Como si no fueran suficientes las historias retorcidas en torno a los abusos en la industria del cine y la televisión, Nickelodeon ha levantado la mano para manchar su nombre dentro del amplio y execrable catálogo que se ha despertado desde el 2016, cuando el movimiento #MeToo apareció para tratar de darle su merecido a quienes han sacado provecho de su poder.
La noticia brotó porque la exactriz Jennette McCurdy, quien fue estrella del querido show iCarly, publicó un libro titulado I’m Glad My Mom Died, el cual reavivó la hoguera mediática en contra de Nickelodeon.
Para poner en contexto: si bien Disney siempre ha sido la compañía estrella para el entretenimiento infantil y juvenil, fue a finales de los noventa que Nickelodeon dio un golpe sobre la mesa.
Con sitcoms pensadas para audiencia adolescente y desenfadadas animaciones como Invasor Zim, Bob Esponja, La vida moderna de Rocko y Ren y Stimpy, Nick fue la oferta fresca para quienes quisieran programas con más libertades de las que el imperio del ratón podía ofrecer.
Entre los altos mandos que impulsaron el potencial que Nickelodeon cultivó en esa época, es recurrente encontrar el nombre de Dan Schneider como uno de los principales responsables de que la cadena se echara a la bolsa a los niños y pubertos millenials.
Con el paso de los años, son incontables los rumores e insinuaciones de que Schneider, a sus casi 40 años, tuvo conductas inapropiadas con actrices adolescentes, siendo el libro de McCurdy el nuevo dardo en ese sentido.
La publicación ha reflotado las acusaciones en contra de Schneider quien hoy, a sus 56 años, sigue ileso judicialmente y sueña con regresar a la acción.
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Por supuesto, todas las acusaciones se dieron casi dos décadas después de que supuestamente ocurrieron.
Tras la buena recibida que tuvo El Show de Amanda, un programa juvenil que desarrolló Schneider en 1999, tuvo un cheque en blanco para sus proyectos, los cuales, con el paso de los años, se convirtieron en programas de culto.
Entre los títulos que salieron de su panadería (literalmente, Dan firmaba sus producciones como Schneider’s Bakery) están iCarly, Zoey 101, Victorious, Sam and Cat, Drake y Josh, Game Shakers, All that, The Adventures of Kid Danger y, por supuesto, El Show de Amanda.
El resultado de aquel montón de proyectos exitosos hizo que Dan Schneider acumulara un patrimonio neto de $40 millones durante el tiempo que produjo para Nickelodeon. Detrás de aquella aparente proeza, pareciera haber una oscura trama.
Lo que pasó con McCurdy
El nuevo puntillazo contra Schneider es a causa del libro I’m Glad My Mom Died, publicado el 9 de agosto y que ha explotado en redes porque describe, en primera persona, todos los abusos que sufrió Jennette McCurdy —quien interpretó a Sam en iCarly— y cómo aquella experiencia la hizo renunciar a la actuación.
La exactriz de 30 años, que ahora se dedica a producir podcast y música original, habla en el libro sobre los abusos perpetrados por alguien a quien se refiere como “el Creador” quien, a todas luces, es Schneider.
En el libro cuenta cómo “el Creador” la presionó para que bebiera mientras era menor de edad y la masajeó mientras estaba en el set. McCurdy también afirma que Nickelodeon le ofreció $300.000 para mantener todo en secreto.
“Mis hombros tienen muchos nudos, pero no quiero que sea el Creador quien los elimine. Quiero decir algo, decirle que se detenga, pero tengo mucho miedo de ofenderlo”, rememora en uno de los capítulos.
También detalla cómo su progenitora fue cómplice de estos abusos. De hecho, el título se podría traducir como “Estoy agradecida de que mi madre haya muerto” y en la tapa de la publicación, toda rosada, aparece McCurdy sonriendo y sosteniendo lo que parece el recipiente con las cenizas de su mamá.
En la publicación cuenta cómo su madre quería que todo esto quedara en silencio.
“Te están ofreciendo $300.000”, le dijo uno de los trabajadores de Dan Schneider a McCurdy, según se lee en el libro. “Piénsalo como un regalo de agradecimiento”.
