“Hacia Belén va una burra rin rin yo me remendaba, yo me remendé. Yo me hice un remiendo, yo me lo quité”. Es casi imposible leer esta letra sin llevar el ritmo de la tonada y casi inherente a la temporada navideña andar en la cabeza uno que otro villancico.
¿Se ha descubierto cantando Campana sobre campana o Los peces en el río en algún momento del día? Pues no se extrañe, porque los villancicos están presentes en la historia de la humanidad desde hace muchos muchos años y aunque sus orígenes no tuvieron nada que ver con la Navidad, con el tiempo estas canciones se hicieron una marca de la época más feliz del año.
Está claro, Navidad no estaría completa sin los villancicos. Sin embargo, el concepto decembrino que tienen estas canciones no llegaría hasta muchos años después de su concepción, en el siglo XIII, según lo asegura National Geographic en un reportaje sobre el tema.
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Los villancicos fueron difundidos en España en los Siglos XV y XVI, informa el sitio especializado. La palabra villancico proviene de “villa” y a la vez del latín “villanus”, el nombre hace referencia a que eran los villanos (pobladores de las villas medievales) quienes los interpretaban. En primera instancia estos cánticos hacían referencia a las situaciones que vivían en dichos poblados y, por lo general, los temas eran de amor y de su realidad social. Además, no siempre iban acompañadas de instrumentos musicales, ya que eran en su mayoría composiciones vocales.
“En sus inicios fue una forma poética española, que era usada como registro de los principales hechos de una comarca”, explica NatGeo.
El artista costarricense Jacques Sagot, en un artículo publicado en La Nación, refirió que el género comenzó a escribirse de manera anónima. Además, narra que la connotación negativa de la palabra villano es producto de “una aberrante implosión de valores”.
“Lo perverso procedía de las villas, mientras que en el palacio todo sería benevolencia y magnanimidad”, explicó el especialista en el texto mencionado.
Pero, ¿cuándo comenzaron a ser utilizados para celebrar la Navidad? La filóloga y escritora española Silvia Iriso, en El libro de los villancicos, afirma que la variedad y asimilación temática favoreció la popularidad de estas canciones, ya que prácticamente cualquier tema podía ocupar un estribillo, desde las noticias diarias de la comarca hasta los tópicos amorosos, que fueron según la autora los más prolíficos durante el siglo XVI.
Precisamente esta popularidad llegó a la Iglesia, que aprovechó la fama de los villancicos para difundir y propagar su mensaje. “Además de componer algunos villancicos inspirados en la figura de Jesucristo o la Virgen, se extendió también el recurso de sustituir la letra profana por una sagrada”, dice Iriso.
Curiosamente, cuenta la escritora, que en los papeles que se distribuían entre los fieles con la letra de las canciones, se destacaba esta aclaración: cántese al son de o al tono de..., seguido del título de algún villancico de la época, para no perder el ritmo de la canción.
“El éxito de esta nueva modalidad llevó a la jerarquía eclesiástica a oficializarla y a permitir que los villancicos de temática religiosa se fueran interpretando poco a poco en las iglesias como parte de la liturgia”, agrega NatGeo.
Evolución
A lo largo de la historia los villancicos se han expandido al resto del mundo como uno de los temas infaltables en Navidad. Las composiciones tienen nombres muy variados como Koliadki, en Ucrania y Rusia, Koleda, en Bulgaria y Polonia, Pastorali en Italia y Weihnachtslieder, en Alemania. También reciben nombres como Christmas Carols, en los países de habla inglesa y Noël en francés, por ejemplo.
Cuando el villancico religioso se popularizó, se compusieron múltiples canciones para festejar y conmemorar celebraciones del calendario litúrgico, tales como la Asunción de María, la Inmaculada Concepción, el Corpus Christi o la Navidad.
Las obras más antiguas de los cánticos se han recopilado en diferentes publicaciones, pero es El cancionero de Upsala -también conocido como El cancionero del duque de Calabria o Cancionero de Venecia-, el libro que es reconocido como el más antiguo en recopilar villancicos españoles de la época renacentista. Se le menciona principalmente como El cancionero de Upsala, porque en 1917 se encontró el único ejemplar que se conoce en la biblioteca de la Universidad de Upsala (Suecia).
