La inteligencia artificial ha sido como ese amigo secreto que llega sin hacer mucho ruido pero que, de repente, se vuelve el alma de la fiesta.
Antes de entrar en materia, una breve explicación: ¿qué es la inteligencia artificial (conocida por sus siglas como IA) Bueno, imagínese una súper computadora que no solo piensa, sino que aprende como si fuera una esponja gigante. Sí, así de loco.
Ahora, este nuevo amigo, la inteligencia artificial, se ha metido de lleno en muchos aspectos de la vida cotidiana, como para redactar correos, hacer diseños gráficos y editar videos, entre muchas otras tareas.
Una de las novedades es su incursión en las redes sociales, esas plataformas donde nos pasamos horas compartiendo fotos, videos y chismorreando con amigos. ¿Y cómo lo hace? Pues la IA se ha vuelto un experto en hacer nuestras fotos más bonitas, más brillantes… En otras palabras: que todo se vea mejor, más lindo y se adapte a los formatos que redes como Instagram favorecen.
Y aquí viene la novedad: hasta hace poco, los modelos de Instagram eran personas de carne y hueso, pero ahora, gracias a la inteligencia artificial, tenemos modelos e influencers virtuales. Sí, esas figuras que uno ve en el feed con caras perfectas y estilos únicos ahora también existen de forma virtual. En otras palabras: es como tener amigos imaginarios pero muy reales en las redes.
Tal es el caso de Aitana López, una modelo en Instagram que acumula miles de seguidores e inclusive la gente paga por ver fotos exclusivas de ella, aunque ella “no exista” en un cuerpo real. Ha sido una invención de una empresa que la creó a través de inteligencia artificial.
Sí, es asombroso, pero vamos a explicar, paso a paso, de qué trata todo esto.
El caso que tiene al mundo de cabeza: Aitana López
La inteligencia artificial es como un cerebro robotizado que aprende de todo lo que le enseñamos y después puede hacer cosas por sí mismo, como cuando a uno le enseñan a montar en bicicleta y después uno pedalea sin que nadie lo tenga que sostener.
Es una maravilla tecnológica que hace cosas asombrosas como reconocer caras en las fotos, sugerirte amigos o predecir qué vas a querer ver en tu Instagram.
Esta tecnología ha permitido crear avatares que se ven muy reales y que, por así decirlo, se convierten en personas que interactúan en la web.
La mejor manera de ejemplificarlo es con este caso de Aitana López, una modelo de inteligencia artificial que tiene al planeta de cabeza.
Aitana fue creada para tener su propia cuenta de Instagram y generar una estrategia de contenido que la popularizara en España, donde fue concebida digitalmente.
Fue diseñada por la agencia de Barcelona The Clueless, empresa de modelos generadas íntegramente por inteligencia artificial. No hubo un diseñador gráfico que trazara un dibujo de su cara, sino que a una computadora se le dieron comandos para que creara una modelo que pudiera tener popularidad en Instagram y el software (la computadora, por así decirlo) la concibió.
“No somos solo una agencia de modelos de IA; somos visionarios con la misión de redefinir el mundo de los influencers”, se lee en la descripción del sitio web de esta agencia, donde se explican las ambiciones de la empresa.
“Nuestro objetivo es trascender el ámbito convencional del modelaje y liderar el camino para influir en la innovación tecnológica, marcando el comienzo de una nueva era caracterizada por la autenticidad, el impacto y el significado profundo”, detalla el portal de la agencia.
En el caso de Aitana, en octubre pasado (con tan solo 4 meses de existir) consiguió llegar a la asombrosa cifra de 100.000 seguidores en Instagram. A mediados de enero del 2024, ya lleva 267.000.
Al ver el éxito que tuvo, la compañía decidió hacerle una cuenta a Aitana en Fanvue, plataforma similar a OnlyFans en la que se paga por contenido exclusivo que no se sube a sus cuentas públicas.
