Entre bellas jirafas, sol guanacasteco y calor puro, David Patey parece más hallado que nunca.
El expresidente del Club Sport Herediano sonríe y habla “pachuco”. Nadie diría, a juzgar por su rostro radiente y buen humor, que es el mismo que hace tres años derramaba lágrimas en una sonada conferencia de prensa, en la que se defendía por presuntos delitos de narcotráfico y legitimación de capitales.
Ambas causas fueron desestimadas en el 2019 y, desde entonces, Patey vive una vida más relajada en Liberia, Guanacaste, donde se dedica por completo a su familia y a la dirección de Ponderosa Aventure Park, una de sus más queridas empresas.
Allí Patey ha tomado un tremendo respiro. Una bocanada de aire que, junto a sus hijas Lydia y Sofía, lo ha llevado a un viaje inesperado por el planeta de las redes sociales.
En Facebook Patey, con su infaltable ‘abrazo de gol’ como sello indeleble, ha utilizado su carisma para convertirse en un ‘influencer de familia’, con más 150.000 seguidores.
Son sus Facebook Live los que lo han llevado a la fama cibernética, mientras que Lydia y Sofía son sus secuaces en esta inesperada tarea. Ambas chicas, por sí mismas, tienen su legión de fans y aportan a las trasmisiones de su padre un calor de hogar poco común.
Al menos así lo certifican centenares de comentarios, que los Patey reciben cada vez que se les ocurre transmitir en vivo.
“Qué linda y hermosa familia. Tan humildes y corrongos”, dice una seguidora de Patey en la web, respaldada por decenas de “me encanta” y sus respectivos corazones.
Pero ¿qué motivó a David Patey a convertirse en influencer? ¿Quiénes son sus hijas y cómo es tras bambalinas su dinámica familiar?
En una entrevista poco común, por medio de Zoom, Patey, Lydia y Sofía abrieron sus corazones para contar lo que hay detrás de tan peculiar forma de comunicarse con los ticos. En la conversación hablaron de su historia de vida, de Ponderosa Aventure Park, de sus valores, de cómo los percibe la gente y hasta de su religión mormona.
He aquí a los Patey, los que salen en ‘Face’.
El casete para atrás
A David Patey todo el mundo lo conoce como el ‘gringo’ que comandó al Herediano. Y de hecho lo es, es ‘gringo’, pero lo que pocos saben es que Patey nació en Israel y sus padres, Kenneth y Sharon, no eran estadounidenses, sino canadienses.
Además Patey, de religión mormona, es el noveno de 11 hijos.
“Mis papás nacieron en Alberta y luego se mudaron a Utah. Como mi papá era mormón, el quería estudiar la Biblia de una forma más práctica y física, para entender mejor la geografía y estos asuntos. Tres años estudió en Jerusalén, allí nací yo y luego volvimos a Utah”, recordó.
Pasó el tiempo. David Patey creció, hizo su respectiva misión como mormón y a los 22 años se casó con Lori, su esposa. En Estados Unidos la pareja manejaba una empresa de distribución de cercas de plástico y también un emprendimiento de recolección de basura, que vendieron poco después de arribar a suelo tico.
A Costa Rica, cuenta Patey, llegaron el 4 de setiembre del 2003 por recomendación de unos amigos mormones, que formaban parte de un programa misional y vivían desde los años 80 en el país. En ese entonces su esposa Lori había terminado una carrera relacionada con la enseñanza del español, pero quería tener contacto con el idioma en la práctica, lo que terminó detonando su migración a tierras centroamericanas.
“Yo no entendía ni papa de español. Ahí mi esposa me mandaba al supermercado con una lista, cuyas palabras no sabía el significado, y le iba preguntando a la gente donde estaba esto y aquello y ahí me la fui jugando, hasta que aprendí”, comentó Patey entre risas.
“Luego apuntaba palabras en una libreta y le preguntaba a la gente: -¿esto es pachuco? ¿esto es vulgar?- y la gente me respondía buenooooooo, depende del contexto, entonces no era claro. Pero bueno, por eso mi español es más tico que el de mi esposa, porque lo aprendí en la calle. Por eso yo juego mucho con el pachuco, al punto que la gente dice que hablo más pachuco que ellos”, añadió.
Sin embargo, poco a poco, Patey aprendió el idioma y se fue afianzando como inversionista y empresario en Costa Rica. Contrario a lo que muchos creen no le gustaba para nada el fútbol, ergo, jamás imaginó que terminaría dirigiendo un equipo de Primera División.
“El fútbol me daba asco total, yo iba a partidos y no entendía nada. Así era, es la verdad”, confesó.
Dice Patey que la oportunidad de administrar a Herediano llegó un poco después de adquirir Ponderosa Adventure Park, antes conocida como África Mía y que perteneció al empresario nacional Mario Sotela.