El título original con el que fue impreso es: Villancicos de diversos autores, a dos, y a tres, y a quatro, y a cinco bozes, agora nuevamente corregidos. Ay mas ocho tonos de Canto llano, y ocho tonos de Canto de Organo para que puedam aprovechar los que a cantar començaren y contempla un total de 54 villancicos con temas amorosos, navideños, populares y pastoriles (los que cantaban los pastores).
Entre las obras navideñas que tiene el libro destacan No la devemos dormir (La noche Santa), Rey a quien reyes adoran, Alta Reyna soberana, Un niño nos es nasçido, Yo me soy la morenica, Señores el qu’es nasçido (todos de autores anónimos) y Verbum caro factum est.
La letra de Verbum caro factum est, que se traduce como El verbo se hizo carne, es: “Verbum caro factum est, porque todos os salvéis. Y la Virgen le decia: ¡Vida de la vida mía! Hijo mio, ¿qué os haría que no tengo en que os echéis? Verbum caro factum est, porque todos os salvéis. ¡Oh riquezas temporales!, ¿No tenéis nada que darle a Jesús que entre animales es nacido según véis? Verbum caro factum est, porque todos os salvéis” (sic).
Cuando el villancico religioso se popularizó se compusieron múltiples canciones para festejar y conmemorar celebraciones del calendario litúrgico, tales como la Asunción de María, la Inmaculada Concepción, el Corpus Christi o la Navidad. Con el paso del tiempo la composición evolucionó a formas más complejas y a utilizarse como acompañamiento con instrumentos musicales como el violín, el arpa, el órgano y la vihuela, que a partir del Siglo XVII sería cambiada por la guitarra.También se le añadieron más voces para interpretarlo de manera polifónica, además de que se agregaron elementos dramáticos.
Los villancicos tienen diferentes nombres en el mundo: Koliadki en Ucrania y Rusia, Koleda en Bulgaria y Polonia, Pastorali en Italia, Weihnachtslieder en Alemania, Christmas Carols en los países de habla inglesa y Noël en francés.
Censurados
Si hacemos un repaso por los villancicos más conocidos e interpretados en el mundo, Noche de paz es tal vez el más famoso de todos. La canción que ha sido traducida a más de 300 idiomas nació en Austria, en 1816.
La lírica de Stille nacht, heilige nacht (su título original) fue obra del sacerdote austriaco Joseph Mohr, quien también era un artista reconocido en la época. Mohr era el pastor de la iglesia San Nicolás (Nikolauskirche), de la localidad de Oberndorf, Austria.
Una de las leyendas asegura que la creación fue algo accidental. Se dice que el órgano de la pequeña parroquia estaba dañado y no se podía usar para las misas navideñas. Mohr, al ver que sus feligreses no tendrían nada para acompañar sus cánticos, ideó una nueva canción para las alabanzas durante la misa de gallo.
Para la composición de la música, el sacerdote pidió la ayuda de Franz Gruber, un maestro de la escuela local. La petición del clérigo era que la melodía se ajustara para dos voces (tenor y bajo), acompañadas solamente por una guitarra.
Sin embargo –y sin registro del por qué– Noche de paz no se interpretó de manera oficial hasta la Navidad de 1818. La primera vez que se cantó el villancico fue el 24 de diciembre de ese año y, según el propio Gruber, la pieza fue recibida con la aprobación general de todos los que asistieron a la misa, que principalmente eran trabajadores del transporte marítimo, constructores de barcos y sus familias, según confirma la Sociedad Noche de Paz.
Que el padre Soler haya escrito la canción tradicional llegó en un buen momento de la historia, ya que antes de nacer Noche de paz los villancicos vivieron una época oscura en la que fueron prohibidos.
De acuerdo con la historia que reproduce NatGeo, los villancicos alcanzaron gran sofisticación musical en los Siglos XVII y XVIII, tanto que se incluyeron coros, solistas y representaciones escénicas que llevaron a las canciones a convertirse en pequeñas piezas teatrales, algo que no le gustó a los altos miembros de la iglesia.