La estrategia fue todo un éxito: para la primera semana de diciembre, ya había conseguido amasar más de 1.000 euros por mes gracias a la contribución de fervientes seguidores suyos.
¿De dónde deriva su éxito? Pues Aitana es como el sueño hecho realidad para los algoritmos de Instagram: es el prototipo perfecto de lo que la gente parece buscar en un influencer. Ojo: este texto no trata de idealizar lo que ella transmite, ni su cuerpo ni su estilo de vida. Para nada. Simplemente Instagram favorece cierto tipo de publicaciones como las que hace esta modelo de inteligencia artificial.
En su Instagram se ve que Aitana lleva una vida de gimnasio constante y casi parece vivir entre pesas y barras. Sus fotos son como un desfile interminable de sonrisas brillantes, abdominales definidos, brazos tonificados y selfis. Además, su cabello es rosado.
Sin embargo, lo más importante de todo esto es que esas fotografías son tremendamente verosímiles. Por ejemplo, sus selfis son diseñados como una obra maestra de inteligencia artificial, pues la combinación entre ángulos y luces es hiperrealista. No parece, para nada, un avatar sacado de un videojuego que parezca hecho como una animación.
En una entrevista al portal The Reason Why, el director creativo de la agencia, Rubén Cruz, contó que en España una influencer o una modelo puede cobrar, aproximadamente, 2.000 euros por unas fotos para redes sociales. En caso de hacer una sesión profesional, se pueden alcanzar los 20.000 euros.
“Con la inteligencia artificial se pueden hacer cosas muy similares, con un presupuesto mucho más reducido”, afirmó en esa entrevista.
Maia Lima, una modelo muy diferente a Aitana López
En la agencia han creado una segunda modelo llamada Maia Lima, joven de pelo blanco que parece entrar más en los cánones estéticos tipo Tumblr, red social que se popularizó en la década pasada por tener un aire más “alternativo”.
Tras cuatro meses “de vida”, Maia no ha tenido el mismo “pegue” que Aitana pues cuenta con poco más de 19.000 seguidores (cifra nada despreciable tampoco, pero incomparable al éxito de su hermana virtual).
Para la agencia, trabajar con modelos virtuales representa una revolución en el mundo del marketing y la publicidad. Entre sus beneficios destacan el control absoluto que se tiene sobre la imagen, permitiendo moldear cada detalle a la perfección.
Además, la empresa cuenta con disponibilidad ininterrumpida de estos modelos, que no se cansan ni tienen horarios. A largo plazo, esto se traduce en una reducción significativa de costos, ya que no implican pagos por sesiones o contratos.
La versatilidad que ofrece una modelo virtual para adaptarse a distintos estilos y apariencias sin la necesidad de contratar actores reales brinda enorme flexibilidad creativa.
“Las dos modelos que hemos puesto en marcha cumplen los cánones estéticos establecidos, porque las hemos hecho acordes a lo que ahora está consumiendo el mercado”, explicó el director creativo en la mencionada conversación.
“Vamos a crear otros perfiles, no binarios o trans, modelos más inclusivas, y de esta forma completar nuestro portafolio”, agregó.
Ante el éxito de la agencia, quedan varias reflexiones servidas sobre la mesa ya que, lógicamente, trabajar con modelos virtuales representa una revolución en el mundo del marketing y la publicidad.
Entre los beneficios más obvios destacan el control absoluto que se tiene sobre la imagen, permitiendo moldear cada detalle a la perfección.
Además, otra observación: resulta curioso cómo el hecho de que estas modelos sean creadas por inteligencia artificial parece no importarle a la audiencia.
En las biografías de estos perfiles digitales, se subraya con claridad que no existen en carne y hueso y esto no frena el fervor de sus seguidores. La gente continúa siguiéndolas, interactuando con su contenido e, incluso, pagando por acceder a contenido exclusivo.
Pareciera que la fascinación por estas figuras virtuales supera la barrera de lo real, dando lugar a una aceptación sorprendente y una conexión emocional con estos avatares digitales.
