Desde que la pandemia explotó en Costa Rica, el pequeño Luis se ha vuelto un experto en el celular y domina la computadora de su papá como si fuera un juguete. Las clases en línea que imparte su escuela las recibe en ambos aparatos y, al menos, pasa unas 4 o 5 horas al día aprendiendo lo que no puede desde las aulas.
Pero un día, mientras Luis se daba un pequeño recreo y jugaba uno de los miles de juegos que ofrece el celular, su mamá notó algo que la sobresaltó.
“Yo vi que Luisito se quedó con la mirada como pelada. Quieto, como asustado. Me fijé mejor y pudo ver en el celular una imagen pornográfica animada, que no paraba", contó su madre, quien no pudo evitar pegar un grito y arrebatarle el celular de inmediato.
En medio del inocente juego -en el que una especie de ranita tenía que comerse la mayor cantidad de insectos posibles- a Luisito le había aparecido un pop up -o ventana emergente- muy explícito, que al hacer click en él dirigía a un extraño sitio.
“Era una cosa horrible. En ese sitio había de todo, pero lo que más odié fue que había imágenes de niños con poquita o sin nada de ropa”, recordó angustiada la madre de Luisito, quien no quiso ser identificada para este reportaje.
Aunque desde que se inventó la internet los pedófilos utilizan esta y otros tipos de estrategia para que los niños caigan en su garras, desde que la pandemia por la covid-19 se desató en todo el mundo sus hijos corren un riesgo mayor. Los abusadores saben que los infantes pasan más tiempo en casa, pegados al internet y con menos supervisión de los adultos.
“Yo ese día, como siempre, estaba haciendo teletrabajo. Me sentí mal, porque no puedo estar todo el tiempo con él (Luisito) y entonces le damos el celular para las clases y para que se entretenga un rato. De casualidad, ese día, pude ver lo que estaba viendo”, finalizó preocupada esta mujer costarricense, que tiene dos hijos más y es trabajadora pública.
LEA MÁS: El caso del multimillonario Jeffrey Epstein: ¿el papá de todos los escándalos sexuales?
Según la Sección Especializada en Violencia de Género, del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), al menos en San José se ha registrado un aumento notable de denuncias relacionadas con este tema durante la pandemia, lo que lo que ha suscitado su preocupación.
“En este momento no tenemos una perspectiva a nivel nacional, pero según los datos recogidos en San José es claro que la pandemia y el aumento en uso de medios electrónicos ha expuesto más a los menores de edad a situaciones de este tipo. Esto, incluso, nos ha llevado a hacer capacitaciones para los padres sobre los cuidados que deben de tener”, comentó Angie Bartels, jefa de la Sección Especializada en Violencia de Género.
Bartels reveló que, en el primer semestre del 2019, hubo 18 denuncias relacionadas con la difusión de contenido sexual relacionado con menores. Pero, en el mismo periodo del 2020, se han registrado 91 denuncias. Un aumento del 73%.
Por difusión, según Bartels, se entiende que los menores de edad estén expuestos a imágenes de contenido sexual o que se esté dando transmisión de imágenes de abuso sexual infantil por medios electrónicos. En este caso, según el OIJ, las redes sociales y los juegos en línea tienen mucho que ver.
El Patronato Nacional de la Infancia (PANI), por su parte, no cuenta con datos precisos sobre el aumento de este tipo de delitos en tiempos de pandemia, pero no descartan que el fenómeno efectivamente esté sucediendo a mayor escala.
“Es así, antes usted llevaba a sus hijos al centro educativo y ellos se ocupaban. Sin embargo, ahora todos estamos en la casa, los papás ocupados en su trabajo y el chico allí, ni le ponemos mucha atención”, comentó Rodolfo Meneses, abogado del Centro de Orientación e Información del PANI.
“Efectivamente, por las circunstancias actuales, los padres no pueden disponer del tiempo que requieren los niños y mucho menos conocer en qué cosas están nuestros hijos en internet”, agregó el funcionario.
La preocupación es mundial. Según la Guardia Civil de España, coincidiendo con la cuarentena total que decretó el gobierno de ese país, el tráfico de imágenes y vídeos pedófilos se había incrementado en más de un 500% en las redes sociales.
Según la BBC, la semana del 17 de marzo al 24 (después de que el gobierno español declarara el estado de alarma), se registraron unas 17.000 descargas de material con pornografía infantil. La semana siguiente, del 24 al 31 de marzo, las descargas subieron a más de 21.000, lo que quiere decir que aumentaron casi un 25%.
