le grita al mundo “Cartago vive. Gracias Chiqui. Estamos en Brasil”.
Todas estas reacciones se dieron de forma simultánea al minuto 81 del partido de fase de grupos del Mundial Brasil 2014 entre Italia y Costa Rica , justo cuando Randall “Chiqui” Bz renes entró en sustitución de Bryan Ruiz, capitán y anotador del gol que tenía a los ticos arriba.
Aquel 20 de junio fue el debut mundialista del único jugador brumoso que integró el equipo patrio, lo que ocasionó algarabía en la vieja metrópoli y, al mismo tiempo, descontento en casi todo el resto del país.
Hay una percepción de Chiqui dentro de los límites geográficos de la primera ciudad de Costa Rica, y otra diferente en todas las demás.
Fuera de Cartago, es el “pato de la fiesta”, “pararrayos” de descontentos y blanco de quejas; dentro de Cartago, un ídolo, un héroe, es lo más grande que ha vestido la camisa azul, un símbolo de la tierra de la Negrita y un elemento identitario con sello papero.
Chiquimanía
Cartago vive el “chiqui chiqui” . Todo aquel que se llame cartaginés apoya a Brenes. Hasta hay algunos que perciben los ataques hacia el jugador como una trompada a la ciudad. Una ofensa a Chiqui es una ofensa al sentir cartaginés.
Tan arraigado tienen los cartagos el sentimiento pro-chiqui , que lo llevan consigo marchen donde marchen. “Donde haya un costarricense, esté donde esté, hay libertad”, dijo Julio María Sanguinetti; y “donde esté un Cartago, esté donde esté, hay ‘chiqui chiqui’”, dicen sus más fervientes seguidores.
Prueba de ello el caso de Vigott, quien viajó al Mundial con la consigna de mostrar su apoyo incondicional al jugador, y de recordarles a sus detractores, como él mismo lo argumenta, lo valioso que es Chiqui.
“Se habló mucho en redes sociales, en una parte de la prensa… se criticó a Pinto por convocar a Chiqui, cuando está más que claro el papel táctico esencial que juega Chiqui. Si no fuera por él no hubiésemos ido a Brasil, recuerde que él hizo el gol de la clasificación contra Jamaica. Los cartagineses estamos agradecidos con él, por eso fui a apoyarlo”, relata Vigott.
Además del gol en Kingstong, los chiquilovers le aplauden a Brenes otras hazañas futbolísticas, como el gol que le hizo a Iker Casillas en el amistoso que terminó 2 a 2 en el Estadio Nacional, o las tres veces que ha sido máximo goleador del Campeonato Nacional.
Pero, sobre todo, le reconocen que en Costa Rica únicamente ha vestido los colores del Cartaginés, pese a tener ofertas de Saprissa y Alajuelense.
Para los brumosos esto es muestra de compromiso y cariño por parte de Chiqui –oriundo de Pitahaya y residente de Tejar del Guarco. Así lo comenta el vendedor de lotería Alejandro Maroto, conocido por todo el mercado cartaginés como Chamber, uno de los más fiebres seguidores del equipo azul.
“El Chiqui es el estandarte del Cartaginés, para nosotros es lo más grande… no es cualquier jugador… y lo vamos a apoyar hasta siempre. Los cartagos somos de verdad”.
Además, Brenes le ha dejado a l Cartaginés $342.000, tras ser vendido en dos ocasiones al fútbol de Noruega y otra a Azerbaiyán, así como por participar en el Mundial Brasil 2014. Ningún otro jugador en la historia del C lub ha generado tantos réditos económicos .
Identidad
El historiador cartaginés Franco Fernández explica que el sentimiento localista que hay en Cartago es más fuerte que en cualquier otra región, debido, entre otras causas, a que la ciudad tiene 450 años de antigüedad. Esto, en criterio del académico, hace que los cartagineses vean en Chiqui una proyección del aporte de Cartago a la Selección Nacional.
“Es parte de nuestra idiosincrasia, defendemos mucho a quien es Cartago, hay un acervo de identificación comunal con las figuras y con los hechos cartagineses”, aseguró.