Ante la negativa de la actriz, los agentes insistieron con el dinero “regalado”, pero esto solo la hizo enojar, a lo que respondió: “No, no es. Esto no es dinero gratis. Esto me parece dinero para callar”, expresó.
“¿Qué diablos? ¿Nickelodeon me está ofreciendo $300.000 en efectivo para que no hable públicamente sobre mi experiencia en el programa? ¿Mi experiencia personal del abuso del Creador? Esta es una red con programas hechos para niños”, escribe McCurdy. “¿No deberían tener algún tipo de brújula moral? ¿No deberían al menos tratar de reportar algún tipo de estándar ético?”.
Ella continúa diciendo: “Me recuesto contra la cabecera de mi cama y cruzo las piernas frente a mí. Extiendo los brazos detrás de la cabeza y los apoyo allí en un gesto de orgullo. ¿Quién más tendría la fuerza moral? Acabo de rechazar $300.000″, escribe.
De hecho, en octubre del 2021, el portal estadounidense The Things retomó el caso de Schneider, a raíz del reboot de iCarly. Allí la redactora Lane Vásquez, con base en información de algunas fuentes anónimas, explayaba sus teorías con respecto a la protección que pudo haber tenido el productor.
“La explicación más simple de por qué Dan supuestamente se salió con la suya con lo que los críticos llaman “comportamiento depredador” es que Nickelodeon lo respaldó, según algunas fuentes. Señalan que todos sus programas fueron muy exitosos comercialmente”, escribió.
“Otros señalaron que cosas como dinero y poder ayudaron a proteger a Schneider. También estaba el hecho de que ninguno de sus programas realmente duraba mucho tiempo, por lo que cada vez que uno tenía sus índices de audiencia bajos, Dan pasaba a otro”, agrega en su texto.
En su libro, McCurdy da a entender que Dan se obsesionaba por temporadas con las actrices, todas menores de edad. Tenía épocas en que decía que una en particular era su favorita para, según él, ponerlas en competencia para obtener más beneficios, como más minutos en pantalla e, incluso, otorgarle series en solitario, como aparentemente ocurrió con McCurdy.
“El Creador está haciendo lo que escuché que hace con muchas actrices, con cada nueva estrella de un programa que está haciendo: te toma bajo su protección”, escribió en el libro. “Eres su favorita... Por un tiempo”.
“Me gusta ser su favorita por ahora. Siento que estoy haciendo algo bien”, cuenta, dando a entender que esa predilección por ella hizo que Schneider propiciara el show Sam and Cat, que juntó a su personaje de iCarly con el de Ariana Grande en Victorious. Se cree que ese programa se produjo por la obsesión que tuvo el productor con ambas actrices.
Historia de vida
Schneider nació y creció en Memphis, Tennessee, en 1966. Se sabe que, cuando cumplió la mayoría de edad, fue aceptado en la prestigiosa Universidad de Harvard, pero después de un semestre la dejó tirada y regresó a su pueblo a trabajar como técnico de computadoras.
Poco tiempo después, se trasladó a Los Ángeles para conquistar su sueño de ser actor en el lugar ideal. Como siempre fue un tipo astuto, logró hacerse un campo.
En la década de 1980, Schneider coprotagonizó varias películas, incluyendo Making the Grade, Better Off Dead, The Big Picture y Hot Resort.
Para 1986, conseguiría su primer gran rol: encarnó a Dennis Blunden en la serie de televisión Head of the Class, que estuvo al aire por cinco temporadas. Ahí entró en el mapa de los estudios y, después de otro par de producciones (entre las que destacó en el filme Tonya y Nancy), entró al radar de Nickelodeon.
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Su primera incursión fue en la querida serie Kenan & Kel, donde apenas aparecía como coguionista de algunos episodios, en 1996. Schneider dejó buenas impresiones y su nombre empezó a sonar más en la cadena, al punto de darle confianza para sus propias ideas.
Fue hasta El Show de Amanda (1998-2002) donde alcanzó un éxito sustantivo siendo creador, productor y escritor. La serie contaba la historia de una chica que realizaba sketches cortos de humor en internet.