Se trata de datos aterradores que, aunque no tengamos certeza de su incidencia real en Costa Rica, es posible que se repliquen a una escala proporcional en el país. Todo, entre las cuatro paredes de nuestro hogar.
Así que tenga cuidado, recuerde que sus niños están en casa.
Un incremento de terror.
La siguiente transcripción es real y la publicó la BBC, en abril pasado.
“Hola. Ahora con esto de la cuarentena casi a nivel mundial, ¿ustedes piensan que habrá más niños en XXX?”, pregunta un internauta aludiendo a un sitio de pornográfico de descargas.
Según la BBC el foro que registra esta pregunta es uno de los muchos que se encuentran en la llamada internet profunda o Deep Web, que alberga contenido que no está indexado por los motores de búsqueda convencionales y que suele ser guarida virtual de miles de delincuentes.
Este comportamiento no es nada nuevo, pues los pedófilos siempre están buscando material sexual que complazca sus gustos sexuales. Sin embargo, el covid-19 no solo vino a cambiar el comportamiento social y económico del mundo, sino que también se convirtió en una oportunidad para que una manada de depravados sexuales hagan realidad sus fechorías.
Es que es sencillo: nunca hubo tantos niños conectados al mismo tiempo. Las clases en línea, que cursan los niños ticos y a otros cientos de miles en todo el mundo, son parte importante del problema.
“Uno de los temas más recurrentes, desde que empezó el confinamiento en España, es cómo los pedófilos pueden sacar beneficios de esta situación”, dijo a la BBC la inspectora Cecilia Carrión, integrante de la Unidad Central de Ciberdelincuencia (UCC) de la policía española.
LEA MÁS: FBI indaga caso de pederasta
Pero no solo eso. Según el medio británico, en esos sitios ocultos los pedófilos describen de manera explícita “cómo le gustaría pasar la cuarentena con un niño en casa, mientras que otros se preguntan si el confinamiento es una buena oportunidad para tener contenido nuevo en las plataformas de descargas”.
El problema se repite en toda Europa y, al parecer, no hay nada que pueda detener dicho comportamiento. La única salvación sería la prevención de los padres, nada más.
“Entre el 1.° de marzo y el 15 de abril de 2019, en Italia, se denunciaron 83 delitos por crímenes relacionados con la pornografía infantil en línea. En el mismo periodo de este año- que coincide con el de la cuarentena- las denuncias han sido 181, más del doble”, detalló la BBC.
“Además, en lo que va del 2020, la policía italiana ha incautado 108.123 GB de este tipo de contenido digital, que equivale a descargar en el celular 50 veces la serie completa de Netflix La casa de papel”, agregó el medio.
En ese sentido es claro que la difusión de pornografía infantil, sin exagerar, es otra dolorosa y preocupante pandemia.
La situación en Costa Rica
Carlos (nombre ficticio), un joven josefino tan solo 13 años, creía que había encontrado a un gran amigo.
En Facebook, un “amigo” llamado Enrique, se había ganado su confianza tras horas de conversaciones “sinceras”, chistes y una que otra infidencia.
“Enrique le dijo a Carlos que era de su mismo colegio y que tenía su misma edad. Le dijo todo eso porque sabía toda la vida de Carlos, pues el chico tenía pública toda su información en la red social”, narró Rodolfo Meneses, del PANI.
Al transcurrir los meses Enrique sacó su lado más oscuro. Comenzó a pedirle fotografías del pene de Carlos, el torso desnudo y otras partes del cuerpo.
Su comportamiento no era nada normal. Enrique no era Enrique, no era un adolescente y no quería ningún tipo de amistad con Carlos: simplemente era un experimentado pederasta.
Afortunadamente el padre de Carlos se percató de lo que estaba ocurriendo y denunció a tiempo un caso que pudo haber terminado muy mal: quizá con las fotografías de Carlos navegando en las computadoras de miles de pedófilos o siendo víctima de extorsión.
“Muchos adolescentes envían fotos y videos pensando en que solo van a estar en círculos de confianza y eso no es cierto. Terminan en los ordenadores de muchos pederastas o subidos al internet”, expresó Rodrigo Picado, de la sección especializada contra el cibercrimen del (OIJ).