Rolando Rodríguez, alcalde del cantón central de Cartago, coincide y señala que lo más admirable de Brenes es que se siente orgulloso de ser cartaginés. “Se le reconoce lo esforzado, que siempre va hacia adelante pese a las dificultades, que no se deja intimidar por las críticas. El nació y vive Cartago”.
Además, todos –historiador, dependiente del mercado, político y vendedor de lotería– resaltan la humildad y entrega de Brenes, quien, pese a sus logros, mantiene los pies en la tierra.
Lo expuesto despierta el cariño de la gente, como se manifestó en la bienvenida que los cartagineses le hicieron a Chiqui el día que regresó de Brasil, misma fecha en que se homenajeó a toda la Selección en La Sabana.
A Chiqui lo esperaban desde las 4 p. m., pero pudo llegar hasta las 11 p. m.. El festejo, pese a la demora, fue monumental.
“Usted hubiera visto esa vara, todo el mundo como loco, nosotros fuimos, lo esperamos, y al día siguiente llegamos a bretear hechos leña, es que eso había que celebrarlo”, relata Emanuel Villalta, el dependiente de la carnicería Los Amigos, cuyo local, ubicado en un tramo del mercado, está adornado con banderines y escudos del cuadro brumoso.
El recibimiento fue organizado por el municipio y también rindió homenaje a Roy Miller y Óscar Estaban Granados, futbolistas que en el pasado vistieron la playera azul.
“Cuando se nos dijo que se iba a atrasar no faltó quien dijera que se pospusiera el recibimiento, pero una abrumadora mayoría se opuso. Todos querían hacerlo ese día, querían recibir a su ídolo. Diversos grupos se ofrecieron para alargar las actividades culturales. No importaron la lluvia ni el frío, la gente se quedó para verlo y agradecerle”, recordó el alcalde Rodríguez.
Fue precisamente el jerarca quien planteó al Concejo Municipal que se nombrara a Chiqui ciudadano distinguido de la ciudad de Cartago. La iniciativa fue aprobada y en las próximas semanas se hará el acto oficial.
En los últimos siete años solo a dos personas se les ha dado tal reconocimiento: al cardenal hondureño Óscar Rodríguez y a Inés Sánchez de Revuelta.
¿Qué dice Chiqui?
El bombardeo de críticas hacia Brenes se intensificó luego del fogueo de la Selección ante Japón. En ese juego Chiqui malogró un “gol muerto” . El jugador se defendió sin defenderse diciendo: “Costa Rica es un país democrático, cada quien puede opinar lo que quiera”. Y el tema, para él, acabo ahí.
Para este artículo se trató de entrevistarlo, mas, fiel a su personalidad de baja exposición, se limitó a contestar unas preguntas por teléfono, con una actitud a la defensiva y un repertorio de respuestas esquivas.
Chiqui dice que siente un gran orgullo y compromiso por el cariño que le tienen los cartagineses, y aclara que no solo tiene seguidores en Cartago y que muchos lo apoyan fuera de la tierra de las brumas.
“Simplemente hago mi trabajo de forma honesta; la gente ha visto mi entrega en el terreno de juego y mi lealtad con el Club. Desde que empezó mi carrera he sido siempre la misma persona”.
Y de esa forma, el ídolo cartaginés terminó la conversación y se marchó al kínder a recoger a su hijo, según nos dijo desde el otro lado de auricular. No se explayó como político en campaña ni utilizó el verbo de un motivador de vida. Apeló a la discreción, virtud de todo héroe.
Ni siquiera dio chance de preguntarle por aquella memorable jugada en su debut mundialista: el Chiqui tiró a marco desde fuera del área, la bola se fue cerrando buscando el ángulo, el arquero italiano Buffon se estiró en un vuelo de Supermán, pero no alcanzó el esférico… Al final no hubo gol, pero estuvo tan cerca que en las gradas del estadio, en las redes sociales y en el Mercado Central la gente gritó “Uyyyy”…
Si Chiqui hace ese gol, hubiese ocurrido un terremoto en Cartago, los brumosos se hubieran metido a celebrar a caballo a la Basílica, y hasta habrían desterrado al muñeco. El ídolo se hubiera convertido en leyenda.