Allí, aparentemente, empezaron los abusos, pues se dice que Schneider se aprovechaba del poder que tenía como productor respaldado por Nickelodeon.
Entre los momentos incómodos que han salido a la luz, están unas fotos donde se ve a Schneider al fondo de una piscina mientras la protagonista, Amanda Bynes, siendo menor de edad, está allí mismo en bikini. En ese momento, Schneider tenía 38 años mientras que Amanda tenía 14.
llegaron a ser muy cercanos, se dice que Dan abuso de ella verbal y sexualmente pic.twitter.com/oibTwrUids
— samilu (@boutzyu) July 6, 2022
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Esta actriz, en el 2013, publicó en su cuenta de Twitter unos pantallazos de los mensajes en los que insinuaba que fue víctima de abuso sexual por parte del productor. En esa oportunidad, también contó que su padre la obligaba a trabajar allí.
En su momento, la denuncia consternó porque, naturalmente, se creía que en un programa infantil-juvenil todo eran risas, pero no.
Tal fue el caso que se llegó a especular que, además de los abusos, la joven actriz habría quedado embarazada de Schneider, quien además la habría obligado a abortar. Lo mismo supuestamente habría sucedido años antes con Jamie Lynn Spears (la hermana de Britney), quien quedó embarazada durante el rodaje de la serie. Por supuesto, esto nunca fue confirmado.
Caso sin igual
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Al lograr tanto éxito en rating y en venta de publicidad, Nickelodeon sentía que le debía mucho a Schneider por haber inflado sus bolsillos con dinero. En el 2014, finalmente, la empresa quiso realizarle un homenaje.
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Ver videos de aquel escenario, en el que Schneider es aplaudido por un puñado de adolescentes resulta retorcido. Fue en los Kids’ Choice Awards donde se le entregó una estatuilla por su legado, como si las acusaciones de Amanda no hubieran resonado en absoluto.
Cuatro años después, todo cambió. En el 2018, aquel tipo que había definido a Nickelodeon por casi dos décadas, salía por la puerta de atrás. La empresa lanzó un comunicado anunciando que se separaba de su exitoso productor y que Schneider había sido indemnizado con $7 millones que aún le debían en su contrato.
Las razones no estaban muy claras, pero con el ascenso del movimiento #MeToo (que despertó una ola de denuncias de abuso en la industria del cine) comenzaron los rumores.
Todo se confirmó cuando salió a la luz una investigación de ViacomCBS (que hoy es el conglomerado conocido como Paramount Global) en que se señalaba que Schneider gritaba y hacía rabietas contra su equipo, además de enviar correos electrónicos y mensajes de texto a las niñas actrices fuera del horario laboral.
También se reportaba que a algunas jóvenes actrices les había solicitado masajes en los hombros y en el cuello.
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Arthur Gradstein, un escritor y productor que trabajó con Schneider en cuatro programas diferentes, recordó el estrés que le generaba haberse convertido en socio del productor. A The New York Times le dijo que “Schneider podía ser generoso y era emocionante estar cerca de su talento y pasión por crear entretenimiento, pero también era irrazonablemente exigente, controlador, menospreciador y vengativo con un desprecio deliberado por los límites y por respetar su puesto como productor en el lugar de trabajo”.
Estas declaraciones las dio el escritor hace un año, cuando Nickelodeon lanzó el reboot de iCarly, posiblemente la más exitosa de las creaciones de Schneider.
Este reinicio de la serie, ocurrido casi una década después del fin de la emisión, se trabajó para Paramount+ y sin Schneider, reviviendo la discusión sobre los misterios y rumores en torno a su figura.
Tanto en ese texto de The New York Times como en cualquier mínima búsqueda en Google, es fácil encontrar que fuentes anónimas aseguraban que Dan Schneider tiene algún tipo de fetiche de pies y que, desde su postura de productor, hizo que muchas niñas que participaron en la audición para sus papeles se quitaran los zapatos o incluso que Dan les diera masajes en los pies.
De hecho, en YouTube, cientos de videos incluyen escenas de sus programas donde las actrices tuvieran sus pies en primer plano, especialmente en iCarly.