La advertencia de Picado, expresada en una transmisión virtual de Instagram, no incluyó el llamado grooming o ciberacoso, en el que un pederasta ejerce acciones para entablar un vínculo sobre un menor de edad y posteriormente ejercer control emocional sobre él.
Por ejemplo, si Carlos hubiese enviado aunque solo fuera una imagen sexualmente comprometedora a su acosador, podría haberse metido en una espiral de extorsión. El pederasta, como sucede en muchos casos, le pudo haber dicho a Carlos que le enviara más material sexual, pues de lo contrario publicaría la foto que ya tenía en su poder.
Posteriormente esa imagen y todas las demás comenzarán a circular por el mundo sin control alguno, volviéndose casi imposible rastrearlas y desaparecerlas de la web.
En ese sentido muchos pensarán que el drama de Carlos solo pasa en las películas o que es una situación muy lejana a la suya, pero no es así. Algo similar podría estar sucediendo en su propio hogar.
“Con esto de la pandemia los padres han buscado formas de que sus chicos estén más ocupados, más entretenidos, y muchas veces no se tiene un control adecuado de las redes sociales. Ni siquiera saben cuales redes sociales tienen”, comentó Silvia Artavia, de la Dirección General de Migración y Extranjería, en Instagram.
“Hay niños, incluso, que tienen 5 años y ya tienen redes sociales, porque su padres mismos se las abrieron. Esto los expone. Luego viene esta moda adolescente de querer tener más seguidores para volverse youtubers famosos y entonces no le ponen ni filtros a lo que publican”, agregó Artavia.
Sin embargo Óscar Zamora, agente de la Sección Especializada en Violencia de Género, advirtió que aunque la mayoría de casos relacionados con abuso sexual de menores (por medios electrónicos) se origina en redes sociales, los videojuegos son otro importante problema en Costa Rica.
“Por medios de los juegos en línea tienen una comunicación directa con la víctima. Los abusadores se ponen un nombre o un seudónimo y así establecen una relación de confianza con el menor de edad”, explicó Zamora.
“Cuando ya existe confianza trasladan la comunicación a una plataforma de mensajería privada y es cuando se da el contacto a nivel sexual”, agregó el agente.
Desde el 2018, el OIJ había publicado que los casos relacionados con la pornografía infantil es uno de los delitos que más crecido en los últimos años, sobre todo por dispositivos conectados a Internet. En ese sentido, en el 2014 se investigaron 36 casos, mientras que en 2015 fueron 68. En adelante el promedio fue de más de 40 casos por año.
Ahora, por las circunstancias, es evidente que las cosas han recrudecido y los padres de familia son los primeros sorprendidos.
“En la mayoría de los casos son los padres que denuncian este tipo de casos. Cuando llegan están shock, para ellos es una sorpresa que sus hijos hayan sido víctimas de delitos de tipo sexual. Llegan con un tipo de afectación a denunciar”, finalizó Zamora.
En esta materia, el OIJ se enfrenta a diversas modalidades como la tenencia, producción, difusión, corrupción, seducción o encuentros con menores por medios electrónicos. En el primer semestre del 2020, en comparación con el 2019, la seducción de menores también tuvo un aumento, aunque en menor grado.
En el 2019 hubo 53 casos, en lo que va del 2020, fueron registrados 58.
Lo que queda oculto
Existe otro detalle que debería preocupar a los costarricenses. En épocas de pandemia, el PANI reporta que cientos de chicos estarían más desprotegidos en casa que lo que estarían cuando van a las escuelas, sobre todo en materia de violencia y abuso sexual contra menores.
En otras palabras, el confinamiento por la pandemia podría estar encubriendo casos de violencia en el hogar, pues estos casos eran usualmente detectados y denunciados por los funcionarios de los centros educativos.
LEA MÁS: Confinamiento ‘encubre’ golpes y abuso sexual contra estudiantes en sus hogares
“De igual manera podría estar sucediendo en el caso de la pornografía infantil o cualquier otra cosa relacionada. En este momento la verdad es que nosotros no registramos un crecimiento en lo casos, pero podría deberse a lo mismo que sucede con la violencia intrafamiliar. No se denuncia, no se habla, al menos no desde la casa”, dijo Rodolfo Meneses, del PANI.
Suena paradójico, pero tal parece que el tiempo en que lo niños deberían estar más acompañados por sus padres, los chicos estarían más solos que nunca. Eso es triste y los pederastas lo celebran.