“Con el tiempo los religiosos más puristas comenzaron a repudiar la teatralidad y el carácter de los villancicos, porque como decía el sacerdote y teórico Pietro Cerone, ‘distraían a los oyentes de la devoción’. Por lo tanto, hubo una especie de censura hacia estas obras.
En un reportaje especial de El Clarín, se narra que el rey Felipe II de España, en 1596, prohibió que sonaran villancicos en la Capilla Real y por todo Madrid. “Consideraba que la composición de estas estrofas interferían con la composición de música litúrgica en latín”, explica el medio.
Además, el político y militar inglés Olivier Cromwell, hizo erradicarlos de la corte de Inglaterra. De acuerdo con El Clarín Cromwell promovió la ley en 1644, pero fue hasta 1647 que se aprobó. Dicha ley afirmaba que los villancicos eran una costumbre papista, en la que se gastaba mucho dinero y que era mejor dejar de practicarla.
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Expansión
Los especialistas en el tema, coinciden en que la tradición oral es la responsable principal de que la tradición de los villancicos haya salido de Europa y se haya mantenido viva a lo largo de los siglos.
El Clarín cuenta que por varios años se publicaron cancioneros de villancicos que fueron heredándose de generación en generación en las familias y que, los monjes franciscanos y las hermanas clarisas, eran los encargados de llevarlos a iglesias y conventos. Además, dado que la costumbre del portal fue instaurada por Francisco de Asís, cuando los monjes montaban los pesebres acostumbraban interpretar las canciones navideñas.
Con la llegado de los españoles a América, los villancicos se fueron difundiendo por América Latina. En un principio se cambiaban las letras profanas por temas religiosos y así, poco a poco, se fueron asimilando como canciones relacionadas a la religiosidad.
Una de las principales escritoras latinas de villancicos es la mexicana Sor Juana Inés de la Cruz, quien destacó porque sus letras, además de celebrar fechas importantes para la religión, también abarcaban temáticas relacionadas con la sociedad, como la liberación de la población negra.
En Costa Rica, de acuerdo con Jacques Sagot, el villancico español llegó en tiempos de Perafán de Rivera (gobernador español de Nueva Cartago y Costa Rica) entre 1565 y 1573.
En la cultura popular
Muy en favor del espíritu navideño, con el tiempo los villancicos retomaron su popularidad y encantaron a famosos músicos. En consecuencia, los artistas compusieron grandes obras para la época, entre ellos Félix Mendelssohn y Gustav Holst.
Con los años las canciones navideñas han mutado y ya los villancicos más clásicos se pueden escuchar en variedad de géneros. Hay villancicos al estilo ranchero, rock, pop, góspel, jazz y el folk.
Intérpretes de todas las generaciones le han cantado a la Navidad. Una de las canciones más famosas es White Christmas (Blanca Navidad), escrita por Irving Berlin en 1940, que fue popularizada por Bing Crosby un año después de su creación. White Christmas fue parte de la banda sonora del filme Holiday Inn (1942) y el tema ganó el premio Óscar a mejor canción original ese año.
En español recordamos versiones de villancicos muy famosas interpretadas por grandes voces, tales como Luis Miguel (Santa Claus llegó a la ciudad), La Oreja de Van Gogh (Noche de paz), Juanes (Mi burrito sabanero), Raphael (El tamborilero) o el éxito Ven a cantar, que interpretaron juntos varios artistas latinos como Mijares, Pandora, Daniela Romo, Yuri y Tatiana...
En inglés destacan Mariah Carey con All I Want for Christmas, Justin Bieber con Mistletoe, Michael Bublé con Jingle Bells, o Bing Crosby y David Bowie con The Little Drummer Boy. No se puede quedar por fuera una de las grandes voces de la historia, la de Elvis Presley, quien cantó muy a su estilo temas como Santa Claus is Back in Town, White Christmas y Blue Christmas.
En resumen, el villancico está más que arraigado a la tradición navideña y así parece que será por todos los tiempos. Es imposible concebir una diciembre sin al menos escuchar Campana sobre campana, Arre borriquito, Pastores venid, Mi burrito sabanero o la hermosísima Adeste Fideles. Ahora que ya entramos en la época más feliz del año, pues lo invitamos a que las disfrute al máximo. ¡Feliz Navidad!