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No vayamos muy lejos: quienes éramos fiebres del canal, recordamos con facilidad cómo, a finales de los 2000, Nick cambió su logo por una planta del pie. Por supuesto, se rumora que quien estuvo detrás de ese cambio fue Schneider.
Un dato adicional: Ariana Grande trata de evitar cualquier conversación al respecto sobre aquellos tiempos. Aunque se le ha preguntado en entrevistas al respecto, la famosa cantante siempre le huye a la conversación, pero muchos rumoran que es por amenazas. Es una teoría fácil de pensar, más cuando hay clips en la web donde pareciera que Ariana fue sexualizada en la serie, como en un episodio en que hace gestos referentes a felaciones.
Regresando a iCarly, en una entrevista de The New York Times, publicada el 3 de agosto, la protagonista Miranda Cosgrove aseguró que no sabía que tales situaciones sucedían. “Cuando eres pequeña no tienes tanta visión de lo que pasa a tu alrededor”, dijo.
La postura de Cosgrove, y del resto del reparto de iCarly, es aún más incómoda puesto que, el año anterior, para el reboot de la serie, estuvo todo el elenco original de la serie, exceptuando, por supuesto, a McCurdy.
“No puedes imaginar que las personas a tu alrededor estén teniendo luchas mucho más difíciles. No esperas cosas así de la persona en la habitación que hace reír a todos”, expresó.
¿Qué pasó con Schneider?
El productor fue despedido en el 2018 tras el auge del movimiento #MeToo, en el que se expusieron diversas agresiones que sufrieron actrices de la industria estadounidense.
En una entrevista con The New York Times de mediados del año pasado, Schneider aseguró querer volver a la escena como productor.
En la conversación negó que se fuera en malos términos con Nickelodeon y que, más bien, él se fue de la empresa por un desgaste físico pues debía producir más de 50 episodios por año.
“Tomé un descanso para ocuparme de muchas cosas que había dejado en el camino durante décadas. Haga lo que haga a continuación, quiero que supere lo que he hecho en el pasado”, dijo en la entrevista.
En esa misma publicación, fuentes anónimas cuentan que temen reportar sus abusos para no tener represalias, pero que era evidente que tenía conductas incómodas y extrañas con actrices jóvenes. Nuevamente, se habló sobre supuestos mensajes de texto enviados fuera de horario laboral.
Además, los testimonios hablaron sobre un suceso particular en la serie Victorious. La protagonista tenía en el casillero de su colegio fotos de hombres jóvenes, entre ellos un primer plano de un joven Dan Schneider.
En su defensa, el productor dijo en dicha entrevista que la decoración del casillero probablemente fue agregada por alguien del departamento de arte y que nunca fue su objetivo ser reconocido. Además, con respecto a las acusaciones de Amanda, dijo que “nunca interactué con las actrices de ninguna manera, enviando mensajes de texto o de otras formas”.
Schneider afirmó que estaba muy al tanto de las publicaciones en su contra, las cuales describió como “ridículas”. “Los niños encuentran los pies tontos y divertidos, y no hubo ningún esfuerzo por sexualizar a las estrellas”, expresó.
En sus palabras: “la comedia que hacíamos era totalmente inocente”.
Schneider no ha sido el único en Nickelodeon con rabo que le majen. Numerosas personas que han trabajado con él han sido condenadas por cargos de abuso sexual de niños.
El actor Brian Peck, que trabajó en los programas de Nickelodeon All That y The Amanda Show, cumplió 16 meses de prisión después de admitir dos cargos de abuso sexual contra un niño actor de Nickelodeon.
El exasistente de producción, Jason Michael Handy, fue condenado por cargos relacionados con pedofilia y actos lascivos con niños en un caso que fue expuesto por Los Angeles Times.
El productor musical de Nickelodeon, Michael Corcoran, fue acusado por pedofilia por su relación con la actriz de Victorious Elizabeth Gillies, quien tenía 16 años cuando trabajaron juntos en el programa.
A pesar de las acusaciones, Schneider se mantiene ileso judicialmente. Con sus planes de volver a la arena de la producción, ¿habrá quién le abra sus puertas?