“En esa transacción de África Mía fue que entró el fútbol. No fue al revés. Vea lo que son las cosas que yo le dije a la gente de Heredia: -yo puedo ser el presidente del club siempre y cuando yo no pierda mi intimidad-. Vea lo que era mi ignorancia, no tenía idea de lo que me estaba metiendo”, recordó.
“Se firmó el acuerdo y como dos horas después, a las 10 de la mañana, estaba saliendo en la tele: -’un grupo norteamericano firmó con el Herediano y el salvador del club es David Patey-’. Ahí yo entendí la magnitud de lo que iba a pasar. En la tarde, mientras estaba con mi esposa, le dije que ese iba a ser el último día en que íbamos a caminar por Multiplaza sin que alguien nos reconociera. Y así tal cual fue, 18 años después”, agregó.
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El resto de la historia es más que conocida. El Club Sport Herediano, luego de estar sumido en una crisis económica, comenzó a vivir una bonanza, la cual hoy se mantiene.
Patey, por su parte, se hizo una figura conocidísima en el ambiente futbolístico. El ‘gringo’ al que le daba asco el fútbol, ahora celebra a lo grande los goles del Herediano, se deleitaba con los aficionados en la gradería y acuñó una frase que maneja hasta ahora: “abrazo de gol”, en claro alusión a cercanía y cariño desbordado hacia personas que no necesariamente conoce.
“Eso es, como cuando uno celebra un gol en el estadio, que se abraza con todos, sin conocer. Es que a mi no me educaron bien en eso, de que no le debo a hablar a este y al otro, yo le hablo a todos. Siempre he sido extrovertido, desde pequeño”, explicó.
Fue tan popular y queridocomo dirigente que hasta aficionados manudos y saprisistas le guardan cierto cariño. “Es el único herediano que me cae bien”, se dejaron decir muchos fanáticos en aquellas épocas.
Sin embargo la algarabía se apagó en el 2018, con los cuestionamientos legales ya conocidos, que derivaron con su renuncia como presidente del Herediano. Desde entonces no volvimos a saber mucho de Patey y su vida, hasta que las redes sociales y un renovado entusiasmo lo revivieron de forma virtual.
Despertar cibernético
En el 2020, dedicado por completo a la administración de Ponderosa Adventure Park, David Patey rechazó por completo los señalamientos del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae), por presuntas violaciones a numeral 116 del Reglamento a la Ley de Conservación de la Vida Silvestre (N° 7317) .
Específicamente, el Minae cuestionó que a las jirafas se les diera zanahorias como parte de su dieta y que los turistas se tomaran selfis con los animales, de origen africano.
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El reglamento también prohíbe a su parque y similares la reproducción de especímenes de fauna silvestre, a santuarios, a zoológicos autorizados, con o sin fines comerciales, e incluso a centros de rescate animal.
“Todo eso es una estupidez”, dijo Patey con vehemencia.
Por eso Patey, un día de tantos, tomó el celular y comenzó a subir fotos y videos con la jirafas. Allí comenzó todo, defendiéndose de lo que al día de hoy considera una tremenda injusticia.
“Desde que renuncié a ser presidente del Herediano había estado muy callado en redes. Yo en ese entonces tenía 84.000 seguidores en Facebook y puchica, cada día veía como esa cifra iba bajando y bajando”, recordó.
“Entonces un día tomé el celular para hablar de ese tema de que había que castrarlas y enjaularlas y toda la vaina que surgió el año pasado. Entonces comencé a subir fotos para que el pueblo de Costa Rica supiera de la estupidez que era ese tema y la gente nos apoyó”, agregó Patey.
Fue entonces cuando los seguidores de Patey comenzaron a tener un crecimiento exponencial. Sin embargo, el despegue definitivo lo iba a tener un publicación de Patey, en el que queriendo ser solidario con un motociclista en desgracia cometió un gazapo del idioma.
En esa publicación, en lugar de escribir “moto”, escribió “mota”, y se armó “el vacilón”, como el mismo lo llama.
“Era un muchacho que perdió su moto en Parrita. Era como una inundación y el agua le llevó la moto y casi también se va él. Yo quise ayudar a ese muchacho y entonces puse en Facebook: -Si alguien sabe quien sabe quién es este señor estoy dispuesto de reponerle la ‘mota’...”, dijo Patey.
De inmediato comenzaron a llover miles de reacciones. La primera decía: “Y la moto también, pero sino quiere la ‘mota’ que me la regalen a mi”.
“Yo no entendí qué era la vara. Porque yo sabía que era el término ‘mecha’, pero ‘mota’ no lo había escuchado. Ya luego me explicaron. Pude haberlo corregido pero lo dejé así, para ver que decía la gente”, agregó.
