El nombre de Adolfo Hitler vuelve a la palestra en estos días por cuenta del 70 aniversario de su muerte, acaecida el 30 de abril de 1945 cuando el artífice de uno de los trances más dantescos de la historia moderna se suicidó , devastado por la apabullante derrota del Tercer Reich en la II Guerra Mundial.
Por lo mismo, varios medios de comunicación han vuelto sobre el tema de los herederos del apellido y cómo ha sido nacer y vivir bajo el estigma de llevar la sangre del extinto dictador alemán.
Lo cierto es que ya en plena Segunda Guerra Mundial, exactamente en marzo de 1942, William Patrick Hitler, sobrino del líder nazi ocupó titulares en el mundo cuando no solo cruzó el Atlántico para exiliarse en Estados Unidos, si no que escribió una –hoy célebre– carta al Franklin D. Roosevelt en la que apelaba a su compasión para que lo dejara alistarse contra su tío.
Hasta entonces, ningún ejército había querido aceptarlo por la razón obvia de su inconfundible apellido.
William fue investigado por el FBI y dos años después, finalmente, logró unirse a las Fuerzas Armadas estadounidenses.
Tras la guerra se casó, cambió su apellido por Stuart-Houston y se trasladó a Long Island, donde murió 40 años después, según dieron cuenta en su momento medios como The New York Times .
Y aquí es donde se entronca la historia de los cuatro sobrinos-nietos estadounidenses de Hitler, todos hijos de “Willy” Stuart-Houston, nacidos y criados como estadounidenses de pura cepa.
Se trata de los hermanos Alexander, Louis, Howard (ya fallecido) y Brian Stuart-Houston, quienes crecieron en el sector de Patchogue, asistieron a la escuela, gozaron de sus veranos en las calles jugando béisbol y compartieron con amigos y vecinos.
De acuerdo con una reseña reciente de la revista colombiana Semana , los cuatro vivían en una casa de dos pisos con su madre, Phyllis, una estadounidense de ciudadanía y alemana de nacimiento, y con su intrépido padre, un británico-alemán que armó en la casa familiar un laboratorio para exámenes de sangre.
Aunque la existencia de los Hitler había sido abordada de cuando en cuando, fue en setiembre pasado cuando la revista francesa Paris Match puso el tema en el tapete mundial, pues se desplazó a Long Island, ubicó a los tres hermanos y hasta publicó sus fotografías. Todos peinan canas.
Howard, quien era el extrovertido de los hermanos, fanático de la ciencia y baterista, murió en un accidente automovilístico, en 1989, a los 32 años.
Siempre según Semana , Alexánder (quien además heredó el Adolf como nombre secundario, un tema que nadie se ha podido explicar), es trabajador social y se ha dedicado a ofrecer contención emocional a decenas de veteranos. Sus hermanos Louis, de 63, y Brian, de 49, tienen un negocio de jardinería y viven juntos en una casa que compartieron con su madre hasta el día de su muerte. Todos residen cerca de Patchogue, pequeña ciudad en la que crecieron.
Parte de la averiguación que intentó la revista Paris Match durante su reciente visita a los hermanos tenía que ver con el supuesto juramento o pacto que habrían hecho sobre jamás tener hijos para que, con ellos, se extinguiera la legión Hitler de una vez por todas. Sin embargo, al parecer el mundo seguirá girando sin saberlo, pues los Hitler solo tienen una regla: “No hablar con periodistas”.