A pesar del asombro inicial y la fascinación que suscitan las modelos e influencers generadas por inteligencia artificial, estas no han escapado de críticas contundentes que han surgido en las redes sociales.
Uno de los puntos más destacados de descontento se centra en la representación hipersexualizada de estas figuras digitales.
En el caso de Aitana, por ejemplo, sus imágenes muestran consistentemente un enfoque hacia la sensualidad, con poses provocativas y atuendos sugerentes. Esto provoca que algunos usuarios aseguren que contradice la proclamada política de diversidad anunciada por los creadores de estas inteligencias artificiales.
La polémica se intensifica al considerar que estas figuras virtuales pueden perpetuar estándares de belleza poco realistas y contribuir a la presión social relacionada con la imagen corporal.
Aunque Aitana aclara en su biografía que es una modelo generada por inteligencia artificial, una parte significativa de sus seguidores parece desconocer esta realidad, lo que plantea preocupaciones éticas. La posibilidad de que personas reales se vean influenciadas por un modelo inexistente suscita cuestionamientos sobre la autenticidad en el mundo digital y la responsabilidad de los creadores de estas figuras virtuales.
Mientras que las marcas han empleado durante décadas personajes animados y ficticios en campañas de marketing, la aplicación de esta estrategia a figuras humanas generadas por inteligencia artificial plantea nuevas dimensiones de controversia. La línea entre la realidad y la ficción se desdibuja, exponiendo las complejidades éticas que rodean la influencia digital y sus posibles impactos en la percepción social y la autoestima de quienes consumen este tipo de contenido.
Las historias de Lil Miquela y Hatsune Miku
El fenómeno de modelos virtuales no es algo nuevo y ha estado en constante evolución. Aunque esta tendencia puede parecer novedosa, la idea de figuras públicas virtuales es algo con lo que el mundo ha estado coqueteando en los últimos años.
Desde el 2010, más o menos alrededor de la creación de Facebook, hemos visto avances en la creación de personajes digitales que se asemejan a figuras humanas (los conocidos bitmojis), pero es ahora, con la llegada de tecnologías avanzadas de inteligencia artificial, que estas creaciones cobran vida de una manera asombrosa. Estos modelos virtuales, diseñados para cautivar audiencias en plataformas como Instagram, YouTube y TikTok, son capaces de interactuar, crear contenido y establecer conexiones emocionales con sus seguidores, todo sin tener una existencia física.
El concepto de figuras públicas virtuales no es nuevo; desde personajes de videojuegos hasta íconos de la cultura pop generados por ordenador, hemos experimentado con la idea de la celebridad digital. Un ejemplo icónico es el caso de Lil Miquela, personaje creado en Instagram que se convirtió en una sensación desde su aparición en el 2016.
Lo intrigante de Lil Miquela es que, a diferencia de Aitana, no fue creada mediante inteligencia artificial, sino que es una narrativa ficticia de un personaje de animación por computadora que actúa como modelo y promociona diversas marcas, especialmente de moda.
A lo largo de los años, Lil Miquela ha sido presentada como un icono del streetwear y ha colaborado con marcas de renombre como Calvin Klein y Prada, convirtiéndose en un elemento importante en estrategias de marketing.
Sin embargo, su historia no se limita a la promoción de productos; ha generado controversia al entrar en conflictos ficticios con otros proyectos digitales, agregando una capa más a su narrativa y sus interacciones en redes sociales.
Lo curioso de Lil Miquela es que su impacto trasciende la pantalla. En el 2017, su popularidad se llevó a otro nivel cuando, como un experimento de mercadeo, salió a recorrer las calles de Los Ángeles como un prototipo de robótica, generando una conversación sobre la posibilidad de crear su versión en “carne y hueso”.