Al día de hoy esa publicación tiene más de 130.000 reacciones y más de 4.000 comentarios. Dice Patey que con el tema de las jirafas pasó de 84.000 seguidores a 92.000 y con el de la ‘mota’ a 105.000.
Pero faltaba un ingrediente más: el de su familia.
De una forma espontánea, sus hijas Lydia y Sofía se sumaron a las transmisiones en vivo de su padre y los números de alcance comenzaron a mejorar.
Un día, por ejemplo, a Patey se le ocurrió hacer un Facebook Live comiendo donas con Sofía, quien tiene 14 años. Fue una acción muy cotidiana, pero que tuvo resultados sorprendentes.
La transmisión con su hija tuvo más de 12.000 reacciones y casi 2.000 comentarios.
Desde ese momento, casi todos los días, Patey y sus retoños son protagonistas de sus aventuras en casa, en Ponderosa Adventure Park y donde quiera que vayan.
“La gente nos ha respondido, sobre todo porque nada de lo que hacemos es planificado. Si no subo un video un día la gente me dice: -¿y el en vivo de hoy?”, comentó el empresario.
Sofi y Lydia
A juzgar por las fotos y los comentarios en Facebook, David Patey tiene en su equipo web a dos aliadas de lujo: son sus hijas Sofía y Lydia, quienes no han dudado en sumarse a sus “vaciladas” en la red social.
Patey y su esposa Lori tienen 5 hijos. Isabel es la mayor, le sigue Lydia con 17 años y Sofía con 14. Terminan la lista los más chicos de la casa, Ryan y William.
De Isabel sabemos poco, pues en este momento se encuentra en Chile cumpliendo con una misión como miembro activo de la iglesia mormona.
A Ryan y a William los vemos muy eventualmente en los ‘en vivo’ que hace Patey, pero Sofía y Lydia le entran a todo. Eso sí, de las dos, Sofía es la más tímida, pero no por eso la que menos participa en las transmisiones de su padre.
De hecho, poco a poco, la adolescente va tomando confianza. En los últimos videos, incluso, se atreve a tomar el celular de su papá y es ella misma la que arranca las transmisiones. En sus intervenciones ha revelado que tuvo covid-19, ha mostrado sus dotes andando en patineta y cuando le place no tiene miedo de molestar a su padre por su peso o por la forma de hablar.
Sofía es tica de nacimiento y es muy llamativo escucharla pronunciar “diay” cada ocho palabras. Es una muletilla que la identifica, pero que curiosamente mezcla con su acento norteamericano.
Actualmente Sofía estudia la secundaria en la Academia Teocali, en Liberia, y como ella misma dice se encuentra “en búsqueda de su identidad”.
“Diay sí. Yo a cada rato agarro el celular y digo: -papiiii-. Y diay, a mi me cuesta más que a Lydia porque ella tiene muchísima más experiencia en la vida social. Quizá sea porque, diay, yo todavía estoy intentado buscar la persona que soy, buscando mis intereses y a quienes quiero sean mis amigos”, comentó Sofía.
“Pero diay, con los temas de los ‘en vivo’, usted nota que soy tímida. Pero diay, con la edad voy a mejorar, conforme mi vida social vaya mejorando. Al principio, de los nervios, hasta gallos me salían (en la voz)”, agregó la joven.
Ahora hablemos de Lydia, quien nació en Estados Unidos pero que desde los 4 meses llegó a Costa Rica. Entre David y Sofía, ella es la que mejor maneja el español y se identifica en las redes sociales como “gringa-tica”.
Dice Lydia que, desde niña, jugó futbol y se sentía muy especial cuando a su padre le pedían fotos en la calle y, de paso, a la gente se ocurría preguntar por la tierna chiquita que lo acompañaba. Reveló también que fue un poco “pancista”, pues apoyaba a Saprissa y a Herediano al mismo tiempo, hasta que el involucramiento de su padre con el club rojiamarillo terminó por inclinar la balanza.
Todo esto para concluir que, definitivamente, ella heredó el carisma de su padre y su facilidad de hacer amigos. Lydia, de hecho, ya tiene en Facebook su propio sitio de fans, con más de 18.000 seguidores y se está forjando su camino como influencer.
“Con al ayuda de mi papá, definitivamente, tuve un despegue en redes”, aceptó Lidya, quien además luce una melodiosa voz en algunas de sus publicaciones en Instagram.
“Una vez, incluso, hice una transmisión con mi papá que tuvo 750.000 vistas y ahí fue cuando decidí abrir una página de Facebook propia. En ella muchos me escriben para que muestre el departamento donde vivo, que me grabe lavándome el pelo o maquillándome. Es así”, agregó.
Actualmente Lydia vive en Estados Unidos. Luego de pasar su época colegial en Liberia, se mudó a su país natal para estudiar ortodoncia en la universidad.
Pero no solo eso: actualmente Lydia trabaja como camarera en un restaurante, para poder sufragarse sus gastos en el exterior. Labora cuatro días a la semana, unas 12 horas por jornada. Este detalle no es menor, pues revela mucho de lo que la familia Patey ha dejado ver en sus redes sociales.
“Una parte interesante de todo esto de las redes es lo que la gente piensa de nosotros. Desde que llegué a vivir a Guanacaste me preguntaban qué cuántos chefs tenía en la casa, que cuántas muchachas nos limpian y si tengo las uñas pintadas, qué quién me las pinta. La gente no sabe que nunca he ido a un salón a que me corten el pelo, siempre ha sido mi mamá, y uso joyería de mentira”, dijo Lydia.
“En Estados Unidos, todo lo que me he comprado, es por que lo gano en mi trabajo. Entonces es interesante, como la perspectiva familia rica (hace con sus dedos la señal de comillas) ha cambiado totalmente. No nos sale dinero por los oídos, en cambio somos una familia que sabe ahorrar plata y sabe muy bien cómo invertirla”, añadió.
Muchos de los ‘en vivo’ de la familia Patey van esa línea. De hecho, hace unas semanas, Patey mostró en Facebook como toda la familia colaboró para hacer, con sus propias manos, un pasadizo de snacks para entrar a Ponderosa Adventure Park.
“Es que así me enseñaron a mi, a trabajar”, interrumpe David Patey.
“Vea, nosotros vivimos en una casa grande que remodelamos y que compramos como en ganga. Tiene once inodoros y pregúntele usted a nuestras hijas si alguna vez han tenido una empleada para que les ayude. Los baños los asea cada una. Acá no hay empleada. Si alguna vez una de mis hijas se casa con un tico y quieren tener une empleada que la tengan, allá ellos si sus hijos luego no aprenden a trabajar ”, añadió.
Otro aspecto singular de la familia Patey es la práctica de la religión mormona. Tanto Sofía como Lydia no dudan en confesar que su fe las ha marcado grandemente y guía sus pasos.
“Ahora que estamos en Guanacaste hay pocos que están activos en la iglesia. Y diay, eso es difícil, pues hay gente que me dice y porqué no tienes novio, porque no te ligas a esa persona. Pues no, yo se que esas cosas me tocan cuando sea más grande. No ando tomando ni fumando, y a veces la gente no comprende. Yo respeto mis creencias”, comentó Sofía con seguridad.
“Yo tengo una anillo que dice: -Haz lo justo-. Eso me dice que tengo dos caminos y en las situaciones elijo qué hacer. Elijo para no salir mal, por decirlo así”, agregó.
Para Lydia, por su parte, donde más se refleja la religión con la que creció es su forma de ser.
“La gente me dice: -hay algo completamente diferente en ti, sos una persona humilde-. Yo sé que a las personas se respetan por igual y he crecido siempre con la idea de servir, eso me ha dejado la iglesia”, contó Lydia.
Tanto Sofía como Lydia no descartan irse de misión algún día, como suelen hacerlo los mormones. Sin embargo están conscientes de que sus planes pueden cambiar: antes de hacerlo, podrían encontrar un muchacho y casarse, quién sabe.
“Yo podría incluso estar casada a los 18. Es que por lo que he visto ya los mormones suelen casarse jovencitos”, concluye Lydia entre risas, mientras su padre la mira de reojo.
Con toda sinceridad
Ante la pregunta de porqué David Patey decidió convertirse en un influencer, exponer a su familia y mostrar su diario vivir en redes, el estadounidense da una respuesta sincera.
“Lo hago mucho para hacer publicidad a Ponderosa. Eso es, sobre todo, me sirve para eso. El empuje ha sido el parque”, responde sin titubear.
Sin embargo, con el pasar del tiempo, Patey dice haber encontrado otras motivaciones.
“Un día una señora me escribe y me dice: -David, vengo luchando con el tema del suicidio, pienso en quitarme la vida. Pero sus ‘en vivo’ me dan aire y me hacen olvidar mis problemas por algún tiempo-”, aseguró Patey.
“Y muchos otros han escrito en ese tono. Uno tras otro. Es lindísimo, nos escriben como si fuéramos unos amigos que tuvieran 20 años de no ver. Lo disfrutamos mucho. En resumen comenzamos las transmisiones por una cosa y terminaron siendo otra”, finalizó.
Para Lydia, en resumen, ahora sus transmisiones “son de la gente y para la gente” y no hay intención de detenerse.
Los Patey del ‘Face’ están para rato.