Con el tiempo, su influencia solo ha crecido. Para abril de 2018, Lil Miquela ya había acumulado más de un millón de seguidores, y desde octubre de 2020, ha mantenido una sólida base de seguidores con un promedio de 2,8 millones. Su historia, su apariencia digital y su habilidad para entrelazar ficción y realidad han convertido a Lil Miquela en un fenómeno fascinante y en un referente indiscutible del mundo de los modelos virtuales en las redes sociales.
Otro gran ejemplo que refleja cómo consumimos productos digitales es el de Hatsune Miku, una estrella digital de la música.
Ella es lo que se le conoce como una “vocaloid”, lo que significa que es como una cantante virtual creada por computadora. Solo existe en el mundo de las computadoras, pero que la gente ama y sigue como si fuera una figura de verdad.
Su historia comenzó en Japón en el 2007, cuando fue creada por una compañía llamada Crypton Future Media. A diferencia de las personas reales o incluso de algunos personajes digitales, Hatsune Miku no es solo una imagen; ¡también canta! Pero no es su voz real, ¡es una voz generada por una computadora!
Lo asombroso de Hatsune Miku es que se ha convertido en una verdadera sensación. La gente va a sus conciertos, pero no es una persona real en el escenario, ¡es un holograma! Sí, como en las películas de ciencia ficción. La gente compra entradas y va a verla cantar y bailar en vivo, pero en realidad, es una proyección que parece muy, muy real.
A la gente le encanta su música y su estilo. Y lo más interesante es que los fans pueden hacer sus propias canciones para que las cante Hatsune Miku, ¡como si fuera un instrumento musical en sus computadoras! La gente hace sus propias melodías y ella las canta con esa voz especial y encantadora que tiene.
Así que, en resumen, Hatsune Miku es una estrella musical que vive en las computadoras y tiene millones de fans reales que la aman, compran su música y van a sus conciertos virtuales.
¿Hasta dónde llegará la IA?
Riley Reid, reconocida estrella del cine para adultos y figura influyente en redes sociales, ha incursionado en un terreno tecnológico innovador al fundar Clona.ai. Este proyecto se enfoca en el desarrollo de chatbots generados por inteligencia artificial que emulan a creadores reales. En otras palabras: es un chat que se hace pasar por ella misma.
A través de Clona.ai, los suscriptores pueden interactuar y conversar con un chatbot que simula ser Reid, ofreciendo una experiencia de mensajería directa. A diferencia de otras ofertas de chatbots impulsados por IA en el mercado, estos chats no están sujetos a censura y presentan respuestas ingeniosas basadas en la personalidad de la figura simulada.
Este enfoque tiene similitudes con plataformas previas que ofrecen chatbots que imitan personalidades públicas, como Janitor.ai y Chub.ai, que han brindado acceso a la “presencia” de Reid, eso sí, sin su permiso.
Clona.ai se destaca al requerir el consentimiento explícito y la participación de las personalidades en los que se basan los modelos de IA, pues la plataforma tiene su propio catálogo de estrellas que, además de Reid, ofrecen sus servicios de “conversación”. Por supuesto, el servicio es pago.
Reid compartió su motivación para adentrarse en este campo durante una entrevista con el portal 404 Media, donde expresó que su interés en la inteligencia artificial fue inspirado por su padre, ingeniero informático con un fuerte interés en la IA.
La actriz subrayó en la entrevista la importancia de mantenerse al día con los avances tecnológicos, destacando la inevitabilidad del progreso en este campo. “Es mejor que uno se encargue de estas cosas a que alguien más saque provecho de la popularidad que uno tiene”, expresó.
¿Cuál es el próximo horizonte de la IA? La ciencia ficción nos ha dado durante años un gran caldo de cultivo para imaginar todo tipo de escenarios. ¿Presentadores de noticias de IA? ¿Máquinas escribiendo los periódicos? ¿Instagram y TikTok completamente habitados por seres ficticios y sin cuerpo que actúan como personas reales?
Verdaderamente, ninguno de estos escenarios suena imposible. Ya los calendarios nos dirán qué pasará porque la innovación parece imposible de prever.
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